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3 de octubre de 2024, 4:00 AM
3 de octubre de 2024, 4:00 AM

Un investigador actual, Kevin Passmore, define al fascismo como “un conjunto de ideologías y prácticas que busca colocar a la nación, definida en términos exclusivos biológicos, culturales y/o históricos, por encima de todas las demás fuentes de lealtad, y crear una comunidad nacional movilizada”. Los marxistas, en cambio, mantienen la definición que el Partido Comunista de la Unión Soviética aprobó en su XXII Congreso: “es la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, chovinistas e imperialistas del capital financiero”. Si aplicamos esas definiciones a las actitudes y conducta del Movimiento Al Socialismo (MAS), desde sus inicios, llegaremos a la conclusión de que, más que socialista, esa organización política es fascista.

Los soviéticos Mark Moisevich Rosental y Pavel Fyodorovich Iudin agregaron esto: “en el aspecto ideológico, el fascismo significa irracionalismo, chovinismo y racismo extremos, oscurantismo y antihumanismo”. Si utilizamos esos parámetros, concluiremos que Juan Evo Morales Ayma es un fascista.

Veamos:

Evo Morales es irracional porque, sencilla y llanamente, no entiende más razones que las suyas. Él confesó, cuando era presidente, que, si las leyes son un obstáculo, “le mete nomás” porque, en su criterio, los abogados solo sirven para adecuar las leyes a su conducta.

Es chovinista porque exalta desmesuradamente lo nacional frente a lo extranjero, pero él lo hace desde la perspectiva de la raza; es decir, no es tan importante el país como la nación que, según su autoidentificación, sería la aimara. Eso incluye la siguiente característica, el racismo que tanto él como sus seguidores aplican al intentar imponer la supremacía de lo indígena frente a lo demás.

El oscurantismo es la defensa de ideas o actitudes irracionales o retrógradas que Evo y sus seguidores aplican por los buenas o por las malas en tanto que el “anti-humanismo” es la antípoda del humanismo; es decir, la genérica doctrina o actitud vital basada en una concepción integradora de los valores humanos.

Todavía se discute sobre cuáles son los valores humanos y qué son simplemente conductas o características de los seres humanos, pero los que se han identificado al presente son el amor, la libertad, la tolerancia, el respeto, la solidaridad y el agradecimiento. Quien actúa en contra de esos valores, es anti-humanista.

Si revisamos valor por valor, encontraremos que Evo Morales actuó contra cada uno de ellos por lo menos una vez en su vida, pero su característica más notoria es lo contrario del amor: el odio.

Evo Morales siente un profundo odio que se hace evidente cuando está frente a quienes considera sus enemigos o se le contradice. Se le nota en los ojos y es tan evidente que hasta mete miedo.

Es, por tanto, un fascista, o facho, que es como coloquialmente se llama a los fascistas que agregan el autoritarismo a sus rasgos. Cuando estas características sobrepasan los límites de lo normal, el fascista se convierte en algo todavía peor: un dictador.

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