Opinión

Transporte público: un tema mal conducido

15 de enero de 2020, 3:00 AM
15 de enero de 2020, 3:00 AM

Cuando el año 2006, siendo yo oficial mayor de planificación, propusimos un plan para el transporte público denominado “Sistema integrado de transporte” SIT, la idea como primer paso era que todas las líneas conformen una gran empresa popular de transporte público, la cual sería la contraparte de una empresa municipal de transporte público. Entre ambas, mediante una concesión se hacían cargo del nuevo sistema de transporte.

Lamentablemente a los dirigentes del transporte les faltó visión para asumir el cambio, a pesar de que les advertíamos que si no se organizaban de una manera moderna y empresarial, empresas extranjeras vendrían y se comerían todo el pastel. Esta empresa conformada por los propios transportistas tradicionales, asociada al gobierno municipal sería la que por propio interés empresarial, cambiaría los vehículos, mejoraría el diseño de las líneas, haciéndolas más eficientes, fijaría paradas etc. Por su parte, el gobierno municipal le garantizaba la seguridad jurídica y les ofrecía las inversiones necesarias para crear los carriles exclusivos y las paradas.

El proyecto fue elaborado en gran detalle y contó con la aprobación del alcalde. Sin embargo, la inseguridad, la desconfianza y por qué no decirlo algunos intereses creados por parte de los transportistas, y la falta de interés y coraje por parte de la autoridad municipal, frustraron el progreso de las tratativas y Santa Cruz se resignó pasivamente a aguantar 15 años más de un mal servicio de transporte público. Responsables del atraso son los dos actores, transportistas y municipio, por su indolencia y falta de visión, en ambos casos.

La actual gestión municipal retoma el tema, porque el mismo es ya la causa de graves problemas urbanísticos y económicos, pero lamentablemente no lo encara desde el inicio con sus tres actores: municipio transportistas y usuarios. Ante las dificultades del tema, opta por una estrategia de avanzar sin hacer conocer el plan general, esperando ir venciendo las posibles resistencias conforme estas se presenten, siguiendo el dicho popular “acomodando las cargas en el camino”. 

Eso explica por ejemplo por qué empiezan con el BRT en el primer anillo y no con los ejes troncales que son la prioridad: es que hacer el 1er anillo era más fácil, había que ponerse de acuerdo solo con dos rutas como dijeron. Lo otro era más complicado. Igualmente se optó por no decirles todo a los transportistas y a los vecinos, para no levantar polvareda antes de tiempo, pero los problemas tarde o temprano vienen al peine.

El hecho es que hoy está en marcha un proyecto poco consensuado, que pocos conocen en sus verdaderas dimensiones, poco se sabe de quienes serán sus protagonistas, quien realiza las inversiones, quien administra el sistema etc etc. Y sobre todo, parece que los que menos conocen el proyecto en sus verdaderas implicaciones son justamente los transportistas, quienes a la hora nona se dan cuenta que están por quedar fuera de juego.

Como siempre, los ciudadanos también hemos sido ignorados, viendo azorados como en el primer anillo aparecían esos horribles bloques de hormigón y esos molestos templetes de estilo indefinido. Faltó coraje y coherencia.



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