Informe del ONT revela brechas laborales de género y edad en Bolivia y destaca retos de la informalidad
El análisis fue realizado en base a datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), desde la perspectiva del Índice de Mejores Trabajos (IMT) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En Bolivia las brechas de cantidad y calidad laboral entre hombres y mujeres y entre jóvenes y adultos superan el 5%, revela el informe “Explorando la informalidad: Análisis del trabajo en Bolivia”, elaborado por el Observatorio Nacional del Trabajo (ONT), presentado este jueves, en el marco de la Feria de la Empleabilidad de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
“En el informe hemos identificado brechas significativas entre hombres y mujeres, siendo las mujeres quienes presentan niveles más bajos en cuanto a formalidad y calidad del trabajo. También encontramos diferencias entre grupos etarios, con los jóvenes enfrentando peores condiciones laborales en comparación con la población adulta”, expresa Diego Urioste, coordinador del ONT.
El análisis fue realizado en base a datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), desde la perspectiva del Índice de Mejores Trabajos (IMT) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el cual mide la participación laboral, la ocupación efectiva, la formalidad y la suficiencia de los salarios, organizando estos cuatro indicadores en dos dimensiones, cantidad y calidad del empleo.
El informe muestra notables diferencias de género en el acceso a empleos formales y en suficiencia salarial. La tasa de formalidad para hombres es más alta que para las mujeres, lo cual refleja una brecha de género en el acceso a beneficios laborales y protección social.
“Mientras que los niveles de formalidad para hombres alcanzan un 15.3%, apenas llegan al 10% para las mujeres. Esta menor cobertura de formalidad en las trabajadoras implica menos acceso a seguridad social y beneficios laborales, especialmente en el contexto de trabajos informales donde la presencia femenina es mayor”, explica el documento.
En términos de suficiencia salarial (si los trabajadores ganan salarios por encima del umbral de pobreza), la investigación concluye que los hombres presentan mejores resultados que las mujeres, especialmente respecto a aquellas que viven en áreas rurales.
“La suficiencia salarial para hombres adultos en el área urbana es del 74.4%, mientras que para las mujeres jóvenes alcanza solo el 62.9%. Esta brecha refleja no solo la desigualdad en ingresos sino también en el acceso a trabajos seguros y bien remunerados”, continúa el estudio.
Para Urioste, esta situación se vincula con factores como la segregación (discriminación) ocupacional y las responsabilidades de cuidado familiar que recaen tradicionalmente sobre las mujeres.
Marcadas diferencias entre adultos y jóvenes
Respecto a los grupos etarios, el investigador apunta que se observa una clara diferencia entre los adultos y los jóvenes, así como entre hombres y mujeres dentro de cada grupo.
Así, por ejemplo, los hombres adultos de 25 años o más registran un IMT (el promedio de los cuatro indicadores) más elevado, cercano al 73%, mientras que las mujeres jóvenes de 15 a 24 años presentan el valor más bajo, alrededor del 44,6%. Este patrón indica una correlación positiva entre la edad y la estabilidad laboral, dado que los adultos tienen mayores oportunidades para acceder a empleos formales y mejor remunerados, lo que contribuye a un IMT más alto.
Además, la brecha de género persiste en ambos grupos etarios. Los hombres mantienen valores de IMT superiores a los de las mujeres, tanto en el grupo de adultos como en el de jóvenes. Específicamente, el IMT para los hombres jóvenes es aproximadamente del 50,6%, mientras que para las mujeres jóvenes es significativamente menor, alcanzando sólo el 44,6%.
“Esta diferencia puede atribuirse a la persistente desigualdad de género en el acceso a empleos de calidad, lo cual está influenciado por factores culturales, sociales y económicos. Las mujeres enfrentan barreras adicionales para acceder a empleos bien remunerados y formales, especialmente en sectores con alta cobertura de beneficios sociales y estabilidad”, señala la investigación.
Mayor informalidad, peores empleos
En términos generales, el informe revela que la participación laboral o PET (la población en edad de trabajar, trabajando o en busca de trabajo) en Bolivia alcanza el 81,5%, mientras que la ocupación efectiva, entendido como el porcentaje de personas ocupadas dentro de la PET, se sitúa en 79%, lo cual sugiere que una porción significativa de la población activa se encuentra actualmente empleada.
Por otra parte, en el caso de la formalidad, los resultados del estudio muestran que solo el 14,1% de los trabajadores ocupados cuenta con beneficios laborales y seguridad social, siendo una pequeña porción de la PET. “Por ejemplo, el indicador de formalidad laboral en Santa Cruz es del 18%, mientras que en La Paz es del 11,9%”, explica Urioste
Respecto a la suficiencia salarial, indicador que evalúa si los ingresos laborales superan la línea de pobreza, llega al 73,5%, con matices en consideración al área urbana y rural, género y edad.
Esto muestra que, refiriéndose al IMT, Bolivia alcanza un puntaje general del 62,03%, lo que sitúa al país en la parte media-baja de la tabla comparativa de la región, a la par de países como Paraguay y Ecuador.
Importancia del estudio
El presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), Pablo Camacho, remarca la importancia de tener datos actualizados y confiables de la situación laboral del país, con el objeto de realizar una mejor planificación de acciones en favor del empleo.
“Ya conocemos, por demás, que vivimos en una economía informal, sin embargo, más allá de ver qué tan informales somos, es necesario ver cómo hacemos para salir de esta situación y generar empleo formal, por eso estos estudios son sumamente importantes”, expresa el presidente de la CNI.
Rolando Kempff, presidente de la Federación de Empresarios Privados de La Paz (FEPLP), por su parte, puntualiza que la empresa privada es la mayor generadora de empleo en el país, gestando aproximadamente 35.000 millones de dólares en bienes y servicios, por lo que la información contenida en el estudio puede dar pie al planteamiento de soluciones que permitan incorporar los emprendimientos informales dentro de la estructura formal, para poder unir esfuerzos y multiplicar los beneficios en términos de empleo y generación de riqueza.
“Este estudio es fundamental porque nos habla de la informalidad que tenemos en el país. Tenemos que incorporar esa informalidad a lo formal y de ahí crecer exponencialmente. Ahora tenemos casi un 20% de formalidad y un 80% de informales, tenemos que abrir la mente y generar una sinergia del sector académico y el empresarial para incorporar ese 80% de informalidad”, apunta.
Para la rectora de Unifranz, Verónica Ágreda, el informe presentado es parte de un conglomerado de data que trabaja el Observatorio Nacional del Trabajo de Unifranz, que nació bajo una alianza entre la Organización Internacional de Trabajo en Perú, la Cámara de Industria, la Cámara de Comercio, las Cámaras de las Mujeres Empresarias de Bolivia, entre otros organismos, con el objetivo de tener información necesaria para conocer la realidad de cómo está funcionando el mercado laboral.
“Estamos frente a la industria 5.0, donde toca generar alianzas y cooperar entre hombres y máquinas, porque el peligro ya no es que la inteligencia artificial que nos quita el trabajo; el peligro es que el que sabe utilizar inteligencia artificial nos quita el trabajo. Este tipo de estudios nos pone frente a la realidad de cómo vamos en el índice de desarrollo humano, cómo estamos situados en el índice de progreso social y ver cuánto empleo de calidad se está generando, cuánto se está cerrando la brecha entre los ricos y pobres, cuánto futuro hay para las nuevas generaciones”, apuntó.
Competencias laborales
La ONT también realizó el lanzamiento de la segunda etapa de su estudio sobre competencias laborales, el cual, en esta ocasión, se centrará en las demandas competenciales en los puestos operativos.
“Durante la primera etapa, nos centramos en las competencias más requeridas y utilizadas en los niveles estratégicos y tácticos, en esta ocasión, nuestra intención es conocer que se requiere y cuáles son las cualidades más requeridas para los trabajadores en los puestos operativos, para lo cual invitamos a las empresas a participar de este estudio”, finaliza Urioste.
La presentación se dió en el marco de la III Feria de Empleabilidad de Unifranz, en la que participaron más de 50 prestigiosas empresas, instituciones públicas y privadas, con el objetivo de conectar a los nuevos profesionales y estudiantes de últimos semestres con los empleadores.