El artista abrió su taller a EL DEBER para hablar de su vida en tiempos de pandemia, su posición sobre el arte y la política y también sus inicios de la mano de Jorge Rózsa. Afirma que no puede estar sin trabajar todos los días

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25 de julio de 2021, 4:00 AM
25 de julio de 2021, 4:00 AM

Por: Adhemar Manjón

Esta semana Tito Kuramotto cumplió 80 años. Él dice que llegar a esa edad no es ninguna hazaña y no vale la pena salir en el periódico por eso. Kuramotto recuerda que su amigo Lorgio Vaca le lleva la delantera con 11 años.

También comenta que lo importante para tener una vida longeva es hacer las cosas bien, sobre todo en el cuidado personal: tener una buena dieta, evitar las bebidas alcohólicas, el cigarro. Después menciona la buena vida que llevó en su juventud, donde no se privó de ninguno de esos ‘placeres’. “Lo aconsejable para el cuerpo es parar con la fiesta a los 40 años”, recomienda Kuramotto, aunque él cuenta que recién a los 55 años dejó de fumar y tomarse sus tragos.

A sus 15 años ya sabía que iba a ser artista. Saliendo del colegio se fue a estudiar Arquitectura a La Paz pero regresó a los 19 años cuando murió su padre. No retomó la carrera, lo que hizo fue tomar una cámara fotográfica e irse por toda la Chiquitania logrando imágenes de matrimonios, fiestas, de todo. “Hice mucha plata, y con 19, 20 años, me la gastaba toda. Disfruté mucho, es lo que se hace cuando se es joven”, comenta Kuramotto.

Generación de Rózsa

Kuramotto pertenece a la generación de Herminio Pedraza, Carmen Villazón, Armando Jordán, Heberth Román y Marcelo Calláu, entre otros, que tuvieron en el maestro húngaro Jorge Rózsa, a inicios de los 60, una nueva visión, un despertar artístico. “El aporte de Rózsa para el arte cruceño es importantísimo, por eso hasta ahora no puedo creer que no haya ninguna calle o institución con su nombre. Pero siempre ha sido así, a nuestras autoridades estas cosas no les interesa porque son unos ignorantes, siempre lo han sido”.

Kuramotto cuenta que durante todo este tiempo de pandemia no salió mucho, vive aislado pero no es algo que le aflija. Es más, fue un encierro bien productivo porque hizo varios muebles y elementos de madera. También menciona que todos los días trabaja de 14:00 a 21:00. Durante el encierro también estuvo pintando y restaurando cuadros. Actualmente restaura dos: uno de Herminio Pedraza, el otro es suyo, hecho en 1982, en el que está retratada la abuela de su esposa. “Mientras yo la pintaba ella me contaba su vida, me contó que su bisabuelo llegó a ser general de Bolívar”, recuerda Kuramotto.

Arte y política

Antes de iniciar esta entrevista en su casa-taller, Kuramotto veía en su celular un video de YouTube de un sacerdote que se refería a la situación política de Cuba. “Yo no sé cómo el pueblo cubano hasta ahora no los saca de una patada a sus gobernantes”, dice el artista. Kuramotto relata que tuvo su etapa guevarista cuando era joven pero ahora se arrepiente de esa época: “entonces no sabía qué clase de tipo era el Che”, comenta.

La política le interesa conversarla, debatirla, pero no verla plasmada en piezas artísticas. “Mi arte nunca fue político. Yo considero que el arte no tiene porqué meterse en política. Además no le hace ningún bien al arte ni le sirve de nada a la sociedad”, afirma Kuramotto.

Para él, ahora los artistas quieren actuar como si fueran ONGs. “Tienen que apoyar al feminismo, a los LGBT, luchar por el medioambiente, ¿pero por qué? Ese no es nuestro papel, nuestro papel es hacer arte”.

Cuando se le menciona que su serie de cuadros dedicada a los árboles se puede ver como una obra preocupada por el medio ambiente, Kuramotto replica que solo son árboles, nada más. “Yo puedo ver un incendio forestal en la tele y lo pinto, pero no porque me preocupe denunciar, sino porque me gusta esa imagen plástica”, continúa Kuramotto.

Kuramotto también arremete contra los artistas conceptuales, que dice que no tienen un manejo de técnica por eso hacen cualquier cosa.

“Es lo bueno de tener 80 años, digo lo que me da la gana”, se ríe Kuramotto.

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