Pablo Ardaya destaca el factor de compromiso y el desarrollo de habilidades blandas como los ejes de un mejoramiento laboral

3 de mayo de 2023, 18:15 PM
3 de mayo de 2023, 18:15 PM

El tiempo de los obreros, trabajadores, empleados o servidores públicos quedó atrás. En el contexto actual, se recurre al término capital humano y al concepto de “colaborador”. Desde las instituciones se busca una interacción más dinámica y productiva al interior de las empresas.

Para Pablo Ardaya, director nacional de Capital Humano de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, concebir al trabajador como colaborador conlleva un mayor compromiso porque se esfuerzan en comprender el propósito de la organización, poner empeño, pasión, intelecto y compromiso.

“Todos estos elementos que las personas llevan consigo cuando se incorporan a la empresa hacen que, justamente, sean consideradas colaboradoras del objetivo, es decir, del propósito organizacional”, asegura.

Este cambio de filosofía en el manejo del capital humano está íntimamente relacionado con un cambio de paradigmas sociales y tecnológicos por los que atraviesan las sociedades actuales y del que Bolivia no está al margen.

Las personas son las que dan vida y espíritu a los procesos, que por muy bien diseñados y tecnológicos que estén requieren indefectiblemente del alma de los colaboradores para hacer que ese proceso sea increíble ya que solo las personas son capaces de entender y explotar la tecnología para lograr mejores resultados.

La relación laboral ha cambiado

Ardaya recuerda que, hasta el siglo pasado, las empresas y los empresarios lo que necesitaban era mano de obra, es decir fuerza bruta para que, a través de esa fuerza mercantilizada en el trabajo, se convierta en un dependiente de una empresa y venda en sí, su fuerza y su tiempo.

“De un tiempo a esta parte, las empresas se han dado cuenta que más allá de la fuerza bruta o física, las personas tienen algo más poderoso que es propiamente su conocimiento, su actitud, sus habilidades y sus valores. Todos estos elementos que, además les permiten conseguir logros, hacen que las buenas empresas ya no vean a estas personas que trabajan para ellos como simple fuerza bruta, sino como socios que permiten lograr resultados, de ahí el término colaborador”, agrega.

Evidentemente, las personas se han convertido en el alma y el cerebro detrás de los procesos dentro de las organizaciones. Hoy, muchas empresas son conscientes de que las personas son valiosas y que, si quieren tener éxito, necesitan pensar en el valor añadido de la pasión y el compromiso de esas personas.

Fomentar las habilidades blandas 

Las habilidades blandas son las que permiten a las personas relacionarse unas con otras, reinventarse, entender y comprender los elementos y, sobre todo, proyectarse hacia mejores niveles. En tanto, las competencias duras no sólo hacen referencia a la fuerza, sino también a un conocimiento aplicativo.

“No me serviría de nada si una persona, que atiende a los clientes o usuarios y sabe manejar excelentemente el sistema (…), no tuviera incorporada una habilidad blanda, como la atención al cliente, las ganas de ayudar, el comprometerse con dar solución a una persona”, dice Ardaya.

De recurso humano a capital humano

El cambio de nomenclatura en la administración laboral es un reflejo de que hay una evolución natural en las empresas en la gestión de capital humano.

Pasar de la denominación ‘recursos humanos’ a ‘talento humano’ y, actualmente, a ‘capital humano’ es un reconocimiento a las cualidades humanas de los colaboradores.

Ardaya explica que, incluso, otras empresas ya están hablando de la ‘gestión de las personas’, entendiendo a la persona como un elemento integral, que engloba talento, conocimiento, ganas, pasión y otros aspectos adicionales que lo hacen único.

“Cuando nos damos cuenta de que la persona es mucho más compleja, que viene con competencias, con habilidades y con sentimientos a nuestra organización, es donde cobra importancia el saber gestionar esta parte intangible que las persona traen. Un buen trabajador no es solamente un buen trabajador, sino también es una persona íntegra”, puntualiza.