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27 de mayo de 2024, 4:00 AM
27 de mayo de 2024, 4:00 AM

La venta de comida rápida y su consumo masivo es un tema cada vez más imperioso que hay que estudiar y resolver.
Se ha puesto de moda por parte de algunos políticos, hacer uso de los recursos digitales como el TikTok, para mostrar mediáticamente aspectos de la realidad en que vivimos. En el caso de las "inspecciones sorpresa" a locales de venta de comida rápida, el problema estriba en querer hacer show de algo que debiera ser un control sistemático para garantizar la inocuidad en la manipulación y venta de alimentos, con higiene y responsabilidad por parte de los propietarios.
Las condiciones de mala higiene e insalubridad en este rubro, es, lamentablemente, parte de una "cultura" que debe ser transformada. Y como en todo, esta transformación responde a un plan integral en que se deben involucrar muchas Secretarías del Gobierno Municipal en coordinación con otras instituciones públicas de todos los niveles de gobierno.
Esto debiera ser así porque la realidad nos muestra que lo que comemos en las calles y en locales de dudosa calidad:
1. Es un problema de salud pública (mala alimentación = mala salud de la población = mayor riesgo de enfermedades)
2. Es un problema social (¿por qué la gente prefiere comer en estos locales?)
3. Es un problema de educación (¿hay programas que incentiven hábitos saludables? ¿Sobre todo, en los niños?)
4. Es un problema medioambiental (la basura y residuos sólidos, ¿cómo se gestionan para que no ensucien ni contaminen?)
5. Es un problema urbano (con el abuso del espacio público y la pésima imagen de las instalaciones que se improvisan para poder "funcionar".)
6. Es un problema sociológico (estos negocios se enmarcan dentro de la economía informal, y no existen programas y normativas claras para incentivar la mejora en servicios y atención al cliente, para evolucionar hacia un negocio formal)
7. Es un problema de incumplimiento de normas de diseño (las instalaciones son "hechizas", sin criterio funcional y mucho menos, estético).
En síntesis, es un problema complejo que no se va a resolver de forma aislada. Pero con un Gobierno Municipal en el que cada Secretaría es una isla independiente, que saca rédito de la informalidad, y en el que sus planes, programas y proyectos, son año tras año un "copie y pegue" del anterior, (¿para evitar la fatiga y el piense?), no se puede esperar que esto se tome en cuenta y mucho menos, se resuelva.
En otras palabras, se necesitan políticas públicas integrales. De lo contrario, las condiciones actuales de la venta y consumo de comida en un contexto informal, se irán agravando con el paso del tiempo, consolidando una sociedad mal alimentada; con problemas de sobrepeso generalizado y con un crecimiento de los porcentajes de enfermedades de base que en la actualidad ya es bastante alarmante, con grandes limitaciones en los servicios de atención médica. En temas de salud, es mejor prevenir que lamentar.
Somos lo que comemos. ¿Estamos siendo conscientes de lo que ello implica?

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