8 de marzo de 2021, 5:00 AM
8 de marzo de 2021, 5:00 AM


Un país entusiasta asistió ayer a unas elecciones que históricamente suelen ser de mayor interés ciudadano porque permiten elegir a las autoridades más cercanas a la vida cotidiana de la gente, como son los alcaldes y gobernadores, y a juzgar por los resultados de las encuestas de boca de urna, los únicos hasta ahora conocidos, se configura en el país un nuevo mapa político de equilibrios con el poder central y con la participación de nuevos actores.

Sin un sistema de difusión rápida de resultados preliminares –algo que se le critica mucho al Tribunal Supremo Electoral– el país ha llegado al final de la jornada sin datos oficiales de los resultados y por ahora se tiene que apoyar en la referencia que dan las encuestas en boca de urna de dos empresas.

En base a esa proyección, es posible visualizar que el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) tendría asegurada la victoria en las gobernaciones de tres departamentos (Cochabamba, Potosí y Oruro), la oposición ganó en dos (Santa Cruz y Beni) y cuatro departamentos tendrán que ir a segunda vuelta entre los dos candidatos mejor ubicados (La Paz, Chuquisaca, Tarija y Pando).

En la elección municipal, los partidos de oposición ganaron, según esos resultados de boca de urna, en ocho de las diez ciudades capitales del país, esto es en Santa Cruz, La Paz, Cochabamba, El Alto, Oruro, Potosí, Tarija y Trinidad, mientras que el MAS ganó solo las alcaldías de Sucre y Cobija.

El otro resultado claramente visible de los comicios de ayer es el surgimiento de un grupo de figuras políticas, unas nuevas y otras con cierta experiencia, que podrían perfilarse con perspectivas de conformar un bloque opositor sólido e incluso con posibilidades de proyecciones personales de cara a futuras elecciones nacionales.

Ese es el caso de Luis Fernando Camacho desde la Gobernación de Santa Cruz, Gary Áñez desde la Alcaldía cruceña, Iván Arias desde la Alcaldía de La Paz, Manfred Reyes Villa desde la Alcaldía de Cochabamba y Eva Copa desde la Alcaldía de El Alto.

La jornada electoral propiamente transcurrió con relativa normalidad, excepto por el llamativo ausentismo de varios jurados electorales en algunas ciudades, donde tuvieron que intervenir notarios para reemplazar en algunos casos y poner a funcionar en otros las mesas con el número mínimo requerido. Aún no está clara cuál fue la razón de esas ausencias, pero es la primera vez que ocurre en la proporción que se manifestó este domingo.

También la quema de ánforas en un par de municipios pequeños generó cierta preocupación en horas de la tarde, pero en el balance global son incidentes aislados de menor trascendencia y que tendrán seguramente un curso de investigación y de repetición de la votación.

Por lo demás, el pueblo boliviano, que ayer ratificó sólidamente su vocación democrática y pacífica para resolver sus diferencias en las urnas, esperará de aquí en adelante que los depositarios de su confianza retribuyan con responsabilidad las promesas de bienestar y trabajo que reiteraron durante este tiempo; que hagan con sabiduría un cambio de página a la historia del ejercicio del poder local y regional para despejar de sus actos y decisiones el cáncer de la corrupción que ha caracterizado a varias gestiones salientes en el país. Eso es lo mínimo que se espera de ellos ahora que recibieron el apoyo de electores que en media pandemia del Covid-19 cumplieron con su derecho y deber de votar. Que así sea por una mejor Bolivia.

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