Después de casi un año luchando primero contra el coronavirus y luego contra sus secuelas, que afectaron su organismo, principalmente sus pulmones, Valcárcel falleció ayer, a las 11:00, en una clínica de Santa Cruz de la Sierra.

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26 de julio de 2021, 4:00 AM
26 de julio de 2021, 4:00 AM

“Cuando me muera quiero que en mi lápida diga aquí yace Roberto Valcárcel, fotógrafo”, dijo una vez el artista nacional, antes de que empiece la pandemia. Y es que ese era el oficio que más le gustaba, que lo identificaba. “Nada de ponerme pintor, arquitecto, docente o escritor”, reiteró.

Luego de casi un año luchando primero contra el coronavirus y luego contra sus secuelas, que afectaron su organismo, principalmente sus pulmones, Valcárcel falleció ayer, a las 11:00, en una clínica de Santa Cruz de la Sierra.

Su salud se deterioraba cada vez más. Después de haber sido dado de alta hace tres semanas y de haber regresado a su casa, se puso muy mal y tuvo que regresar a la clínica.

Los médicos querían intubarlo para que pueda respirar con más facilidad, lo que no se llegó a realizar. Cada día que pasaba estaba peor y las esperanzas de recuperación eran mínimas, contó Cecilia Bayá, la curadora de arte y amiga personal de Valcárcel, que estuvo a su lado desde que se enfermó.

Falleció y su cuerpo será cremado. Mañana, de 10:00 a 22:00, en la Casa de la Cultura Raúl Otero Reiche se levantará una capilla ardiente donde estarán sus cenizas, para que la gente pueda rendirle homenaje, según manifestó Sarita Mansilla, directora municipal de la Secretaría de Cultura y Turismo de Santa Cruz de la Sierra.

De La Paz a Santa Cruz

Roberto Valcárcel nació hace 69 años en la sede de Gobierno. Se graduó de arquitecto en Alemania y estudió arte en algunas ciudades europeas.

Hace poco más de 30 años regresó a Bolivia y se dedicó a tiempo completo a producir artes plásticas, a la docencia, a la crítica, a escribir y a la fotografía.

Llegó a Santa Cruz atraído por su clima, no solo por la calidez de sus ambientes, sino por la oportunidad que esta tierra le dio para crear y hacer público su pensamiento.

Se convirtió en el mayor referente del arte conceptual boliviano. Sus obras se vieron en las galerías de arte de casi todo el país. También expuso en Argentina, Brasil, Chile, España, Alemania, Italia, EEUU y siempre sus obras tenían una gran dosis de crítica.

Una vez comentó que “el arte contemporáneo no era entretenimiento. Muchas de estas obras no sirven para adornar la pared de una sala de la casa, porque son raras y extrañas. Muchas personas visitan exposiciones de arte contemporáneo con la misma levedad, superficialidad, indiferencia y distancia como con la que se ve una película de acción o un video musical”, dijo con la sinceridad que lo caracterizaba.Pesar entre los artistas

La primera en expresar su dolor por la partida de Valcárcel fue Cecilia Bayá, la amiga que estuvo a su lado durante todo su proceso de enfermedad. Dijo que se fue su hermano y su maestro. Contó que hasta el último momento tenía esperanzas de que se recupere, pero lamentablemente no fue así y el artista se fue de este mundo.

La pintora Roxana Hartmann manifestó que se trata de uno de los artistas plásticos más importantes que ha tenido Bolivia. Era provocador, intelectual y creador de una otredad que sirvió para abrir los ojos y poder caminar siguiendo otras reglas.

Por su parte el escritor Alfonso Cortez expresó que Valcárcel era un transgresor nato, un provocador que permanentemente rompía límites, normas y reglas para expresar su percepción del mundo.

JUAN BUSTILLOS DICE QUE VALCÁRCEL NO MORIRÁ NUNCA PORQUE SU LEGADO Y SUS OBRAS QUEDAN ENTRE NOSOTROS

El escultor nacional Juan Bustillos dijo que hombres de la talla de Roberto Valcárcel no mueren nunca, son trascendentes porque durante su vida crearon y dejan una herencia artística que los hace inmortales.

“Sus obras están ahí, se las puede palpar, son materiales, además de que su pensamiento se mantiene vivo y perdurará por siempre”, manifestó.

Contribuyó notablemente en la formación de nuevas generaciones. Enseñó, transmitió sus conocimiento e incentivó para que los nuevos artistas, y jóvenes en general, tengan un sentido crítico frente al arte y en general de la vida cotidiana.

Cuenta que era muy agradable conversar con él, sobre diversos temas, y casi siempre tenía una percepción diferente. Respetaba el criterio de los demás, pero aclaraba que pensaba de otra manera.

“Las tertulias con Roberto eran agradables y largas. Era respetuoso y tenía un sentido bien crítico del país”, comentó.

“Se fue un colega, un amigo, un maestro del arte. Sin embargo su pensamiento permanecerá porque él dejó un huella que muchos siguen”, manifestó Bustillos.

Recordó que a Valcárcel siempre le preocupó el rol de la juventud, no solo en el arte, sino en la vida cotidiana. “Él creía en el libre pensamiento, pero crítico, siempre respetando a los demás y a su forma de pensar”, contó Juan.