¿Aplican los médicos los consejos que dan a sus pacientes?
Es habitual que los médicos recomienden a sus pacientes llevar un estilo de vida saludable, que incluya buena alimentación, ejercicio regular y descanso adecuado
Es habitual que los médicos recomienden a sus pacientes llevar un estilo de vida saludable, que incluya buena alimentación, ejercicio regular y descanso adecuado. Pero, ¿logran los profesionales de la salud aplicar estos consejos en su propia vida? La realidad es que sus exigentes rutinas laborales suelen convertirse en un obstáculo difícil de sortear.
Ronald Ordoñez, médico cirujano y docente de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, reflexiona sobre los riesgos que implica no seguir estos hábitos.
“Por el estilo de vida que llevamos es difícil cumplirlos al 100%”, afirma. Sus palabras ponen en evidencia una paradoja: quienes están encargados de cuidar la salud de los demás, muchas veces descuidan la suya propia.
De ahí la importancia, según Ordóñez, de que los médicos piensen en su “bienestar”, entendido como la optimización de todos los factores que afectan a la salud biológica, psicológica y social y prevenir o tratar las enfermedades crónicas agudas que sufren los médicos, incluidas las enfermedades mentales, discapacidades y heridas derivadas de los peligros del trabajo, el estrés laboral y el agotamiento.
Los desafíos laborales y su impacto en la salud
Uno de los mayores retos que enfrentan los médicos son las extensas jornadas laborales. En muchos países, incluido Bolivia, es común que trabajen hasta 36 horas seguidas, lo que no solo afecta su rendimiento profesional, sino también su salud física y mental.
“Cuando no se duerme bien, la eficiencia en el trabajo disminuye, ya que las sinapsis neuronales no funcionan de manera óptima”, explica Ordoñez y agrega que “cuanto más tiempo pase una persona sin dormir, menos efectiva será en su desempeño laboral”.
El sueño, según Ordóñez, es un pilar fundamental de la salud. La falta de descanso adecuado aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades graves, como hipertensión arterial, infartos y síndrome coronario agudo. A esto se suma que, con el tiempo, el impacto de estos problemas se vuelve más significativo.
Pero el problema no termina ahí. La alimentación también es un desafío para los profesionales de la salud. Los entornos hospitalarios, paradójicamente, suelen carecer de opciones nutritivas.
“En muchos comedores institucionales, no hay comida saludable disponible. Esto, sumado a la presencia de máquinas expendedoras y puestos de comida rápida, facilita hábitos poco saludables”, sostiene el especialista.
Obesidad y sedentarismo: una realidad alarmante
Ordoñez advierte que la obesidad es una preocupación creciente en América Latina. “México, por ejemplo, ha superado a Estados Unidos en índices de obesidad debido al sedentarismo y los malos hábitos alimenticios. En Bolivia no estamos muy lejos de esa realidad”, señala.
La paradoja es evidente. Mientras los médicos recomiendan a sus pacientes combatir el sedentarismo y adoptar dietas equilibradas, ellos mismos enfrentan dificultades para llevar una vida activa y saludable.
“Sumando todos estos factores, paradójicamente, el personal de salud podría ser uno de los grupos menos saludables, mientras intenta guiar a los pacientes hacia un bienestar que ellos mismos a veces no pueden alcanzar”, reflexiona.
Un cambio desde las universidades
Conscientes de esta situación, las universidades tienen un papel clave para promover el autocuidado en las futuras generaciones de médicos. El docente universitario destaca que en Unifranz se trabaja activamente para concientizar a los estudiantes de Medicina sobre la importancia de cuidar su propia salud.
“Tratamos de inculcar en nuestros estudiantes la necesidad de priorizar su bienestar, porque no podemos seguir teniendo personal de salud que descuide su propia salud”, asegura.
Iniciativas educativas como estas son esenciales para formar profesionales que no solo velan por la salud de sus pacientes, sino también por la suya. Este cambio de mentalidad es el primer paso hacia un sistema de salud más equilibrado y sostenible.
¿Es viable implementar cambios laborales?
La implementación de mejores condiciones laborales, especialmente en lo que respecta a los horarios, es una solución que varios países europeos ya han adoptado. Ordoñez menciona que Bolivia podría seguir este ejemplo, aunque reconoce que existen barreras económicas y legales.
“Es posible lograrlo, pero es un tema económico. Es complicado que el Estado considere aplicar estas leyes, ya que el médico de consultorio privado no está amparado por la Ley General del Trabajo”, explica. Este vacío legal deja a los médicos en una situación de vulnerabilidad, donde sus necesidades de descanso y bienestar quedan en un segundo plano.
El galeno enfatiza que es fundamental entender que los médicos también son seres humanos que se enfrentan a los mismos desafíos físicos y mentales que sus pacientes. Ignorar esta realidad afecta su bienestar y, a su vez, la calidad de la atención que brindan.
Autocuidado: una necesidad urgente
Cuidar de su propia salud no es solo una cuestión de responsabilidad personal para los médicos; es una necesidad para garantizar un sistema de salud más eficiente y humano. Un médico que duerme bien, vive de manera equilibrada y realiza actividad física está en mejores condiciones para tomar decisiones críticas y brindar una atención de calidad.
La Asociación Médica Mundial (WMA, por sus siglas en inglés), a principios de año, instó a las asociaciones nacionales a mejorar las condiciones laborales y de salud de los profesionales. Esto refleja una preocupación global por el impacto que tiene el bienestar de los médicos en sus pacientes y en la sociedad en general.
La paradoja de los médicos que no aplican en su vida los consejos que brindan a sus pacientes debe ser abordada con seriedad. Mejorar las condiciones laborales, promover el autocuidado desde la formación universitaria y garantizar espacios adecuados para el descanso y la alimentación son acciones clave.
Como bien señala Ordoñez, “no podemos seguir teniendo personal de salud que descuide su propia salud”. El desafío está en cambiar paradigmas y construir un entorno donde los médicos puedan cuidar su bienestar físico y mental, asegurando así una atención médica más segura, eficiente y empática.