8 de marzo de 2024, 4:00 AM
8 de marzo de 2024, 4:00 AM

Después de un mes vuelvo a escribir la columna y al revisar lo que en este lapso ha ocurrido percibo que nuevamente en el país el corto plazo no pasa de las 24 horas, el medio no alcanza las 48 horas y el largo ya es sobrepasado en una semana, en una sucesión de hechos que por su rápida irrupción nos tienen desorientados.

¿Podía imaginarse, a principios de año, que de un saque el ex presidente fugado denigre a su ex vicepresidente con la virulencia con la que lo hizo? O que el vicepresidente del Estado ¿se atreva a cruzar el camino al ministro de ¿Justicia? en el tema de la convocatoria a elecciones judiciales, poniendo en duda la defensa a rajatabla de los magistrados prorrogados? Y lo hizo luego de meses de distracción cínica, en los que el ministro y sus aupados han dado clases de cómo hacer de la indignidad y la mentira una virtud?

O ¿cómo, con todas sus limitaciones y la violencia desatada por grupos afines al oficialismo, los legisladores de la Asamblea, particularmente las mujeres, han defendido la institucionalidad democrática como lo han hecho los de las bancadas opositoras?

Con sus particularidades, pareciera que luego del largo dominio hegemónico del MAS, en el que la voz del amo y sus corifeos se imponía a todo debate, comienza a retornar la comprensión de que el arte de la política y la gobernanza se basa en la búsqueda de acuerdos. Se va percibiendo que se necesita hacer política y que hay gente dispuesta a meterse en el baile para disputar el poder presentando nuevos lideratos y propuestas para un proceso que se puede presumir contradictorio, enmarañado y en el que no habrá que asustarse de las sorpresas.

Hay que añadir que el mundo también está convulsionado y según muchos analistas las probabilidades de confrontaciones incluso nucleares han aumentado peligrosamente, sin que se perciba un liderazgo que pueda organizar un nuevo orden más justo y pacífico. En muchos países del mundo crecen las propuestas autoritarias y el impulso que éstas están recibiendo de la demencial campaña de Trump en EEUU atiza el temor.

En ese sentido, adhiero la idea de que la disyuntiva actual no es entre derecha e izquierda, como los populistas de ambos bandos quieren hacernos creer (que son, en definitiva, los dos lados de una misma moneda autoritaria, mesiánica y violenta); el desafío que tenemos es entre democracia y autoritarismo; entre defensores de un estado de convivencia pacífica o quienes postulan a caudillos arbitrarios libres de todo control. Y, obviamente, el país no está al margen de ese debate.

Pero, no solo de política vive el hombre y corresponde destacar la aparición del periódico Visión 360, con un equipo de periodistas experimentados, iniciativa que provoca expectativa y esperanza en que, pese a los avatares, hay gente decidida a concretar emprendimientos que aportan a la democracia y la pacífica convivencia. Más aún, después del cierre de Página Siete.

En fin, hay muchas novedades en este mes de ausencia que hacen que esta vez la aparición de algunas golondrinas podrían hacer veranos…

 


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