Educación para la paz, la estrategia para prevenir la violencia escolar
La escuela, como núcleo social, desempeña un papel fundamental en la formación de ciudadanos comprometidos con la paz y el respeto.
La violencia escolar es un problema complejo que afecta no solo a estudiantes y docentes, sino también a familias y comunidades enteras. Las manifestaciones de violencia, que abarcan desde el acoso verbal hasta la agresión física, tienen consecuencias profundas, muchas veces irreversibles, en el desarrollo emocional y académico de los estudiantes.
“La violencia escolar surge de múltiples factores, puede reflejar violencia en el entorno familiar del agresor, ser una conducta aprendida o una forma de gestionar emociones reprimidas como la ira, pero también es importante destacar que la víctima, al carecer de mecanismos de afrontamiento o defensa, contribuye a la perpetuación del acoso”, explica Liudmila Loayza Barragán, directora de la carrera de Psicología, de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
La escuela, como núcleo social, desempeña un papel fundamental en la formación de ciudadanos comprometidos con la paz y el respeto. Construir un entorno donde los estudiantes se sientan seguros y valorados ayuda a frenar la violencia desde sus raíces, fomentando una convivencia armónica y el desarrollo de habilidades que les permitan resolver conflictos de manera constructiva.
“Los niños y adolescentes deben sentirse seguros en la escuela. Pero es uno de los lugares donde se produce la mayor violencia contra ellos, a menudo a manos de maestros y compañeros que ven todos los días”, alerta Henrietta Fore, quien fuera directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
El primer jueves de noviembre de cada año se celebra el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, incluido el ciberacoso, que tiene el objetivo de luchar contra este tipo de violencia, que afecta a la población infantil y que provoca terribles secuelas psicológicas.
Educar para la paz
El enfoque de educar para la paz va más allá de impartir contenidos académicos y se centra en formar seres humanos integrales, comprometidos con la convivencia pacífica y el respeto a los derechos de los demás.
Al promover valores como la empatía, el respeto, la solidaridad y la responsabilidad social, la educación proporciona a los estudiantes las herramientas necesarias para enfrentarse a conflictos de forma pacífica y constructiva.
“La educación se debería centrar en enseñar a los estudiantes habilidades y valores que promuevan la convivencia pacífica en las aulas e integrar estos valores a través de lecturas y discusiones sobre historias que reflejan la importancia de la tolerancia y el respeto”, indica María Durán (nombre convencional), profesora de un colegio en La Paz.
Una educación que se centra en la paz contribuye a reducir fenómenos como el bullying, el aislamiento social y la ansiedad, y, al mismo tiempo, ayuda a los jóvenes a desarrollar autoconciencia, resiliencia y control emocional. Estas herramientas no solo benefician al entorno escolar, sino que también preparan a los estudiantes para interactuar en sus futuras comunidades de manera respetuosa.
Estrategias para prevenir la violencia escolar
La mediación y el diálogo son herramientas fundamentales en la educación. La Fundación Nacional para la Mediación Escolar, en Madrid - España, señala que la mediación escolar permite resolver conflictos de manera pacífica y constructiva, involucrando a los propios estudiantes como mediadores.
Para Loayza, “la intervención multidisciplinaria es clave, no se trata sólo de juzgar al agresor o someterlo a castigos; la escuela y la comunidad educativa deben identificar los factores que originan y mantienen la violencia para luego intervenir de manera constructiva y eficaz.
Estrategias para prevenir la violencia escolar
En un contexto donde la violencia escolar se convirtió en una preocupación creciente, Unicef recomienda algunas estrategias de prevención:
1. Fomento de entorno escolar inclusivo: promover un ambiente donde todos los estudiantes se sientan valorados y respetados.
2. Desarrollo de habilidades socioemocionales: implementar programas que enseñen habilidades como la empatía, la asertividad y la autorregulación emocional ayuda a los estudiantes a manejar sus emociones y relaciones de manera constructiva.
3. Mediación y resolución de conflictos: capacitar a los estudiantes y al personal escolar en técnicas de mediación y resolución de conflictos permite abordar los problemas antes de que escalen.
4. Participación de la comunidad educativa: involucrar a padres, docentes y estudiantes en la creación de un entorno seguro y pacífico es vital.
5. Atención y apoyo psicológico: proveer servicios de orientación y apoyo psicológico para los estudiantes que enfrentan dificultades personales o sociales es esencial.
6. Políticas de tolerancia cero hacia la violencia: establecer y comunicar claramente las políticas de tolerancia cero hacia cualquier forma de violencia o acoso escolar es crucial.
7. Promoción de actividades extracurriculares: fomentar la participación en actividades deportivas, artísticas y culturales puede canalizar la energía de los estudiantes hacia actividades positivas y de cooperación, reduciendo así la propensión a la violencia.
Rol de padres y docentes
La colaboración entre padres y docentes permite que los estudiantes comprendan que existe una red de apoyo que promueve la paz y la convivencia. Los padres pueden reforzar en casa los mismos valores que se inculcan en la escuela, mientras que los docentes y directivos pueden actuar como modelos de conducta positiva.
“El papel del psicólogo educativo es vital, no como alguien que mágicamente resuelve problemas, sino como un agente con poder de decisión en ambientes de enseñanza donde se presentan indicadores de violencia. Todos en el ámbito educativo son corresponsables de un ambiente libre de violencia, y la falta de intervención también es un acto de omisión”, concluye la profesional psicóloga.
Es imperativo que las políticas educativas integren estas estrategias para garantizar un mejor futuro para la niñez y juventud. La colaboración entre todos es esencial para crear escuelas que no solo impartan conocimientos académicos, sino que también formen individuos comprometidos con la paz y la convivencia pacífica.