Estiman que la semilla certificada cubre un 35% de los campos y que el resto del material genético es de dudoso origen, no declarado e ilegal. Alertan riesgos fitosanitarios

11 de mayo de 2021, 12:15 PM
11 de mayo de 2021, 12:15 PM

“Argentina siembra y Bolivia cosecha”. Así, el presidente de Asosemillas, Pedro Pellegrino, develó que son 15 las empresas del sistema de comercio en Bolivia que no resistieron la avalancha de material genético ilegal que ingresa de Argentina, vía contrabando, y cerraron sus programas de investigación en soya y maíz en el país. Dejaron de importar legalmente semillas, principalmente de grano amarillo, para no quedarse con stock.

Según Pellegrino, con datos del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf), la semilla certificada de soya alcanza para cubrir el 35% de los campos de producción en Santa Cruz. “Es decir, que el 65% restante es de dudoso origen, no declarada, ilegal y que no paga licencia por el uso de la tecnología”, afirmó.

En el caso del cultivo de maíz, Pellegrino dijo que el efecto es más perjudicial porque multinacionales argentinas que exportan el ‘grano amarillo’ dejaron de producir semilla para Bolivia desde la anterior campaña, a causa del alto stock en sus almacenes. Anotó que un 80% del maíz que se cultiva en campos cruceños es transgénico.

A decir del presidente de la Asociación de Proveedores de Insumos Agropecuarios (APIA), Eduardo Nostas, el tema del contrabando de semillas, principalmente soya y maíz de Argentina, es tan fuerte que está ‘matando’ el sistema de comercio de semillas en Bolivia. Arguye que este flagelo se da por el rezago en la normativa nacional que limita la adopción de nuevos eventos biotecnológicos.

Hizo notar que varias empresas del exterior frenaron el desarrollo e investigación de semillas para Bolivia y que la amenaza es que el país se quede sin semilla para producir, especialmente soya y maíz.

Riesgo fitosanitario

Desde la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), el gerente general Jaime Hernández, dijo que comparte la preocupación y deduce que la diferencia del tipo de cambio y mayor productividad por el uso de biotecnología, principalmente Argentina, ingresan productos agropecuarios, granos de soya y maíz, generando una competencia desleal al productor nacional.

Además del perjuicio, Hernández insinuó que el contrabando pone en peligro el estado fitosanitario del país por la amenaza de ingreso de malezas y plagas.

En la misma línea, el presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO, Óscar Mario Justiniano, cree que es necesario hacer un control estricto porque las cantidades que se ve que ingresan sobrepasan el consumo de las poblaciones fronterizas y la prueba es el ingreso masivo que trasciende a las ciudades capitales donde se comercializan productos de contrabando que afectan a los cultivos de arroz, maíz, trigo y soya y también al sector azucarero, de frutas, de hortalizas, de productos lácteos, cárnicos, entre otros eslabones del aparato productivo nacional.

“El riesgo es alto. Siempre hemos manifestado que mejor es permitir que ingresen de forma legal y de alta calidad; porque si viene de contrabando puede ser de baja calidad y además introducir plagas y malezas”, dijo Justiniano.

Resguardo de variedades

En la rendición pública de cuentas inicial 2021, el director general del Iniaf, Hugo Chambilla, citado en ABI, refirió que este año aspiran certificar más de 113.000 toneladas de semilla y fiscalizar 26.000 a escala nacional.

En la actualidad el Iniaf resguarda en el Banco Nacional de Germoplasma el patrimonio nacional con 19.766 accesiones correspondientes a granos andinos, cereales, hortalizas, frutas de valle, variedades forrajeras y tubérculos.