La posición de poder acreciente la actitud de violencia de los agresores. Llama la atención que compañeros de las víctimas prefieren grabar las agresiones antes que frenarlas

10 de mayo de 2023, 11:15 AM
10 de mayo de 2023, 11:15 AM

El bullying o acoso escolar hace referencia a un tipo de comportamiento violento o de intimidación que se ejerce de manera física, psicológica o verbal entre adolescentes en la etapa escolar. Educadores, padres de familia y psicólogos ven con preocupación en incremento de casos. Sobre todo por las consecuencias que deja en las víctimas.

“Es una violencia pública. El agresor busca ejercer poder sobre el más débil. Por ejemplo, lo que se ve en las escuelas, generalmente los agresores van en contra de los más vulnerables, los más retraídos, los más pequeños, a veces en contra de los que no tienen referentes de grupo, los solitarios”, explica la psicóloga y docente de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Tatiana Flores.

En abril pasado, La Paz vivía un caso dramático que fue duramente cuestionado en las redes. Dos estudiantes con discapacidad fueron golpeados por otros dos escolares. Una de las víctimas quedó con las costillas rotas y la otra, con lesiones en el rostro y cuerpo. La Policía abrió una investigación por bullying.

En un hecho de violencia se presentan tres componentes, explica la psicóloga. El agresor ejerce la violencia, la víctima o el agredido y el entorno que mantiene una postura de observancia. Aunque no participan activamente, saben que está pasando.

En el hecho mencionado, hubo terceras personas que filmaron el acontecimiento y lo subieron a redes sociales.   “Cuando se ven riñas o peleas entre grupos de niños o jóvenes, hay gente que ve la violencia, la filma e incluso la comparten en las redes sociales”, apunta la especialista.

La característica esencial del bullying parte de ejercicio de poder y dominio por parte de uno o más estudiantes. “A veces, los agresores aprovechan de su condición, de que tienen más recursos económicos, a veces existe violencia aprendida en casa, niños que han naturalizado la violencia, que no tienen límites en el hogar”, comenta.

La violencia y el ejercicio del poder también se aprenden, según la experta. “Los agresores vienen de familias problemáticas, donde también se ejerce violencia, donde no hay límites, donde no hay valores, con relación al respeto y empatía con las demás personas. Y esos niños van desarrollando la necesidad de mostrar ese poder”.

Hay diferentes tipos de bullying:  físico, la psicológico y social. Se suma una nueva forma de acoso como es el ciberbullying, desde las redes digitales.

Violencia generalizada

En noviembre del pasado año, con motivo del Día Mundial de la Infancia, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) reveló que cuatro de cada 10 estudiantes sufrían acoso escolar o bullying en el país.

La reacción de las víctimas es dispar. “Un 14% de niñas, niños y adolescentes no dice nada. Sufren en silencio y corren el riesgo de sufrir depresión, suicidio y autolesiones. El 40% de los acosos se da en lugares donde no hay profesores, como corredores y baños”, informó la jefa de Educación de Unicef Bolivia, Lina Beltrán.

Para la psicóloga Flores, “lamentablemente la violencia se ha institucionalizado a todo nivel: en la sociedad, la escuela, incluso en la familia. La violencia es pan de todos los días”.

Las películas, los videojuegos y toda la información que está al alcance del niño y del joven los expone a la violencia, pues la muestran como algo natural, como hechos que no tienen consecuencias.

Advierte que “los padres no están cumpliendo el rol de ver qué es lo que consumen niños y jóvenes”, tampoco las autoridades ni las instituciones, no hay acciones de prevención para evitar estos hechos, ni se sanción, como establece el Código Niña, Niño, Adolescentes para estos casos. “Es un problema social complejo”, lamenta.

Las consecuencias

Toda esta situación trae consigo consecuencias que deben afrontar los niños. Muchas veces no saben cómo. “Los chicos que sufren violencia no quieren ir a la escuela o a la universidad. Emocionalmente se sienten muy vulnerables”.

“Los jóvenes callan esta situación y entran en un estado de ansiedad. En el mundo se ve que muchos jóvenes e incluso niños han tomado la decisión extrema de autoeliminarse, porque ya no podían más con esta situación”, advierte.

La experta aconseja que quienes son víctimas de bullying, primero deben aceptar que están atravesando esta situación y luego buscar a alguien que los pueda apoyar. Incluso, anima a presentar las denuncias cuando corresponda. 

Los padres juegan un rol fundamental, pues están llamados a identificar las alertas a esta situación. Los hijos dan señales de que son víctimas de estos maltratos, como cuando los niños se tornan más retraídos, cuando manifiestan miedo de ir al colegio con cualquier excusa, o cuando dicen que no se sienten bien donde están.

“Toda la sociedad debe tomar cartas en el asunto en sentido de concientizar a los jóvenes contra el bullying, y fomentar el respeto entre pares”, alerta la psicóloga.