Las posibilidades que plantea la Inteligencia Artificial (IA) en la educación, son virtualmente infinitas, desde personalizar el aprendizaje hasta ayudar en las evaluaciones, tomando en cuenta las particularidades de cada alumno

12 de agosto de 2024, 9:00 AM
12 de agosto de 2024, 9:00 AM

Las posibilidades que plantea la Inteligencia Artificial (IA) en la educación, son virtualmente infinitas, desde personalizar el aprendizaje hasta ayudar en las evaluaciones, tomando en cuenta las particularidades de cada alumno. Sin embargo, algunos educadores ven con recelo esta nueva tecnología, a la cual consideran una herramienta para “hacer trampa”.

La IA es mucho más que una tendencia pasajera o algo que hacer a un lado, es una herramienta que, en palabras de Ricardo Román, director del colegio Alberto Blest gana de Chile (catalogado uno de los 100 mejores colegios del mundo), nos “permite pensar como pensamos”, haciéndose invaluable para el enriquecimiento de los procesos educativos.

Rose Luckin, profesora de Learner-Centred Design de la University College de Londres, Inglaterra, destaca, por su parte, que, si bien la IA está con nosotros desde mediados del siglo pasado, su aporte novedoso es lo que estamos viendo en la actualidad.

“IA accesible, gratuita y escalable, principalmente la IA generativa, como Chat GTP o Bard y también procesadores de imagen como Dall-E, eso es lo nuevo, es lo que ha causado una explosión en el interés sobre IA y son herramientas muy interesantes, pero tenemos que entender que no son perfectas y debemos usarlas sabiamente”, dice la profesora británica.

Desde la irrupción masiva de la IA, uno de los temas centrales en el ámbito educativo es el uso que los estudiantes hacen de esta tecnología. Es evidente que la mayoría ha adoptado estas herramientas con gran rapidez, incluso antes que los propios docentes, integrándolas en sus rutinas de estudio y resolución de problemas. Basta con observar las redes sociales, donde abundan videos creados por los mismos estudiantes que explican cómo aplicar la IA en clases, evaluaciones y trabajos prácticos.

A partir de esto, la narrativa predominante tiende a simplificar el uso de la IA por parte de los estudiantes, reduciéndolo a menudo a una herramienta para “hacer trampa” o evitar el esfuerzo académico. Sin embargo, podemos ir más allá y preguntarnos: ¿cómo guiar a los estudiantes para que utilicen la IA no solo como una ayuda para sus tareas inmediatas, sino como una poderosa aliada en su formación integral? ¿De qué manera podemos transformar el uso de la IA de una herramienta de “solución rápida” a un catalizador para el pensamiento crítico, la creatividad y la innovación?

Sara Yoshino, docente de la Jefatura de Enseñanza Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, considera que uno de los principales desafíos de la IA aplicada a la educación es vencer las brechas existentes de acceso a las tecnologías, prioritariamente el acceso a Internet seguido de la disponibilidad de equipos pertinentes para el estudio, tales como una computadora o una Tablet. 

“Éstos marcan otro desafío: la desigualdad. Si bien la IA se plantea como una forma de superar las desigualdades en la educación a través del cual es posible ampliar la cobertura del sistema educativo, en contextos como el nuestro es complejo y difícil por las grandes diferencias mencionadas”, reflexiona.

Pedro Luis Figueroa, experto en IA y educación, indica que la integración de la IA presenta riesgos que, si no se abordan adecuadamente, podrían socavar los beneficios potenciales de estas tecnologías. Dos de estos riesgos, basados en experiencias anteriores con la alfabetización digital, merecen especial atención: la suposición errónea de que los alumnos, por usar tecnología todo el día, son expertos y no necesitan orientación, y la tendencia a resistir el cambio en la educación en lugar de adaptarse a él.

El primer riesgo es asumir que los estudiantes son “nativos de la IA” simplemente por crecer en un entorno donde estas tecnologías son omnipresentes. Esta suposición recuerda al mito de los “nativos digitales”, una idea que llevó a subestimar la necesidad de una alfabetización digital estructurada.

“La realidad es que la exposición no equivale a comprensión o competencia. Aunque los estudiantes de hoy puedan parecer cómodos usando herramientas de IA, esto no significa necesariamente que entiendan sus fundamentos, limitaciones o implicaciones éticas. Asumir tal competencia podría resultar en una generación de usuarios de IA superficiales, incapaces de aprovechar plenamente el potencial de estas tecnologías o de navegar sus complejidades éticas”, aclara el experto.

Para evitar este error, es crucial que las instituciones educativas desarrollen programas estructurados de “alfabetización en IA”. Estos programas deben ir más allá del mero uso de herramientas, abordando los principios fundamentales de la IA, sus aplicaciones en diversos campos, sus limitaciones actuales y las consideraciones éticas asociadas con su uso.

El segundo riesgo es que, frente al desafío que representa la IA, el sistema educativo gaste más energía en resistir o demonizar estas tecnologías que en preparar a los estudiantes para usarlas de manera crítica y significativa. Esta reacción defensiva se observó en algunos sectores durante la revolución digital, donde la prohibición de dispositivos o la restricción del acceso a internet se vieron como soluciones a los desafíos planteados por las nuevas tecnologías.

“En lugar de adoptar una postura defensiva, las instituciones educativas deben abrazar proactivamente el desafío de la IA. Esto implica no solo integrar estas tecnologías en el currículo, sino también reevaluar fundamentalmente cómo enseñamos y qué habilidades priorizamos. El enfoque debe estar en desarrollar el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de aprendizaje que complementarán, en lugar de competir con, las capacidades de la IA”, dice Figueroa.

Finalmente, es crucial reconocer que estos riesgos no son mutuamente excluyentes y, de hecho, pueden reforzarse mutuamente. La suposición de “nativos” puede llevar a una falta de acción educativa, mientras que una postura defensiva puede impedir el desarrollo de una verdadera alfabetización en IA.

Para navegar estos desafíos, se necesita un enfoque equilibrado que reconozca tanto el potencial como los riesgos de la IA en la educación.

De qué manera la IA transforma y potencia la educación

Tutoría virtual. Los sistemas de tutoría virtual basados en IA pueden proporcionar asistencia a los estudiantes en tiempo real, respondiendo preguntas y brindando explicaciones adicionales cuando sea necesario. Esto es especialmente útil para reforzar la comprensión de conceptos difíciles.

Automatización de tareas administrativas. La IA puede encargarse de tareas administrativas, como el seguimiento de la asistencia y el registro de calificaciones, liberando tiempo para que los educadores se centren en la enseñanza y la interacción con los estudiantes.

Analítica de datos. La IA puede analizar grandes cantidades de datos educativos para identificar patrones y tendencias. Esto puede ayudar a los educadores y las instituciones a tomar decisiones informadas sobre la mejora del plan de estudios y la eficacia de las estrategias de enseñanza.

Recursos de aprendizaje adaptativos. Los sistemas de IA pueden recomendar recursos de aprendizaje específicos, como libros, videos o ejercicios, según las necesidades y preferencias de cada estudiante. Esto asegura que el contenido sea relevante y atractivo.

Evaluación automatizada. La IA puede realizar evaluaciones y exámenes de manera automática, lo que ahorra tiempo a los educadores y garantiza una evaluación imparcial y coherente.

Aprendizaje a lo largo de la vida. La IA puede ayudar a diseñar programas de aprendizaje continuo y personalizado para adultos que deseen mejorar sus habilidades o adquirir nuevas competencias a lo largo de su carrera.

Accesibilidad. La IA puede ser utilizada para desarrollar herramientas de accesibilidad que brinden apoyo a estudiantes con discapacidad, como lectura en voz alta o transcripción de contenido.

Análisis del comportamiento del estudiante. La IA puede analizar el comportamiento en línea de los estudiantes para identificar señales de desmotivación o necesidades especiales, permitiendo a los educadores intervenir a tiempo.

La IA tiene el potencial de mejorar el aprendizaje y la enseñanza en el ámbito educativo, pero también plantea desafíos importantes que deben abordarse para garantizar que se implemente de manera efectiva y ética.

 “En general, la IA puede mejorar significativamente el aprendizaje y la enseñanza en el ámbito educativo al proporcionar una experiencia más personalizada, retroalimentación inmediata, análisis de datos, automatización de tareas repetitivas y acceso a recursos de aprendizaje en línea”, finaliza Yoshino.