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27 de julio de 2022, 4:00 AM
27 de julio de 2022, 4:00 AM

Los autores del libro “Modelo de Desarrollo Cruceño: Factores y valores que explican su éxito” -Carlos Hugo Barbery, Pablo Mendieta, Oscar Soruco y mi persona- estamos satisfechos de que esta obra, publicada en septiembre de 2021 por la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz (SEGH-SC) y el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), la hayan descargado, gratuitamente, más de 450.000 personas desde el sitio www.ibce.org.bo.

Qué agradable recibir halagos por ello, incluso desde el exterior, de personas que valoran el trabajo realizado, al extremo que más de uno quiere visitar Santa Cruz para ver con sus propios ojos lo dicho y hacer empresa en la región.

No será el ejemplo perfecto -pero sí un buen ejemplo- de cómo pasar en pocas décadas de ser una región inhóspita, a la más poblada; convertir la aldea “provinciana” en una metrópoli cosmopolita; y, de tener un peso marginal, a ser el primer productor/exportador y tener los mejores indicadores sociales de Bolivia.

Es cierto que todavía hay chaqueos en Santa Cruz, pero, no atribuibles a la moderna “agricultura de precisión” que ciertos activistas la tildan peyorativamente de “agronegocio”, desconociendo las enormes bondades de la mecanización con tecnología satelital, la siembra directa y la rotación de cultivos que protegen el suelo y hacen sostenible el agro cruceño, responsable hoy por hoy del 76% de la producción total de alimentos en Bolivia, gracias al exitoso modelo de desarrollo que aporta, generosamente, empleos e ingresos dignos para las familias, así como divisas para la estabilidad y el crecimiento económico nacional.

¿Sabía que, por la pandemia del 2020, el PIB de Bolivia cayó 8,7% y que, con el 6,1% de crecimiento del 2021, no pudo recuperar aún su registro del 2019? ¿Sabía que la economía cruceña cayó 4,1% en 2020 pero al crecer 5,74% en 2021 superó ya su PIB del año 2019? Algo más: el haber decaído Santa Cruz “apenas” 4,1% (mientras el resto del país -11%) impidió una debacle en Bolivia.

Desde la gestión 2020, Santa Cruz es líder nato aportando más del 30% al PIB nacional, superando a La Paz (28%) y Cochabamba (14%). El PIB cruceño sumó 12.335 millones de dólares en 2021 (La Paz, 11.269 y Cochabamba, 5.852).

La resiliencia cruceña tiene que ver con su base agropecuaria, agroindustrial, agroexportadora y forestal/maderera, gracias a lo cual su versatilidad, especialmente en el primer caso, siendo que el mundo precisa alimentarse, por ejemplo, en 2021, con la soya y derivados por 1.365 millones de dólares de exportación (más de 2,5 millones de toneladas); girasol y derivados, más de 135 millones; carne de res, 102 millones; azúcar, alcohol, leche, frejol y otros, por más de 160 millones; sin olvidar que los productos madereros generaron casi 100 millones, todo ello, luego de atender holgadamente la demanda interna.

Es importante señalar que el aporte al PIB cruceño de los micro, pequeños, medianos y grandes productores privados supera de lejos el 12% de los “servicios de la administración pública” (frente a La Paz, 21% y Cochabamba, 20%) y destacar también el aporte del sector servicios en más de 50% al PIB regional -dando cuenta de su diversificación- donde los actores no son el Estado o las transnacionales, sino, principalmente, los cambas y migrantes del interior.

Pero, Santa Cruz no solo es el mayor productor, además, es el primer exportador: en 2021 significó 27% de las ventas totales; 74% de las Exportaciones No Tradicionales y 85% de las agroexportaciones. Entre 2016 y 2021 exportó 13.290 millones de dólares, más de 7.600 millones por exportaciones renovables, 7.000 millones de ellas, agropecuarias (15 millones de toneladas excedentarias generadas, especialmente, por manos bolivianas).

El Modelo de Desarrollo Cruceño se basa en cinco factores -recursos naturales, recursos humanos, financiamiento, innovación e institucionalidad- y cinco valores lo sustentan: libertad (libre iniciativa para hacer); individualidad (realización personal); competitividad (orientación al libre mercado); cooperativismo (asociatividad) e integración al mundo (exportación, importación).

Se dice que Santa Cruz importa mucho y que tiene un “déficit comercial permanente”; es cierto que importa bastante, sin embargo, un análisis sensato de ninguna manera afirmaría lo segundo -ni siquiera el INE lo dice- porque, mucho de lo importado es para otros departamentos.

Es importante aclarar, también, que lo que importa Santa Cruz sirve para producir bienes y servicios principalmente para el mercado interno y no, para exportar; razón adicional para descartar aquella aseveración, máxime si, entre 2016 y 2021, Santa Cruz acumuló un PIB de más de 68.000 mil millones de dólares, de los que apenas 13.290 millones fueron exportaciones, en gran parte alimentos para millones en el mundo, una vez asegurado el consumo nacional.

Finalmente, gracias al Modelo de Desarrollo Cruceño, la región cuenta con los menores índices de pobreza y la mejor distribución del ingreso del país…

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