Los parlamentarios realizan un mea culpa de lo sucedido y la bancada masista admite que hubo muchos errores. Pocos quieren dar su testimonio de lo vivido

22 de enero de 2020, 3:00 AM
22 de enero de 2020, 3:00 AM

-Tu renuncia ¿evitará que maten a tu hermano?

-No sé presidente, pero por lo menos mi conciencia estará tranquila, porque mi hermano tiene familia, esposa y eso es lo único que me interesa.

“Luego me aislé, apagué el teléfono dos semanas, no recibía nada”, dice Víctor Borda, que hasta el 10 de noviembre era el presidente de la Cámara de Diputados cuando recuerda cómo y por qué renunció. Eran las 12:35 del 10-N.

A las 16:51 de ese mismo día, varios legisladores seguían las transmisiones de Canal 7 por los conflictos que había en el país. Recuerdan tres legisladores del MAS que vieron cómo Evo Morales, “el jefe”, comunicaba su renuncia al cargo. Uno de ellos contó que su primera reacción fue agarrar el teléfono, llamó a Cesar Navarro pero estaba con el celular apagado. Intentó con Héctor Arce lo mismo. Llamó a Juan Ramón Quintana, idéntico resultado. 

Ninguno de los ministros estaba disponible para decir qué hacer. “Ninguno estaba visible”, explicó el senador Pedro Montes. “El más radical de los diputados, que era muy reticente al MAS no podía creer que el hermano Evo haya renunciado”, recuerda, Víctor Borda. No sabían si concentrarse en plaza Murillo, ir a la sede del MAS en Miraflores, o esperar instrucciones. Nadie sabía qué hacer, no había alguien que les dé la “línea de acción” que siempre recibían en las reuniones.

En medio de ese caos dejaron pasar el domingo y el lunes lograron articular una reunión en un domicilio particular en la zona de Sopocachi. Llegaron como una treintena de legisladores entre senadores y diputados, titulares o suplentes, ya no importaba. “La sala parecía un velorio”, recuerda uno de los diputados y relató que tampoco se vislumbraba un liderazgo para mostrar el norte. Ahí se dieron cuenta que todos habían recurrido a autoridades del Ejecutivo para recibir alguna palabra y fue inútil.

La bancada del MAS tiene un grupo, en whatsapp, en la que están integrados los 226 asambleístas; hasta este grupo llegó la instrucción de la renuncia masiva de todos. En este encuentro nadie supo decir quién había dado la orden.

La diputada Concepción Ortiz recordó que ellos recibieron el rumor de que el nuevo Gobierno quería cerrar la Asamblea y por eso se atrincheraron dentro del edificio legislativo hasta que se instale la sesión.

Mea culpa

Así llegan a la conclusión del periodo constitucional de esta Asamblea que será recordada por terminar abruptamente su gestión y por no saber escuchar lo que les estaban alertando, hubo un divorcio entre el poder y el pueblo, así lo admite Víctor Borda.

“No hemos tenido la suficiente capacidad de ver las necesidades del pueblo, de la gente humilde. Nos hemos separado, nos hemos divorciado de ese pueblo, ese es el problema y no podemos cometer esos mismos errores de nuevo”.

Pero su correligionario Sergio Choque recordó que no solo fue en 2019, sino que los mismos diputados uninominales que llegaron respaldados por sus sectores no tenían atención del propio gobierno. “Nosotros que éramos del MAS pensábamos que podíamos tener acceso al presidente, y nada”, lamentó.

Jorge Silva, quien fuera diputado entre 2006 y 2009, dijo que en ese entonces había “disciplina política” en la bancada y no había posibles fugas. Esa actitud, dijo, llevó a consolidar la nueva Constitución Política del Estado y a ellos a renunciar a sus curules un año antes de que termine su mandato.

“Esta Asamblea fundamentalmente trató de garantizar la estabilidad económica y política pero no tuvimos la suficiente capacidad para ejercer un verdadero proceso de fiscalización, la suficiente madurez para expresar los errores que se estaban cometiendo. Entonces, creo que ese fue el talón de Aquiles de esta Asamblea”, resumió Víctor Borda.

Todo en consulta

Nadie dentro del MAS recuerda que hubiera una decisión colectiva de bancada mayoritaria.Cada uno actuó en función del cálculo personal o la reflexión particular, poque no tenían la guía acostumbrada, la instrucción que cruzaba desde la Casa Grande del Pueblo.

El diputado Remberto Calani recuerda que era Evo Morales el que definía los nombres de las presidencias en senadores y diputados. Sin esa guía, cuando el MAS trató de recomponer sus liderazgos, ya Jeanine Áñez ocupaba Palacio Quemado con la banda presidencial colgada. Evo se había ido, ellos habían perdido el poder por parálisis momentánea.

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