Es la única médica boliviana de Médicos Sin Fronteras que trabaja en India. Ingresó en febrero y trabajará dos años más. Coordina un grupo interdisciplinario en Mumbai y en comunidades. Cuenta su experiencia

2 de agosto de 2021, 4:00 AM
2 de agosto de 2021, 4:00 AM

Mabel Morales pasó de su natal Yapacaní a liderar un grupo médico de 100 personas en India. Desde 1994 forma parte de Médicos Sin Fronteras, institución con la cual viajó a reforzar las acciones contra el covid en India.

Nació en Yapacaní. Formada en la Universidad de San Simón, Cochabamba, donde egresó como médico. Trabajó un año en las comunidades de Mizque. Realizó un posgrado en epidemiología en Colombia. Coordina un grupo médico de 100 personas en el equipo regular de tratamiento contra la tuberculosis y covid en India. En el personal de covid eran 70 personas trabajando y un número menor en zona rural.

-¿Cómo llega a formar parte de la organización y qué trabajo desempeña en India?

Al terminar mi trabajo en Bolivia me invitaron a formar parte de Médicos Sin Fronteras (MSF) con los principios de ofrecer servicios médicos a todas las personas. No preguntamos por la raza, la religión o la ideología de las personas a las que atendemos. Solo tomamos partido con la necesidad de los que necesitan nuestra ayuda médica con ética profesional, es decir asistir sin causar daño. Eso me inspiró a unirme al equipo. Trabajé tres años como personal nacional haciendo brigadas médicas. Había mucha necesidad en lugares remotos. Luego estuve trabajando en Latinoamérica, África y Oriente Medio, y estoy en India desde el año pasado, pero MSF está acá desde hace 15 años.

El estado de Maharashtra tiene como capital la ciudad de Mumbai (antes llamada Bombay), que es ahora el centro económico de la India. Si bien actualmente bajaron los casos de contagios, India sufrió de una ola que alarmó al planeta. ¿Cómo vivieron esos momentos?

Nuestra intervención ha brindado apoyo a un hospital ubicado en Mumbai desde la primera ola. Hemos apoyado al Ministerio de Salud dedicado a los pacientes con covid. En la segunda ola, que fue muy fuerte, brindamos apoyo al personal de salud. Brindamos más entrenamientos dentro de las salas de covid al personal de salud. El hospital estaba lleno y faltaba personal. Eran médicos nuevos, enfermeras nuevas y estudiantes recién egresados. Trabajamos sobre todo para la ayuda de emergencia en la segunda ola. El apoyo en ese momento a los pacientes que estaban en cama con sistema de oxígeno para casos moderados, controlando y evitando que lleguen a críticos. También exploramos el área rural, donde identificamos mucha necesidad en los centros y vimos que la necesidad era mayor. En Palga, estado de Maharashtra, brindamos un apoyo en un breve tiempo también.

Tratamos también de mantener la atención con los pacientes con tuberculosis. Su tratamiento es muy largo, puede ser de dos años, son pacientes resistentes a los tratamientos convencionales, pero al tratarse de una emergencia tratamos de adaptar nuestra intervención dándoles medicamentos para un año y hacerles el seguimiento, mientras que antes era cada dos semanas. Debimos cambiar el método, por un lado, por los pacientes para que no se expongan al covid y por otro, para proteger al equipo médico. También implementamos las teleconsultas.

-¿Cuáles han sido los mayores retos, sobre todo en la segunda ola, y cómo los solucionaron?

Fue un reto interno mantener nuestras operaciones regulares en plena pandemia. Cuando viene una ola, el número de casos se incrementa y el resto de los servicios esenciales se paralizan. La segunda ola fue cuatro veces mayor que la primera. No nos esperábamos tener este pico tan agudo. Ha sido muy rápido y ha rebasado la capacidad del sistema de salud del país. El centro que estábamos apoyando tenía una capacidad de 1.000 camas y rebasó su capacidad. Fue un reto manejar todas las situaciones de emergencia de los casos críticos que se daban en ese momento. No había dónde derivarlos, los otros centros estaban en la misma situación. La mayoría de los pacientes llegaban en una etapa crítica, con una saturación de oxígeno superbaja. O bien la enfermedad evolucionó tan rápido o el paciente demoró en llegar debido a lo avanzado de la enfermedad. En esos casos la posibilidad de que se recupere el paciente es menor. Eso generaba mucho estrés y muchas horas de trabajo.

-¿Cómo mantuvieron en buen estado al personal médico?

Estábamos exhaustos, trabajamos todos los días, muchas horas y con pacientes en estado crítico. Inicialmente había mucha escasez de recursos humanos, principalmente enfermeras, todo el sistema público y privado estaba saturado. Tardábamos en contratar personal, no había, debíamos trabajar 12 horas. Los turnos eran con rotación, pero en la medida que fuimos encontrando personal, bajamos las horas de trabajo. Era verano y dentro de las salas de Covid-19 la temperatura era de 40 grados, más los equipos de protección personal, sumado a la carga horaria y los pacientes en estado crítico, estábamos en una situación agobiante y muy exhaustos también.

-¿Qué tipo de alivio o asistencia sicológica recibían?

Necesitábamos apoyo sicológico, porque el cuidado de la salud mental era muy importante. Identificamos tres sicólogas para que nos brinden sesiones de salud mental, lo que llamamos ‘emotional the briefing’ (informe emocional), para hacer estas sesiones por teléfono o videollamadas. No se podían hacer sesiones de grupo, ni en forma individual. Estaba abierto para hacerlo, pero el agotamiento de las personas durante el pico no ha sido una prioridad, el cansancio era mayor. Muy pocos solicitaron esta ayuda. Cuando los casos disminuyeron entonces sí fue el tiempo adecuado para algunos del equipo médico para solicitar ese apoyo.

-¿Su personal o equipo ha sido afectado, hubo contagios?

Hemos sido afectados también, tuvimos bajas y hemos hecho el aislamiento y la cuarentena necesaria, por suerte no hubo muertos. Hemos tenido que llamar al equipo de emergencia y ellos mandaron refuerzos para que puedan apoyarnos, pero hubo dificultades porque no podían ingresar, por el cierre de fronteras, y esas restricciones nos afectaron, no fue fácil lograr el apoyo de recursos humanos.

-La variante delta, ¿cómo se ha manifestado en un principio?

En la segunda ola, el tiempo de transmisión de la enfermedad ha sido muy rápida, hubo muchos casos en muy corto tiempo.

-En este momento, ¿cómo está el ritmo de vacunación de India hoy, cuál es la respuesta de la gente?

La vacunación ha empezado en marzo; primero al personal de salud, luego a la población más vulnerable. Ahora, desde abril, están vacunando a personas mayores de 18 años. Actualmente es muy fuerte, por ahora el contagio ha bajado y es muy bajo con relación al pico que tuvimos. India tiene mucha población, por eso está lento todavía. Solo el 6% tiene las dos dosis y una sola el 17 %, queda mucho por vacunar todavía.

En las zonas periurbanas y rurales hay población que rechaza las vacunas, eso tendrá impacto para las siguientes olas. Este es un análisis que se está haciendo, cómo identificar estos vacíos, para luego trabajar con los líderes comunitarios y religiosos o representantes de las comunidades, cómo convencerlos para que la gente acuda a los centros de salud.

-¿Ese rechazo a la vacuna tiene que ver con un aspecto cultural, religioso, económico, político? ¿Por qué cree que se da?

Lo que hemos visto en las comunidades donde hicimos visitas en la zona de Palgar, considero que toca involucrar a la comunidad y darles más información sobre qué efectos tienen las vacunas, para que sirven, etc. Información básica. La respuesta está en las comunidades. Requiere de paciencia y dedicación para saber las causas y trabajar en eso.

-¿Los medios de comunicación no han ejercido ese rol?

Ha sido cuestión de tiempo. Ahora hay más estudios sobre estos aspectos. Una de las recomendaciones es que la población necesita la información básica sobre los efectos adversos, qué beneficios trae, etc. En marzo empezó la vacunación a mayores de 45 años. Había afluencia regular, pero con el segundo pico había asistencia masiva. Creo que la desesperación de la población para controlar la enfermedad hizo que muchos acudieron a vacunarse.

-¿Hay temor a nuevas variantes en India?

No es fácil predecir en términos de variantes y de la evolución de la pandemia. Sabemos que vamos a tener más olas de contagios. La preparación de equipos médicos continúa para las siguientes olas En el centro donde apoyamos están preparándose por lo menos para hasta marzo del próximo año. Todavía vamos a continuar batallando contra el virus.

-A nivel personal, ¿cuál fue la experiencia más difícil de sobrellevar?

Sentir la impotencia de no poder hacer mucho, sobre todo cuando la ola de contagio rebasa la capacidad del sistema de salud. Es muy triste. La preocupación de saber que muchos casos ya llegan tarde y no hay mucho por hacer. De pronto no poder asegurar que el paciente pueda sobrevivir, entonces la situación y las condiciones de celeridad de la enfermedad… eso genera mucho estrés.

Soy la coordinadora médica y ver a los equipos exhaustos y agotados y no poder reemplazar al equipo médico, nos ha generado mucha preocupación durante el pico de contagios. Esta situación se daba tanto para Médicos Sin Fronteras como para el Ministerio de Salud de India.

Continúa brindando apoyo

Morales cuenta que el equipo médico en Covid-19 ha finalizado su trabajo el mes pasado, sin embargo, mantienen un equipo reducido de profesionales para hacer la vigilancia de los casos en diferentes lugares.

“Si el ministerio de Salud de la India puede solo, nosotros no intervenimos, solo lo hacemos si los rebasa en capacidad. Ahora estamos trabajando más en la parte de atención regular sobre casos de tuberculosis”.

El tiempo es aprovechado para entrenar los equipos y alistarse para futuras olas de contagio.

-¿Cuáles han sido las lecciones aprendidas hasta el momento?

Cada ola que pasa hay lecciones aprendidas y eso sirve para estar preparado para las siguientes olas. El mensaje es no bajar la guardia. Seguir con el sistema de vigilancia y monitoreo en todos lados porque eso permitirá identificar dónde se incrementa el número de casos y así tomar decisiones. Actuar a tiempo, en lo posible, sumado a las medidas de prevención.

Ver por qué rechazan las vacunas y dar una repuesta para convencerlos y que se inmunicen. Acelerar la vacunación para estar más protegidos. Es importante saber integrar, en todos los niveles, la atención de Covid-19 para que sea parte de una atención de los servicios esenciales. Que se mantengan los servicios, que no se paralicen. Acá sucede que viene una ola y todos corremos tras el covid, pero dejamos los servicios esenciales, el parto, las embarazadas, los niños malnutridos, pacientes diabéticos, con tuberculosis, hipertensos, con cáncer y VIH sida, personas que recibían medicación regular. Si se paralizan esos servicios, nos traerán otros problemas de salud, por eso es importante integrar al covid dentro de estos servicios esenciales y mantenerlo durante las olas o después de las olas. Tenemos que aprender a adaptarnos porque estamos seguros de que tendremos más olas de covid.