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Soy de la generación igualdad

8 de marzo de 2020, 3:00 AM
8 de marzo de 2020, 3:00 AM

Llegamos a un nuevo 8 de marzo, día internacional de la mujer, con los sentimientos encontrados entre el dolor por las 20 mujeres asesinadas en Bolivia en lo que va de año y el espíritu reivindicativo de quien aspira a tener un mundo mejor.

Se cumplen 25 años de la declaración de Beijing. Fue en 1995 cuando se determinó conmemorar, cada 8 de marzo, un día específico para alzar la voz y proclamar la urgente igualdad entre hombres y mujeres. Hace 25 años… y seguimos esperando acciones decisivas que proyecten una sociedad con igualdad de condiciones, una sociedad que supere la discriminación machista que se sustenta en una división de roles preponderantes.

¡Soy de la generación igualdad! que propone un contexto de convivencia armónica que entiende el papel multifuncional de la mujer como madre, compañera, trabajadora, emprendedora en todas sus dimensiones: personal, familiar y social. “Los beneficios de la igualdad de género no solo son para las mujeres y las niñas, sino para todas las personas cuyas vidas cambiarán con un mundo más justo donde no se deje a nadie atrás” manifiesta la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Phumsile Mlambo-Ngcuka.

La equidad la construimos con pequeñas acciones, que, replicadas de manera diaria, se consolidan como hábitos y patrones culturales. La igualdad solo será real cuando transformemos los comportamientos culturales que, hoy por hoy, siguen mostrando un menosprecio hacia la mujer. La discriminación se vive de muchas formas y en múltiples escenarios.

Vivimos en una sociedad que ha evolucionado a pasos agigantados. ¿Quién pensaba hace 25 años, mientras se debatía en Beijing una ruta de políticas y acciones que proyectasen una igualdad plena en el 2030, que gozaríamos de una fluidez comunicacional y tecnológica casi sin límites? Es indudable que la evolución tecnológica nos encamina hacia una calidad de vida más sostenida. Queda pendiente acompañar estas innovaciones de una real evolución que transforme, a esa misma velocidad, los comportamientos humanos para conseguir escenarios de respeto hacia la mujer.

No pedimos privilegios, ¡queremos igualdad! Y el primer paso debemos darlo nosotras promoviendo una nueva manera de pensar, de actuar, de hablar, de educar. Constantemente vemos símbolos de violencia y los “toleramos” como algo normal, como parte de nuestras vidas. Son señales, imperceptibles, que permitimos bajo el argumento de “siempre ha sido así”.

Velemos por nuestros derechos, por nuestro espacio en igualdad, por nuestra libertad de actuar y opinar. Seamos creadoras de valor, de nuestro valor.

Son múltiples acciones que podemos realizar para consolidar una sociedad diferente. Desde la distribución de las tareas domésticas por igual hasta la superación de la brecha salarial en ámbitos profesionales. Denunciemos los comportamientos inadecuados y las agresiones de género al mismo tiempo que nos capacitamos como parte de nuestros derechos políticos y sociales para asumir espacios de decisión y deliberación.

Asumamos el compromiso para impulsar liderazgos, generar nuevos espacios para visibilizar a la mujer; para apoyarnos y cooperarnos ya sea en el entorno laboral o familiar.

No pedimos privilegios, Queremos Igualdad!

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