Hoy, de 10:00 a 22:00, en la Casa de la Cultura Raúl Otero Reiche, habrá una capilla ardiente en honor al artista

El Deber logo
27 de julio de 2021, 9:07 AM
27 de julio de 2021, 9:07 AM

¿Qué es el arte? Puede ser una de las preguntas más comunes que se suele hacer a un artista. Roberto Valcárcel lo sabía muy bien y siempre estaba preparado para ello. El hombre, que falleció este domingo, a los 69 años, nunca se consideró una voz autorizada para responder y siempre dejaba en claro que las definiciones pueden ser tan diversas como abundantes.

“El arte nos ayuda a darnos cuenta de cosas de las que no nos dábamos cuenta”, respondía. “Pero no tienes que darte cuenta del mensaje del autor de la obra, el artista no es alguien que debe darte un mensaje válido, no es importante como generador de mensajes sino como provocador de mensajes; es la gente la que debe darse cuenta de lo que ella quiere darse cuenta”, añadía.

Esa definición se ajustaba muy bien a lo que era Roberto Valcárcel: un provocador. Era una cualidad que se reflejaba fielmente en cada una de sus obras.

A Valcárcel le interesaba generar estímulos para que las personas reflexionen desde su propias experiencias. A lo largo de su carrera fue desarrollando una serie de ‘provocaciones’ que marcaron la obra de un artista que se convirtió en referente del arte contemporáneo en Bolivia.

Ataúdes multicolores alineados de forma paralela en el piso, un timbre que sirve para llamar a Dios, a la imagen de Mickey Mouse sin pantalones (ni ropa interior), un enorme letrero que denuncia un “maldita coima” o un estante con recipientes de plástico que están llenos de “nefastas cualidades que nos impiden pertenecer al primer mundo”, fueron algunos de estos estímulos, que el público supo apreciar en las exposiciones individuales y grupales en las que participó. Antes de Valcárcel, era difícil encontrar en nuestro medio artistas que se animaran a incluir en sus obras estos elementos.

Al respecto, la artista Ejti Stih señala que el arte boliviano contemporáneo no puede ser concebido sin las bases sentadas por Roberto Valcárcel.

“En su productiva trayectoria se presentó, destacó, fue valorado y reconocido en los acontecimientos internacionales más importantes de las artes visuales. Valcárcel pertenece a la vanguardia del arte boliviano contemporáneo. Fue un artista libre, sin compromisos. Fue un gran intelectual e inigualable profesor inspirador de nuevas generaciones en el país. Fue un personaje extraordinario y no conformista, de aporte invaluable”, afirma Stih.