Diversos factores pueden detonar un trastorno que incide directamente en el deterioro físico, emocional y mental. Se requiere ayuda profesional para acompañar el tratamiento

25 de abril de 2023, 7:15 AM
25 de abril de 2023, 7:15 AM

Los trastornos de alimentación en jóvenes y adolescentes están aumentando alarmantemente en la actualidad. Las estadísticas arrojan datos escalofriantes. La Cruz Roja estima que uno de cada 100 adolescentes padece anorexia nerviosa y 4 de cada 100 tienen bulimia nerviosa.

Los trastornos de la conducta alimentaria suelen aparecer durante la adolescencia y la juventud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que este tipo de trastornos se presentan con comportamientos alimentarios anormales y preocupación por el peso y la figura corporal.

Isabel es una universitaria de 24 años que sufre de trastorno alimenticio. La vida para ella no ha sido fácil. Tras la separación de sus padres, cuando tenía 12 años. iniciaron sus problemas. Los psicólogos creen que la ruptura en su núcleo familiar desencadenó el trastorno en esta joven, quien en la etapa más dura de su enfermedad (17 años), llegó a pesar, incluso, 34 kilos.

Sufre de anorexia nerviosa, “un síndrome de rechazo de la alimentación por un estado mental de miedo a engordar, que puede tener graves consecuencias patológicas”.

La directora de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Liudmila Loayza, indica que la anorexia está dentro de la psicopatología denominada trastorno mental y de la conducta.

“Tiene un origen emocional y se manifiesta en patrones de conducta que restringen la comida y tienen que ver también con una distorsión en la imagen corporal. La persona puede verse a sí misma como muy gorda o subida de peso y quiere alcanzar la imagen ideal. Por eso empieza a tener conductas convulsivas sobre su alimentación”, indica la psicóloga.

Este trastorno se presenta, por lo general, en la adolescencia y la prevalencia es en mujeres.

James Robles, dirige la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz. Para el especialista, los trastornos de alimentación son enfermedades mentales que tienen que ver con “la manera en que las personas piensan, sienten y actúan en relación a la comida y la imagen corporal”.

Diversos trastornos

La anorexia nerviosa que se caracteriza por la restricción de la ingesta alimentaria y el miedo intenso a ganar peso, lo que puede llevar a una pérdida significativa de peso y desnutrición.

La bulimia nerviosa se caracteriza por episodios recurrentes de atracones de alimentos seguidos de comportamientos compensatorios inapropiados, como el vómito autoinducido, el uso excesivo de laxantes o el ejercicio excesivo.

El trastorno por atracón se caracteriza por episodios recurrentes de atracones de comida en los que se consume un exceso de alimentos en un corto período de tiempo, y se siente una falta de control durante el episodio.

Existen otros trastornos de alimentación menos comunes como el trastorno alimentario evitativo o restrictivo, la megarexia y el trastorno de rumiación.

Causas multifactoriales

Es complejo establecer una causa única que desemboque en un disparador. Los especialistas refieren una combinación compleja de factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales.

Los factores asociados a la genética, las hormonas y los desequilibrios químicos en el cerebro.

Los factores psicológicos pueden incluir problemas de autoestima, ansiedad, depresión, perfeccionismo y problemas de control.

Los factores sociales y culturales pueden incluir la presión de la sociedad para cumplir con ciertos estándares de belleza y peso.



La percepción que el paciente se tiene de sí mismo acrecienta los problemas derivados de la anorexia 

Tratamiento de la anorexia

El tratamiento para la anorexia y otros trastornos alimenticios involucra una combinación de terapia psicológica, medicamentos y atención médica profesional para abordar los problemas físicos relacionados con el trastorno.

Loayza considera que, como cualquier psicopatología, necesita un tratamiento. "Este trastorno necesita una intervención multidisciplinaria porque no solo se ha alterado su nivel emocional cognitivo”, matiza.

Los objetivos del tratamiento pueden incluir la restauración del peso corporal saludable, abordaje de patrones de pensamiento y comportamiento disfuncionales relacionados con la comida y la imagen corporal o la mejora de la calidad de vida y la función social.

Para Robles es importante tener un plan de acción en caso de que comience una recaída. El acompañamiento de un equipo de profesionales de la salud mental y otros recursos de apoyo ayudarán a superar los desafíos y continuar en el camino hacia la recuperación.

¿Cuál es el daño físico que podría provocar?

Los trastornos de alimentación, que se dan principalmente en adolescentes y adultos jóvenes, provocan daños físicos, muchas veces, de irremediables consecuencias. Entre los más comunes se resaltan:

-       Pérdida de masa muscular y debilidad

-       Dificultad para regular la temperatura corporal

-       Dificultad para conciliar el sueño y dormir

-       Anemia y otros problemas de sangre

-       Dolor abdominal y otros problemas gastrointestinales

-       Problemas hormonales, como la amenorrea (cese de la menstruación)

-       Problemas óseos, como la osteoporosis y las fracturas óseas

-       Problemas cardiovasculares, como la bradicardia (ritmo cardíaco lento) y la hipotensión (presión arterial baja)

-       Problemas dentales, como la erosión del esmalte dental y la caries dental.

 La familia, un espacio de contención

La familia puede desempeñar un papel importante en la prevención y tratamiento de los trastornos de alimentación, buscando un terapeuta, psicólogo o nutricionista especializado en este tipo de trastornos y creando una red de apoyo emocional.

“Basta que una persona provoque un cambio en su patrón de conducta para provocar un cambio en todo el sistema familiar. Las personas tienen que involucrarse más porque no solo está en juego la salud física y emocional del miembro que está sufriendo el trastorno sino de toda la familia”, puntualiza Loayza.