En un diálogo con EL DEBER, Martin Baron habla de las amenazas del narcotráfico, del mal uso de la inteligencia artificial; de los desafíos y oportunidades para el periodismo

4 de febrero de 2024, 4:00 AM
4 de febrero de 2024, 4:00 AM

La primera referencia de él la tuve cuando vi la película Spotlight, cuando un equipo de periodistas del Boston Globe investigaron casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes. Martin Baron era el director de este diario, ese hombre de temple que se mantuvo firme en la búsqueda de la verdad, a pesar de la presión de la poderosa Iglesia católica en Boston (EEUU). Pero ese era uno más de los retos planteados por sus ideales. 

Antes fue director del Miami Herald y allí fue líder de la cobertura sobre el niño Elian Gonzales, cuya madre murió en el mar cuando intentaba salir de Cuba y su pequeño sobrevivió para que después su custodia sea disputada entre el padre (desde la isla) y los abuelos en la comunidad cubana del estado de la Florida. Y también fue quien dirigió a este periódico en el conteo de votos durante las elecciones del año 2000. 

Hablar con él es encontrar que los principios del periodismo: búsqueda de la verdad, libertad de prensa a toda prueba y defensa de la democracia son tangibles, es como volver al origen de todo. Su última batalla fue librada hace poco y quien torpedeaba a los medios era, nada más y nada menos que Donald Trump. De hecho, Baron ha escrito un libro sobre este periodo Collision of power: Trump, Bezos And Washingtpn Post, cuya edición en español será lanzada en mayo. Participé en una cátedra que lleva su nombre en Bogotá y tuve el privilegio de tener algunas conversaciones con él, aparte de la entrevista que se publica a continuación.

¿Qué rol tenemos los periodistas en contextos polarizados?

Tenemos la obligación de escuchar a toda la gente y comprender sus luchas, sus expectativas, sus esperanzas, todo; tenemos que hablar con toda la gente en todos los rincones de nuestras comunidades y nuestro país. No importan sus opiniones políticas, pero tenemos que entender sus vidas. Todas las personas tienen el derecho a verse reflejadas con precisión y equidad en nuestra cobertura. Esa es una contribución que podemos hacer para combatir a la polarización en nuestra sociedad. Todo el tiempo tenemos la obligación de publicar la verdad, de buscar la verdad, pero tenemos que empezar con preguntas, no con respuestas, tenemos que mantener una mente abierta cuando empezamos a reportear y hacer el trabajo con profundidad, con justicia.

Muchas veces, en sociedades polarizadas, el equilibrio no es comprendido por las audiencias y existe la tendencia a juzgar al medio o al reportero por dar voz a todos. ¿Cómo hacemos para no caer en ese remolino?

Tenemos que pensar que nuestro rol en democracia es buscar la verdad, es hacer investigación de los hechos; hacerlo con una mente abierta, con la voluntad de escuchar a toda la gente y ver toda la evidencia; (es decir) hacer nuestro trabajo con profundidad. No es nuestro rol complacer a ninguna persona, es buscar la verdad.

Cada vez es más frecuente que los políticos y los otros poderes ataquen al medio y al periodista. ¿Cuándo hay que responder?

Vamos a sufrir ataques todo el tiempo, tal vez ataques procedentes de la derecha o de la izquierda. No estamos en guerra con los políticos, estamos haciendo nuestro trabajo. Como directores tenemos la obligación de defender a nuestro personal, porque hay veces que los políticos mencionan sus nombres en las redes sociales con la idea de someterlos a los ataques y tenemos la obligación de defenderlos. Pero cuando hay ataques generales sobre la empresa no nos sirve decir nada porque, por comentar, podría parecer que estamos en guerra con el gobierno, con un político o con otras personas poderosas.

Usted decía que hemos pasado de la era de la información a la era de la afirmación. ¿De qué se trata eso?

Bueno, ahora vivimos en un mundo donde muchas personas están confundidas y pueden encontrar sus puntos de vista reflejados en varios sitios de internet, donde los reafirman, aunque esos puntos de vista estén desvinculados de los hechos; es decir sin confirmación ni prueba de esas opiniones. Es un problema para la sociedad, para las democracias y obviamente para la prensa, porque vivimos en un mundo donde no podemos ponernos de acuerdo sobre los hechos o, peor, sobre cómo se determina que algo es un hecho. Es un gran riesgo, no es solo una amenaza a la prensa, es a toda la sociedad. Las sociedades no pueden progresar sin ponerse de acuerdo sobre los hechos básicos y tenemos que pensar en cómo podemos coincidir en la manera de establecer que algo es un hecho.

¿Hay una tendencia a relativizarlo todo?

Hay personas que prefieren recibir confirmación de sus opiniones en lugar de escuchar, contrastar. Y hay personas que creen que no se puede determinar la verdad. Y en esas circunstancias, la tendencia es creer en el aliado político o en algún personaje del medio. Creen que no hay forma de descubrir la verdad y se tiende a confiar en un aliado político (antes que en las evidencias de los hechos).

¿Esa es la posverdad?

Todavía no hemos llegado a la posverdad, pero estamos en riesgo.


Usted decía que hay toda una industria que lucra con esto. En una sociedad de la afirmación, podría parecer que van ganando los malos.

Es una batalla entre los medios que difunden información falsa, junto con los políticos, frente a los medios que buscan la verdad. Todavía no puedo decir quién ha ganado, pero con seguridad hay una batalla y veremos los resultados.

Hay quienes dicen que los periodistas pierden credibilidad frente a los influencers, sobre todo en audiencias más jóvenes.

No estoy seguro de que los influencers tienen más credibilidad que los medios, pero tengo que confesar que muchos influencers tienen credibilidad. Yo creo que los medios tradicionales deberían aprender de sus maneras de difundir información. Los jóvenes particularmente quieren recibir información de manera diferente, por videos, por redes sociales, con un estilo más informal. Los medios tradicionales deberían prestar atención y aprender de sus métodos para adaptarlos a las noticias, a la información verificada. Hay una batalla, pero no estoy listo para decir que los influencers tienen más credibilidad que los medios tradicionales. Por ejemplo, cuando hay un desastre, la mayor parte de la gente va a los medios tradicionales para enterarse de lo que está pasando.

¿El Washington Post tiene una consigna que dice que la democracia muere en la oscuridad. ¿Qué significa esto?

Bueno, tenemos que pensar en por qué debemos tener una prensa libre. El propósito, la misión del periodismo, a mi parecer, es dar al público la información que necesita y merece saber para gobernarse a sí mismo. Para hacerlo, hay que tener la información sobre lo que está pasando dentro del gobierno y de las otras instituciones poderosas, las instituciones que pueden influir en las vidas de las personas de a pie. El periodismo tiene un rol distinto dentro de una democracia, que es arrojar luz a lo que está pasando en nuestros gobiernos y arrojar luz a lo que está pasando en la sociedad.

¿Sobre qué poderes hay que estar vigilantes?

Hay muchas fuentes de poder en la sociedad: el poder comercial, los negociantes, los propietarios de las empresas más grandes pueden tener un gran impacto sobre los ciudadanos. Están las instituciones religiosas; las instituciones sin fines de lucro también pueden tener un poder muy grande; la prensa es una institución que también tiene poder y que debería rendir cuentas. Tenemos la obligación de pedir cuentas a todas las instituciones que tienen poder.

Un poder real que existe sobre todo en Latinoamérica se llama narcotráfico. ¿Cuál debería ser la relación del periodismo con ese poder?

Bueno, tenemos que cubrir lo que está pasando en nuestra sociedad. A los grupos que trabajan para mejorarla y a los otros grupos que están haciendo cosas que pueden empeorar lo que está pasando en nuestros países. Entonces tenemos la obligación de arrojar luz sobre el impacto del narcotráfico en nuestras sociedades: puede envenenar a la sociedad, puede envenenar a la democracia; ellos están buscando poder y están sacando poder al pueblo, a las personas de a pie.

Martin Baron
Martin Baron habla sobre los retos del periodismo en un escenario de fortalecimiento de redes sociales

¿Cómo ve la expansión del narcotráfico?

Es muy preocupante obviamente. Representa una desestabilización de nuestras sociedades, es un riesgo para los ciudadanos que pierden el poder en sus propios países. Eso ha desembocado en criminalidad, violencia, corrupción del gobierno. Desde la perspectiva de Estados Unidos, las drogas han tenido un gran impacto sobre la salud del público; desafortunadamente hay mucha demanda. Es un problema fundamental para la sociedad, porque el pueblo no está en control de su futuro, los narcotraficantes están en control de esos países.

El otro el otro gran problema tiene que ver con la libertad de prensa, que se ve muy amenazada en nuestros países, en unos más en otros menos, ¿qué tenemos que hacer los periodistas para defenderla?

La mejor protección para el periodismo es seguir con el periodismo de calidad, periodismo justo, periodismo de precisión. Y demostrar al público que nuestro trabajo tiene valor, que está contribuyendo a la democracia, porque está informando, que somos una fuente fiable de información.

¿Es necesario alfabetizar a la sociedad sobre el consumo de información?

Sí, yo creo que sí, porque hay muchas personas que no pueden distinguir entre las creencias y los hechos. Hay demasiada gente que cree que lo que ha leído en las redes sociales es la verdad, solamente porque aparece en internet. Ellos deben entender que hay mucha información falsa, deberían tener la capacidad de hacer las preguntas adecuadas para hacer sus propias investigaciones sobre la fiabilidad de esa información.

¿Y quién debe hacerla?

Si es un un rol del gobierno, no podemos confiar en el resultado, entonces debería ser un grupo independiente y fiable; gente con un historial de hacer buen trabajo, independiente, que puede demostrar que ha tenido buenos resultados.

¿Qué oportunidades y desafíos plantea la Inteligencia Artificial para la divulgación de información?

Es un tema muy complicado, que representa una amenaza para la sociedad y también para la prensa. Yo creo que habrá muchas imágenes, videos, audios manipulados, que van a tener un gran impacto, porque muchas personas van a creer cosas que no son la verdad. Esas falsedades se van a difundir amplia e instantáneamente. Eso para desembocar en un ambiente en el cual la gente no puede creer en nada, porque ya van a desconfiar (incluso) de los videos, de los audios verificados y van a concluir que nunca se puede determinar cuál es la verdad y cuál es una falsedad.

¿Qué hacemos frente a esto?

Los medios tienen que colaborarse, los medios grandes con los chicos, los nacionales con los regionales, para crear una red de investigaciones profundas y rápidas, a fin de investigar la veracidad de los videos y las imágenes. Y también deberíamos crear una red con los expertos en la inteligencia artificial. Espero que tengamos oportunidad de trabajar juntos y rápidamente para contrarrestar a la información falsa.

¿Qué le dice a los bolivianos?

Siempre hay que decir que debemos seguir siendo optimistas, porque nunca he conocido a una persona que haya tenido éxito pensando que iba a fracasar. Entonces soy optimista, no soy demasiado optimista, pero soy optimista. Entiendo los obstáculos a los que se enfrentan los periodistas; sin embargo, tenemos que pensar en el futuro, tenemos que seguir con nuestro trabajo y tenemos que seguir con el optimismo. Vamos a tener éxito.

Como periodistas tenemos la obligación de escuchar a toda la gente y comprender sus luchas, sus expectativas, sus esperanzas, todo”

Nuestro rol en democracia es buscar la verdad, investigar los hechos; no es nuestro rol complacer a ninguna persona”

La entrevista se produjo en el marco de la Cátedra Connectas para editores de varios países de Latinoamérica