Al concluir el año escolar, es frecuente que padres de familia busquen dar un giro a la formación de sus hijos y opten por otra unidad educativa. Los motivos para el cambio son muchos; los problemas de adaptación provocan estrés en el menor

1 de diciembre de 2022, 8:11 AM
1 de diciembre de 2022, 8:11 AM

Acaba el año escolar y en muchos centros se viven estos días con aroma a despedida. Los encuentros estudiantiles para celebrar el fin de curso se multiplican. Para algunos, este cierre de gestión supone un gran salto. El próximo año buscarán la universidad que encamine su formación profesional. Para otros, este cierre también tiene un adiós escondido. El nuevo curso los llevará a otra unidad educativa.

Quizá, no lo sepan todavía. Para los padres, es complicado tomar la decisión de cambiar de colegio a sus hijos. Resulta aún más difícil saber cómo y cuándo informarles a ellos.

Los motivos para el cambio son muchos. Cambio de ciudad o de barrio, problemas de convivencia en el recinto escolar, nueva realidad económica que obliga a pensar en otras opciones, el esfuerzo de los progenitores para mejorar la educación en una unidad más exigente, etc. Para el menor, estos motivos no siempre son los más aconsejables o coherentes.

“Si bien, en general, los chicos se adaptan muy rápido, cambiar de escuela seguramente les generará en mayor o menor medida, estrés, ansiedad, angustia o miedo”, explicó la especialista en educación Laura Lewin a Clarín.

La autora y capacitadora destacó que “los chicos necesitan de cierta estabilidad y cierto orden”, por lo que el pase de un colegio a otro “puede generar un tsunami emocional. Estos cambios implican "tener que entablar nuevas relaciones, familiarizarse con nuevos lugares, con nuevas reglas y estilos de trabajo; es decir, adaptarse a una nueva realidad”, complementa.

Es cierto que la reacción de los estudiantes será diversa. En algunos casos, la adaptación será plena y beneficiosa para los menores. En otros, costará un poco más conocer a los nuevos compañeros y entablar amistades. También hay casos más problemáticos de integración.

10 consejos para preparar la adaptación

Lewin plantea una serie de consejos para ayudar a padres e hijos en esta etapa de cambio.

- La especialista recomienda informar al menor, cuanto antes, sobre el cambio de escuela. De esta forma se gana tiempo para que asimilen la idea y puedan prepararse emocionalmente para afrontar la transición.

- Acompañar el proceso previo para identificar si hay indicios de estrés. En este caso, será importante detectar estos cambios en los chicos y conversar con ellos o pedir ayuda profesional.

- Los niños demostrarán su descontento con actitudes de enojo hacia sus padres. Es normal y esperable. La tranquilidad y confianza de los padres calmará en parte al menor. También es relevante explicarle los motivos del cambio y los beneficios que conllevará dicha decisión.

- La incorporación a un grupo humano ya constituido es compleja. De forma previa, conviene forjar las bases de un empoderamiento en los estudiantes. No se trata de garantizarles que se van a hacer de amigos y que les va a encantar la nueva escuela, sino de darles las herramientas necesarias para que ellos pueden hacer la transición de una escuela a la otra con tranquilidad, sabiendo que van a poder hacerle frente a los desafíos que pueden aparecer, como poder “encajar” en el curso.

- Proyectar la nueva experiencia con optimismo y alegría. Aunque las cosas no salgan siempre como ellos esperen, los ayudará a desarrollar la resiliencia emocional, tan necesaria para afrontar cambios en la vida.

- Es un proceso, el cambio, frecuente en la vida de niños y adultos. Preparar para la vida comienza por la capacidad de aprender en estos momentos y darse cuenta que mucho de lo que pase en la nueva escuela va a depender de ellos: si aceptan una invitación para jugar en el recreo, si ponen todo de sí cuando trabajan en grupo o si se acercan a sus compañeros en el recreo, por ejemplo.

- Visiten el colegio antes del inicio de clase. Es bueno que el niño recorra el espacio, conozca la ubicación de las aulas y la distribución de espacios. También que sepa acceder a sitios clave como el baño, la secretaria, el patio y otros escenarios. 

- En la medida de las posibilidades, resulta ideal que entre en contacto con otros estudiantes del mismo curso o escuela. Esta persona servirá de ayuda en los primeros días y, seguramente, marcará la diferencia.

-  Una vez que comiencen las clases, incentivarlos para que participen en actividades extracurriculares y encuentros sociales como, por ejemplo, los cumpleaños. Para ello, es conveniente que los padres se integren en el grupo de WhatsApp que incluye a todo el grupo y monitorear desde ahí las actividades fuera del espacio lectivo.

- No subestime estos cambios. Al concluir cada día la actividad escolar, conviene observar la reacción del menor. Si salen del colegio contentos y cuentan qué hicieron y cómo la pasaron, será una señal de que las cosas van bien. Si salen retraídos y no quieren hablar es pertinente darles confianza y asegurarles el acompañamiento en estos primeros días. Deben sentirse respaldados. Algunos estudiantes necesitan más ayuda que otros.