Según Fundación UNIR-Bolivia, de los 124 bloqueos registrados a septiembre, un 24% toca a Santa Cruz, siendo la región con la mayor cantidad de cierre de carreteras

8 de noviembre de 2022, 4:00 AM
8 de noviembre de 2022, 4:00 AM


La cultura del bloqueo en Bolivia -según el recuento estadístico de la Fundación UNIR-Bolivia, de enero a septiembre de este año registró 124 a escala nacional- pone al transporte pesado del país y al sector productor bananero de Cochabamba en un estado de situación de asfixia y de colapso económico. Ambos reportan efectos adversos en la economía sectorial.

A decir de Marcelo Cruz, presidente de la Asociación del Transporte Internacional (Asociatrin), este año los bloqueos se han convertido en el ‘peor enemigo’ del sector, cuyo impacto en la limitación de rotación de carga repercute en la economía de los operadores, sobre todo, de aquellos que movilizan la oferta exportable excedentaria de productos no tradicionales (principalmente soya y derivados, carne bovina, azúcar, alcohol y manufacturas forestales) que, en su gran mayoría, se generan en el departamento de Santa Cruz. 

El sector estimó que, en 100 días más de 30 (un tercio), se registraron bloqueos en diferentes departamentos, casi todos, según él, promovidos por organizaciones sociales que responden a la línea política del partido gobernante. “No tenemos una cuantificación de pérdidas, pero son millonarias”, expresó Cruz, al dar cuenta de que económicamente el sector está al borde del colapso. 

Héctor Mercado, presidente de la Cámara de Transporte Pesado de Cochabamba, afirmó que los bloqueos tienen ‘herido’ de muerte al sector, dando cuenta que en lo que va de la presente gestión han contabilizado 83 bloqueos en la red vial de este distrito. 

Hizo notar que la economía sectorial está muy comprometida, al extremo de que no saben de dónde sacarán recursos para cubrir los gastos de salarios, beneficios sociales y fiscales de fin de año. “Hay una propuesta sectorial de exigir al Gobierno que gestione una reprogramación de créditos y flexibilidad de pago de tributos para aliviar la empobrecida economía de los transportistas”, dijo. 

Según Cámara de Exportadores, Logística y Promoción de Inversiones de Santa Cruz (Cadex), el movimiento promedio diario de carga de exportación por Desaguadero, ronda 4.210 toneladas (169 camiones); Tambo Quemado, 2. 419 (97 camiones); Pisiga, 230 (10 camiones); Yacuiba, 221 (11 camiones); Puerto Suárez, 223 (9 camiones); y ruta Santa Cruz-Cochabamba, 6.860 (275 camiones). 

Los efectos de los bloqueos en el ámbito productivo en la zona del Trópico de Cochabamba, a juzgar por el presidente de la Cámara Agropecuaria de ese departamento, Rolando Morales, son ‘tremendamente’ complicados. Dio cuenta de que el sector bananero está al borde del colapso económico. 

Mencionó que la conflictividad, asociada con bloqueos, debilitó las exportaciones en volumen y valor. Así, dijo que en 2021 el sector bananero exportó 170.000 toneladas por un valor de $us 49 millones, contra las 78.500 toneladas y $us 19 millones que registra en lo que va de la presente gestión. “El daño de los bloqueos es terrible”, anotó. 

La imagen de convulsión que refleja el país al mundo, según Morales, está poniendo en riesgo los mercados de exportación, principalmente Argentina, que mira a Ecuador como una alternativa seria para sustituir a Bolivia. 

Golpe al comercio exterior

A decir de la gerente técnica del IBCE, María Esther Peña, el comercio exterior por modo de transporte carretero del departamento de Santa Cruz es el más importante del país, representando el 37% del comercio por vía terrestre.

“El cerco a las carreteras impide el tránsito de miles de toneladas que representan millones de dólares entre exportaciones e importaciones que realiza Santa Cruz, principalmente productos agroindustriales”, expresó Peña, al contextualizar, además, que impide la importación de insumos, bienes de capital y equipos de transporte que necesita el aparato productivo del país, como también de bienes de consumo que se distribuyen desde Santa Cruz a otros departamentos, con daños visibles desde el punto de vista económico. 

Otro perjuicio es el intangible, el proyectar una Bolivia con imagen deteriorada por estar el país permanentemente convulsionado.