El ruido es una constante en la vida de las ciudades, las bocinas de los autos, la música de los negocios o los gritos de la gente en las calles; todos estos factores se convierten en una fuente de estrés, pero también en un factor de riesgo para la salud auditiva de la población

15 de agosto de 2024, 9:10 AM
15 de agosto de 2024, 9:10 AM

El ruido es una constante en la vida de las ciudades, las bocinas de los autos, la música de los negocios o los gritos de la gente en las calles; todos estos factores se convierten en una fuente de estrés, pero también en un factor de riesgo para la salud auditiva de la población.

Los niveles sonoros pueden ir de 0 hasta 150 dB (decibelios), abarcando desde sonidos ligeros (el silencio relativo) hasta niveles de daño inmediato al oído humano. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como ruido cualquier sonido superior a 65 dB. En concreto, dicho ruido se vuelve dañino si supera los 75 dB y doloroso a partir de los 120 dB. Por lo tanto, se recomienda no superar los 65 dB durante el día y para que el sueño sea reparador el ruido ambiente nocturno no debe exceder los 30 dB.

Al estar expuestos a estos altos niveles de ruido, nuestro riesgo de sufrir sordera se multiplica, lo cual se ve reflejado en las cifras que maneja la OMS sobre la pérdida auditiva.

De acuerdo con la organización internacional, más de 1.500 millones de personas a nivel mundial experimentan algún grado de pérdida auditiva. De éstos, se estima que 430 millones tienen pérdida auditiva de gravedad moderada o mayor en el oído con mejor audición y advierte que, según las previsiones, una de cada cuatro personas presentará problemas auditivos en 2050.

En esa línea, Griselda Vargas, directora de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, asegura que el uso excesivo de los auriculares tiene un serio riesgo para la salud.

“La exposición prolongada a sonidos fuertes, ya sea a través de auriculares o de otras fuentes, puede ocasionar daños irreversibles en las células ciliadas del oído interno, las cuales son responsables de la transmisión de las señales auditivas al cerebro. Este daño, conocido como trauma acústico, puede conducir a una serie de problemas auditivos”, explica. 

Además de las causas externas, también existen causas internas, como la pérdida auditiva relacionada con la edad o también denominada presbiacusia.

La presbiacusia es la causa más frecuente de pérdida de audición, originada por cambios degenerativos relacionados con la edad en el oído y los nervios auditivos que envían señales al cerebro. Dicha enfermedad se caracteriza frecuentemente por una disminución de la audición en ambos oídos. 

A continuación, algunos tips para cuidar nuestra audición:

        No introducir hisopos o cotonetes para la limpieza de los oídos. En caso de infección, recurrir a un médico otorrinolaringólogo. El uso de hisopos para la higiene del oído aumenta el riesgo de perforar la membrana del tímpano, además de convertirse en un vehículo para bacterias y hongos.

        Evitar la exposición prolongada a sonidos intensos, ya que puede provocar una pérdida irreversible de la audición.

        Al utilizar auriculares o escuchar música, mantener bajo el volumen del sonido. La OMS recomienda que el nivel de volumen máximo no exceda los 80 decibeles (dB). Una forma sencilla de verificar el volumen es utilizar la regla del 60/60: no escuche música a más del 60% del volumen máximo durante más de 60 minutos al día.

        Si en el trabajo, la persona se expone a ambientes muy ruidosos, es recomendable el uso de dispositivos de protección auditiva.

        Realizar controles de audición regularmente. Esta recomendación es importante, ya que permitirá detectar problemas de manera temprana, lo que mejora el pronóstico de los pacientes.

        En caso de detectar alguna modificación en la audición acudir a una consulta con un especialista en otorrinolaringología. Esta consulta permitirá descartar otras alteraciones en el oído como, por ejemplo, la presencia de cera. Luego se avanzará con la realización de estudios audiológicos para valorar el tipo y grado de pérdida auditiva.

        Luego de haberse realizado los estudios correspondientes, es importante que el paciente siga el tratamiento recomendado por el especialista. El tratamiento más habitual para este tipo de pérdidas es el uso de audífonos, los cuales le permiten al paciente estar más conectado con su entorno, y le brinda mejor calidad de vida y estimulación del oído dañado.