Una iniciativa del Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (CEPAD), en coordinación con otras instituciones, promueve taperas, artesanía, gastrononía, la economía, y el pasado en los municipios San Ignacio y Santa Ana

21 de julio de 2024, 4:00 AM
21 de julio de 2024, 4:00 AM


La industria sin chimenea tiene una nueva propuesta “vivencial” en la Chiquitania. Se trata de 14 ‘taperas’ con lo mejor de la gastronomía, artesanía y atractivos que tiene la zona este del departamento cruceño. A esta dinámica, que fusiona talentos y esfuerzos, es que el Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (Cepad), en coordinación con otras instituciones, ha catalogado como “Ruta Manos Chiquitanas”.

De las 14 taperas, se encuentran 11 en San Ignacio de Velasco y tres en Santa Ana de Velasco. Cada una expone un producto, espacio o servicio en específico que cuenta la historia familiar, cultural, y hasta tradicional de la provincia Velasco.

Las decenas de familias en San Ignacio y Santa Ana, que viven del arte que sale de sus manos en esta ruta, y cuyos conocimientos pasan de generación en generación, confirmaron que lo que se hereda no se hurta.

Entre las taperas en San Ignacio de Velasco están: Minga, con su producto estrella, "el auténtico café chiquitano”; los hermanos Guasase, con sus tallados en madera; la Fundación Fassiv, que presenta una variante particular del rosario católico, pero con simbología chiquitana y estilo barroco; las mujeres artesanas de Sutuniquiña, y su demostración del legado de alfarería, que trabajan con tanto detalle.

A estas propuestas se suman, entre otras, el Trapiche que trabaja con la caña de azúcar y sus derivados; el telar para el tipoy, de la mano de una experta en textiles; y el museo de papá, con su exposición de artículos y objetos que hacen parte de la cultura del Oriente boliviano.

El Tipoy

A pesar de su sencillez y modestia al hablar, Gloria García es toda una eminencia en telas de algodón. Su conocimiento no proviene de algún curso o especialidad en instancia educativa, en realidad, es legado de sus padres. Ella se ha encargado de transmitir los mismos conocimientos a sus hijos, sin distinción de género.

“Fue mi padre, que ya falleció, y mi madre, quien aún me apoya, los que me enseñaron este oficio desde muy pequeña”, comentó Gloria, mientras sus manos y pies trabajan en el telar de peine, que opera con la destreza digna de una gran maestra.

San Ignacio de Velasco
San Ignacio de Velasco

Gloria García es un referente en el dominio del telar| Fotografía: Miguel Surubí

La emoción con la que cuenta el proceso de cómo trabajar el algodón, formar los hilos, teñirlos, dominar el telar y terminar el proceso con un producto en específico, solo se compara con la dicha que siente al contar cómo sus hijos le ayudan y la apoyan.

“Mi hijo, el mayor, al principio no quería; pero luego se dio cuenta de que estamos solos y debemos seguir adelante haciendo lo que aprendimos en casa, que los nuestros nos enseñaron y que podemos salir adelante así”, afirmó la mujer.

A su alrededor están el telar, hilos, telas de varios colores, camisas, bolsos, manteles, hamacas, toda una cadena de producción en menos de 300 metros cuadrados, superficie en la que habita. Ella vive en el municipio de San Ignacio de Velasco, a escasas cuadras de la plaza principal, y con orgullo se asume como pieza importante de la Ruta Manos Chiquitanas.

El Trapiche

La molienda El Trapiche, de la familia Masay, es una joya histórica y gastronómica en San Ignacio de Velasco. El olor delata fácilmente la ubicación exacta de este lugar, que desde la madrugada opera gracias al esfuerzo de Basilisa Égüez y su esposo, Jorge Masay.

Esta pareja de la tercera edad tiene a su cargo no solo un negocio, sino una tradición completa de ambas familias. “Él (Jorge), viene de padres molienderos, y yo (Basilisa) también. Nos encontramos y formamos nuestra familia”, relató con algo de sarcasmo la esposa.

Sin lugar a dudas, esta molienda de caña de azúcar es un destino imperdible para los amantes de la cultura y la tradición.

San Ignacio de Velasco
San Ignacio de Velasco

El trapiche ha sido el sustento, por muchos años, de la familia Masay | Fotografía: Miguel Surubí

En ese punto, el visitante tiene la oportunidad de ingresar al fascinante proceso de extracción del jugo de la caña, y de la elaboración de deliciosos productos a base de azúcar de caña, como la famosa miel de caña.

Su rudimentaria máquina funciona con un par de caballos, a los que cuidan como un par de hijos más. “Mis hijos ya se fueron a estudiar a la universidad, otros ya formaron sus propias familias. Solo quedamos nosotros, los viejitos, por eso seguimos trabajando con el trapiche, para solventar nuestros gastos y gustos”, confesó la mujer, entre risas.

Tablilla de maní, también con leche, y la tradicional, o pura, son varios de los sabores que la pareja tiene a la venta, se trata de productos frescos y hechos de manera artesanal. “A la antigua, como dirían algunos”, remarcó y brotó pecho Basilisa.

Museo Casa de papá

El anfitrión de este lugar se llama Óscar Landívar. Se trata de un profesor jubilado, que cuando aún ejercía su profesión de manera activa, se encargó de recolectar cuanto objeto con valor cultural encontraba a su paso.

Al inicio solo tenía una habitación llena de ‘cachivaches’, pero luego la colección se convirtió en un museo con artículos invaluables de la historia de San Ignacio de Velasco, pero también de sus alrededores.

Tacú, panacú, batán, sombrero, monedas de colección, billetes, máquinas de escribir, radio, cámaras fotográficas, churuno, jasayé, televisores, maletas, escopetas, son solo algunos de los muchos artículos que están en exposición en la Casa de papá.

San Ignacio de Velasco
San Ignacio de Velasco

Jasayé, panacú, churuno, la Casa de papá es un viaje al pasado | Fotografía: Miguel Surubí

“Provengo de una familia de artistas, y cuando aún estaba trabajando, yo tenía esa inquietud de dedicarme a algo que ayude a preservar la cultura y las tradiciones de mi pueblo”, dijo el profesor, mientras mostraba los objetos de su colección, con particular afán de motivar a que lleguen más visitantes, y se empapen no solo de sus esfuerzos, sino también de historia chiquitana.

Y como si todo lo narrado fuera poco, en ese mismo lugar se pueden encontrar artefactos traídos por los primeros migrantes a estas tierras, que influyeron en el modo de vivir del habitante de esta emblemática macrorregión.

San Ignacio de Velasco

La producción de café es otra de las actividades que involucra a la comunidad de San Ignacio de Velasco | Fotografía: Miguel Surubí

San Ignacio de Velasco

En la cata del café chiquitano se tomó en cuenta el color del tostado del grano | Fotografía: Miguel Surubí