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2 de septiembre de 2022, 4:00 AM
2 de septiembre de 2022, 4:00 AM

Por Julia Johannsen Luciana Mermet, representantes del BID y PNUD

En marzo de 2020 inicia una historia centrada en la palabra ‘pandemia’, el relato de miles de bolivianas y bolivianos que de manera abrupta tuvieron que quedarse en casa y encontrar formas para seguir trabajando, entre otras cosas. No es solo la historia de hogares, es también el relato de empresas que debieron encontrar maneras para continuar operando con personal fuera del lugar habitual de trabajo. Para lograrlo recurrieron a la tecnología que tenían a mano, sin plena conciencia de las dificultades operativas que ello significaría. Y, por supuesto, es también la historia de miles de personas que no tuvieron la oportunidad de trabajar debido a las características del empleo en Bolivia, mayoritariamente informal.

Dos años después podemos afirmar que los entornos laborales han cambiado de forma significativa y probablemente de modo permanente en todo el mundo, sin haber mostrado aún de forma completa todos los desafíos a los que nos enfrentamos.

A finales del 2020 y de modo casi intuitivo, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), levantó una encuesta en el área urbana de las nueve ciudades capitales y El Alto para conocer y estudiar los efectos de la pandemia en los niveles micro y macroeconómicos, e identificar estrategias de recuperación para abordar los impactos en la economía y sus efectos en el empleo.

Estos datos son la fuente principal utilizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el propio PNUD para realizar un análisis que describe el impacto del covid-19 en los hogares y las micro, pequeñas y medianas empresas y son el insumo principal para describir los desafíos que implicó implementar el teletrabajo, aportando reflexiones nuevas.

Los datos muestran un panorama particular por las características del mercado laboral en el país, pero también nos cuentan aspectos comunes en la región. Por ejemplo, se identificó que el teletrabajo fue posible en solo 22% de los hogares encuestados. En 52% de estos casos, solamente una persona logró trabajar bajo esta modalidad. Una de las características de los hogares que tenían al menos un miembro teletrabajando es que su ingreso promedio fue mayor al de los hogares donde ningún miembro teletrabajó. Al hacer análisis por quintiles, la brecha se mantiene en todos los casos con una diferencia promedio de Bs 1.400 al mes.

Se identificó que los principales obstáculos que enfrentaron los hogares para teletrabajar fueron el acceso a internet y a dispositivos tecnológicos. Según género, se incrementa la brecha al ser mujer, madre y teletrabajadora comparado con ser varón en las mismas circunstancias.

Las mujeres que son principales generadoras de ingresos (PGI) en sus hogares tuvieron menos posibilidades de teletrabajar que los varones, el 21% para los hombres y el 19% para las mujeres lograron trabajar bajo esta modalidad. Según expertos, una de las consecuencias del teletrabajo es el riesgo de que se termine perpetuando esta modalidad de trabajo particularmente para las mujeres, alejándolas del mercado laboral, considerando que el hogar pueda considerarlo más útil para las mujeres, debido a la feminización de tareas domésticas y de cuidado.

En cuanto a las empresas, se observó un incremento de la implementación del teletrabajo durante la cuarentena flexible, sobre todo en las empresas pequeñas y en los sectores de manufactura y comercio. La data muestra que las empresas pequeñas que teletrabajaron lograron evitar despidos en mayor proporción que las que no lo hicieron.
La irrupción del teletrabajo se ha convertido en uno de los principales cambios para el mercado laboral a raíz de la pandemia. 

Es pertinente profundizar su análisis para responder a los desafíos asociados al hecho innegable de que esta forma de trabajar llegó para quedarse, pero también, para reflexionar sobre la situación del 78% de hogares encuestados que no tuvo la posibilidad de teletrabajar por no contar con un espacio físico dentro de casa, no contar con conectividad y equipos necesarios, así como mantener el equilibrio entre el hogar y el trabajo.

El estudio Teletrabajo en Bolivia - Digitalización del Modo de Trabajar de los Bolivianos es fruto de una alianza entre el BID y PNUD Bolivia para proponer al país reflexionar de forma continua sobre esta y otras consecuencias de la pandemia en el mercado laboral y la vida de los trabajadores y trabajadoras que generen insumos para la gestión de políticas que atiendan de forma efectiva esta nueva agenda de una historia que recién inicia y que puede escribirse de forma diferente al tiempo pasado.

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