La acreditación se ha convertido en un sello de marca esencial en el mundo universitario, especialmente en América Latina

7 de agosto de 2024, 9:00 AM
7 de agosto de 2024, 9:00 AM

La acreditación se ha convertido en un sello de marca esencial en el mundo universitario, especialmente en América Latina. Establece una base común de operación y estándares de calidad, lo que facilita la diferenciación y el reconocimiento de las instituciones educativas.

Reinaldo Cifuentes, coordinador general de RAUI América (Redes de Administradores Universitarios) y asesor de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, asegura que la acreditación funciona como un sello de calidad que garantiza que una universidad ha pasado por procesos rigurosos de autoevaluación y evaluación externa.

Este reconocimiento no solo refleja la excelencia académica y administrativa de la institución, sino que también asegura a los estudiantes, padres y empleadores que la universidad cumple con altos estándares educativos.

“Lo que busca la metodología es intentar igualar, desde la base, condiciones de operación distintas. Ya está generalizado, entre las comunidades académicas, institucionales o gobiernos que la acreditación casi es obligatoria para poder diferenciar el proyecto educativo de una universidad respecto a otra”, puntualiza el experto.

En un mundo con una abundancia de universidades, la acreditación permite que las instituciones busquen intercambiar puntos de vista, converger en planificación y participar en proyectos comunes que de otra manera serían inalcanzables.

Un proceso de mejora continua

Para las universidades, la acreditación es una herramienta casi universal para acceder a una mejora continua. Permite a las instituciones compararse, buscar parámetros de coincidencia o divergencia con otras universidades y situarse en un grupo que facilite su avance en términos de planificación estratégica.

La definición de universidad ha evolucionado con el tiempo, pero la acreditación sigue siendo un medio crucial para mostrar desde fuera lo que es una universidad y hacer visible su proyecto educativo para el resto de la sociedad.

La acreditación institucional no solo ayuda a las universidades a reflejarse internamente, sino que también permite que la sociedad conozca mejor la institución.

Cifuentes manifiesta que esto es particularmente importante para los estudiantes, quienes pueden observar de manera más general o particular cuáles son las universidades que se alinean mejor con sus intereses y necesidades, y elegir la que mejor se ajuste a su proyecto de vida.

Las universidades pueden centrarse en diferentes áreas, como la investigación, la docencia o un enfoque global, y la acreditación institucional ayuda a destacar estas características particulares. La metodología utilizada en la acreditación hace posible que las universidades se reflejen de manera precisa y que la sociedad tenga una comprensión clara de sus fortalezas y propuestas educativas.

La acreditación es un proceso en el que una entidad externa evalúa
La acreditación es un proceso en el que una entidad externa evalúa

Acreditación universitaria: un estándar de calidad

La acreditación es un proceso en el que una entidad externa evalúa y certifica que una universidad o programa académico cumple con ciertos estándares de calidad. Este proceso ayuda a la:

        Mejora continua: la acreditación permite a las universidades identificar áreas de mejora y fortalecer sus procesos internos, promoviendo una evolución constante en sus métodos de enseñanza e investigación.

        Comparación y competitividad: al adherirse a estándares reconocidos, las universidades pueden compararse con otras instituciones a nivel nacional e internacional, identificando puntos fuertes y áreas de divergencia para posicionarse mejor en el panorama educativo global.

        Transparencia y visibilidad: la acreditación hace visible el proyecto educativo de la universidad para la sociedad. Los estudiantes y sus familias pueden evaluar qué universidades están más alineadas con sus intereses y objetivos de vida, tomando decisiones informadas sobre su educación superior.

Las universidades se definen y se diferencian de diversas maneras: algunas son más académicas y de pregrado, otras se centran en la investigación, y hay universidades más globales y completas. La acreditación institucional ayuda a reflejar estas características únicas, haciendo que la sociedad tenga una mejor comprensión de cada institución.

Cifuentes explica que se debe diferenciar dos tipos de acreditación: de carrera y la institucional. La acreditación de carrera se centra principalmente en el perfil de egreso y las competencias adquiridas a lo largo del proceso académico. Los aspectos evaluados son, principalmente:

        Académicos: contenidos curriculares y pedagógicos, métodos de enseñanza y aprendizaje.

        Perfil de ingreso y egreso: competencias y habilidades que los estudiantes deben tener al entrar y al finalizar la carrera.

        Oportunidades laborales: la capacidad de la carrera para preparar a los estudiantes para el mundo laboral y su relevancia social.

Este enfoque asegura que los programas académicos no solo cumplan con estándares educativos, sino que también sean pertinentes y útiles para el desarrollo profesional de los estudiantes.

En tanto, la acreditación institucional abarca un espectro más amplio de factores, incluyendo:

        Cuerpo académico y capacidades institucionales: evaluación de la calidad del personal docente y de las instalaciones universitarias.

        Solvencia y aspectos financieros: estabilidad económica y cumplimiento de regulaciones financieras.

        Visión, misión y propósito: alineación con objetivos locales, nacionales e internacionales.

“Este enfoque totalizador permite a la universidad demostrar su capacidad para cumplir con una misión educativa amplia y diversa, adaptándose a las necesidades cambiantes de la sociedad”, señala Cifuentes.

Autoevaluación y acreditación

Según el experto, existe una confusión entre acreditación y autoevaluación. Por ese motivo, aclara que la autoevaluación es un proceso interno en el que las instituciones revisan sus propias prácticas y resultados, contando con la opinión de externos para tener una visión más completa.

En cambio, la acreditación, aunque incluye una parte de autoevaluación, va un paso más allá al involucrar a un evaluador externo que certifica que la universidad cumple con los estándares requeridos.

“La acreditación, al contrario, es un peldaño más, porque implica, básicamente, que un externo viene a certificar a partir de la autoevaluación y de otros instrumentos más (…), es lo que es, de lo que dice que es y de lo que la sociedad le pide, ya sea en términos regulatorios, comunicacionales o sociales. Son dos temas que están entrelazados entre sí, pero que no son lo mismo porque se podrían hacer por separado”, agrega.

Movilidad docente y estudiantil

Uno de los principales beneficios de la acreditación es su impacto en la movilidad docente y estudiantil. En un mundo universitario globalizado y altamente competitivo, la acreditación se ha vuelto casi obligatoria para establecer relaciones de excelencia a nivel internacional. Las universidades acreditadas tienen una ventaja significativa cuando se trata de:

        Intercambio académico: las instituciones que buscan colaborar en proyectos de investigación, programas de intercambio y otros acuerdos académicos internacionales, consideran la acreditación como un criterio fundamental. La acreditación asegura que las universidades involucradas operan bajo estándares similares de calidad y excelencia.

        Movilidad estudiantil: los estudiantes que desean estudiar en el extranjero, participar en programas de intercambio o transferirse a otras universidades, encuentran en la acreditación un indicador de confianza. Las universidades acreditadas son más propensas a ser reconocidas internacionalmente, facilitando la aceptación de créditos y títulos.

        Movilidad docente: los docentes que buscan oportunidades de enseñanza o investigación en otras universidades también se benefician de la acreditación. Las instituciones acreditadas son vistas como destinos atractivos para académicos de todo el mundo, promoviendo una mayor colaboración y desarrollo profesional.

Para Cifuentes, el mundo no está falto de universidades, pero que, para llevar adelante procesos de movilidad docente -estudiantil, “lo que se ve es si una universidad está o no está acreditada y cuando se parte con esa base es como un requisito previo para tener relaciones de excelencia a nivel internacional”.


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