Especialistas proponen un oportuno diagnóstico médico psicológico para detectar los problemas. La supervisión de los padres, con una debida estimulación de los sentidos, es clave

8 de junio de 2023, 10:00 AM
8 de junio de 2023, 10:00 AM

Los niños con dificultades para expresarse padecen ciertas limitaciones para la integración. Especialistas encuentran una vinculación entre los problemas de comunicación y de aprendizaje. Por ello, recomiendan a padres y familiares ciertos comportamientos para mejorar la expresión. Desde la estimulación temprana hasta pronuncias las palabras de manera correcta, evitando los usos infantilizados, las sugerencias buscan el beneficio de los menores.

Aún a pesar de esos cuidados, hay niños que presentan problemas de comunicación. En estos casos, los especialistas recomiendan un diagnóstico médico-psicológico, porque podría tener un trastorno de comunicación, del habla y del lenguaje, que usualmente está relacionado con el padecimiento de otros trastornos.

“Los trastornos de la comunicación son una de las afectaciones más frecuentes en los niños que presentan cualquier otro trastorno del neurodesarrollo, como Síndrome de Down, autismo, TDH (trastorno por déficit de atención), trastorno generalizado del desarrollo, rezago global psicomotor y otros”, explica Ivonne Ramírez Martínez, doctora en Neurociencias Clínicas y Experimentales, 

La especialista asegura que los trastornos específicos del lenguaje raramente vienen aislados y las causas podrían ser diversas, desde motivos genéticos o la influencia del contexto. Esta última se refiere a la falta de estimulación por negligencia parental y a factores emocionales, como haber visto o haber sufrido violencia, que a su vez está relacionada a la introversión en el niño.

Ramírez es docente del Diplomado de Trastorno de la Comunicación, de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz. Considera fundamental un diagnóstico acertado y sugiere la implementación de pruebas integrales que consideren aspectos morfofisiológicos, neuropsicológicos y funcionales.

El primer aspecto estudia la configuración y constitución de la cavidad bucofacial, así como la respiración y los hábitos de masticación. El análisis podría detectar sianorea o salivación, por ejemplo.

Incluso, advierte sobre el tipo de alimentación que ingiere el infante, como la ausencia de alimentos semisólidos a partir de los seis meses de edad.

Otro aspecto se enfoca en la capacidad fonatoria, el tiempo de aparición de los morfemas, fonemas y oraciones, y la relación de la comunicación del niño con sus emociones y su intelecto.

“Es decir que la evaluación tiene que ser clínica, de los elementos morfofisiológicos, neuropsicológica y funcional para examinar el uso práctico del lenguaje y su dimensión emocional”.

Este abordaje integral se explica porque estos trastornos del lenguaje están asociados a otros trastornos del neurodesarrollo, por lo tanto, existe una afectación global en el desarrollo del niño, que incluye la parte psicomotora, emocional e intelectual o cognitivo.

La prevención

“Ante la presencia de cualquier otro tipo de trastorno del neurodesarrollo, hay que evaluar los trastornos del habla, el lenguaje y la comunicación, para trabajar de manera global con el niño”, señala la experta.

Considera que es muy importante estimular al niño, incluso desde los primeros 15 días de vida. Hablarle y sonreírle forman parte de esa estimulación temprana que debe recibir el bebé.

Posteriormente, hay que estar pendientes al contacto visual; es decir, si el niño sigue los objetos con la mirada, porque son los primeros indicadores de comunicación.

Entre las consideraciones que proponen los especialistas inciden en la pronunciación adecuada de los padres. Con frecuencia, se utiliza diminutivos o palabras infantilizadas para comunicarse con ellos. “Al hacerlo, estamos brindando poca información al infante para su conciencia fonológica”, destacan.

“Es importante también que el niño empiece a emitir sonidos onomatopéyicos, por ejemplo, las voces de los animales, como del perro o del gato”, comenta Ramírez.

En definitiva, tanto padres como especialistas tienen que estar atentos a que el niño cumpla los hitos del desarrollo del lenguaje, que están establecidos en las libretas de registro del desarrollo infantil. 

“Los trastornos de comunicación y del habla no están circunscritos a que el niño no pueda pronunciar palabras o comprender oraciones, sino a todo el desarrollo de su inteligencia e interrelación social, que son fundamentales para su conducta adaptativa y de resolución de problemas que enfrentará en su entorno”, señala la especialista.