Además, las secuelas físicas y psicológicas en las víctimas de violencia doméstica son numerosas, siendo el desarrollo del Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) una de las más frecuentemente observadas

28 de marzo de 2024, 9:00 AM
28 de marzo de 2024, 9:00 AM

Rita Martínez (nombre ficticio) baja los ojos al hablar de su exmarido y llora al recordar sus golpes, que han dejado marcas imborrables en sus brazos y piernas, pero se pone firme y levanta la cabeza al recordar cómo solía justificar la violencia de la cual era víctima.

“Estaba en una burbuja, me culpaba de todo, incluso de la agresión y justificaba el dolor que me causaba por preservar la unidad y miedo de perderlo. Cuando casi me mata, recién pude alejarme de él y entender lo que pasaba”, relata.

De acuerdo con la psicóloga forense y docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Kyoko de Uzin, las víctimas suelen mostrar ciertos rasgos que pueden alertar a los familiares y personas cercanas.

La experta indica que normalmente las personas que sufren abuso o violencia suelen tener ciertas características:

        Tienen una baja autoestima.

        Son muy inseguras, suelen ser personas muy ansiosas.

        Tienen una personalidad sumisa.

        Se sienten inferiores a los demás.

Son muy dependientes afectiva, emocional y económicamente.

 No sienten que merecen ser respetadas como seres humanos.

        Tienen expectativas que no son realistas.

    Sienten la necesidad de ser controladas (o “protegidas”) por otros.

        Son excesivamente tolerantes y condescendientes.

        No hacen valer sus derechos.

  Se engañan a sí mismas pensando que –algún día- el abusador cambiará.

        Se culpan a sí mismas de los problemas ajenos, o culpan al mundo, a la vida o a una situación particular de lo que les sucede.

        No son conscientes de que permiten que el abuso suceda.

        No creen ser capaces de triunfar por sí mismas.

        Suelen tener problemas para poner límites y decir “No”.

Otra característica, a veces pasada por alto, en muchos casos es la existencia de una permisividad al consumo del alcohol y las drogas e incluso la “normalización de la violencia”, probablemente debido a los antecedentes familiares o de crianza de cada persona.  

“Las reacciones más frecuentemente detectadas en las víctimas de violencia son los síntomas de ansiedad y depresión, sentimientos de baja autoestima, problemas en las relaciones sociales, conductas agresivas y dificultades en el rendimiento escolar entre otros”, explica.

Además, las secuelas físicas y psicológicas en las víctimas de violencia doméstica son numerosas, siendo el desarrollo del Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) una de las más frecuentemente observadas.

Unifranz

Es fundamental desentrañar la complejidad de los noviazgos violentos

Cómo prevenir la violencia de género

Según el Programa Constructores de Buen Trato, del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz (GAMLP), es sumamente importante para el entorno de la posible víctima “identificar ciertos comportamientos para advertir que la violencia no surge de un día para el otro, se va construyendo y reforzando con la interacción diaria, por ejemplo: los pellizcos, ligeros empujones, pequeñas prohibiciones, bromas pesadas, burlas o presiones para tener relaciones sexuales”.

Entre otras, las conductas características de una relación violenta son:

        Muestras de afecto que ocultan conductas controladoras.

        Controla todo lo que haces y pretende conocer hasta tus más íntimos secretos.

        Te vigila, critica tu manera de vestir, peinarte, maquillarte, hablar o comportarte.

        Monta escándalos en público o en privado.

        No se expresa ni habla acerca de lo que piensa o desea, pretende que tú adivines lo que le sucede.

        Te demuestra enojo por todo lo que no resulta ser como él o ella quiere.

        Te desvaloriza o compara con otras personas.

   Te obliga a mantener relaciones sexuales, por medio de manipulaciones.

        Pone en duda tus sentimientos.

        Exagera todo el tiempo tus defectos.

        Controla tus tiempos y espacios

        Es impulsivo e intolerante.

        Te amenaza con matarte o suicidarse si lo abandonas

“Es fundamental desentrañar la complejidad de los noviazgos violentos, promoviendo la concientización, la prevención y el apoyo para construir relaciones basadas en el respeto mutuo y la salud emocional”, explica De Uzin.

La educación y la identificación de patrones desde temprana edad son herramientas esenciales en la lucha contra la normalización de la violencia en la sociedad, concluye.