Opinión

Un peligroso virus

2 de febrero de 2020, 3:00 AM
2 de febrero de 2020, 3:00 AM

Los 21 días de pititas fueron días de angustia, pero la pasamos bomba. Conocimos a nuestros vecinos que parecían chinchis y descubrimos que no había sido así. Yo conocí a una choca, pero descubrí que había sido casada. Descubrí que mi suegra era una chef eficiente cuando de una sola olla, el locro de la solidaridad se multiplicó como los panes. Descubrí que cuando empezaba a flaquear, le pasaba una cerveza fría y le decía: “¿¡Quién se rinde!? Todos respondían: “¡Nadie se rinde!”. Y nadie se rindió pese al peligro, a las amenazas y a las agresiones.

Pero ¿qué peligroso virus nos picó? Medio que estamos chiflándonos porque, por ejemplo, las tiendas políticas están en alquiler, el negocio es tener una y arrendarlas o venderlas. No importa la línea. Importan los intereses…y los capitales.

Ya sabemos que hay diez candidaturas, pero estamos más desubicados que López Obrador hablando de política boliviana.

Es por eso que mi suegra y yo en nombre de los JPC, Jodidos Pero Contentos, que aglutina a los humoristas de este país, declaramos huelga de quijadas caídas, hasta que los políticos tomen las cosas en serio. Declaramos personas ingratas a quienes fomentan el fraccionamiento, condenamos las componendas y la anemia facial de quienes quieren subir al ring presidencial, calzándose los guantes en los ojos antes que en las manos.

Lo único serio, aunque nos mate de risa, es que Evo buscará ser senador o diputado. Faltaría que Juan Ramón Quintana exija ser embajador de Bolivia en el Vaticano, cosa que puede suceder mientras la oposición se huevea.

Nosotros los ciudadanos de a pie, incluyendo miracorsos y tomamicros, nos hemos vuelto muy intolerantes atrincherándonos en redes sociales donde la opinión se convierte en insulto, porque está visto que mientras más ataquemos, inclusive a los más pares, el like de la idiotez está sumando dividendos. Es fácil ser barrabrava de la política, lo que parece muy difícil es que ignoremos que la democracia empieza por nosotros (esa última parte me dictó mi suegra).

Como hay tantos candidatos por votar, cada uno se expresará en las urnas pero, cuidado con que las pititas sean solo un recuerdo que se hizo flecos por la tozudez y arrogancia de los políticos.

Ruego que el ‘candidavirus’ no se propague en Bolivia, que hasta Carnaval baje su gordura y hasta mayo en Bolivia se imponga la cordura.

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