La solidaridad surge como un valor esencial que nos recuerda la importancia de la compasión y la generosidad hacia los demás, en un mundo donde la individualidad y el éxito personal suelen destacarse

14 de octubre de 2024, 9:00 AM
14 de octubre de 2024, 9:00 AM

“Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano”, dijo Martin Luther King, activista y pastor baptista estadounidense a propósito de su lucha pacífica contra la segregación y discriminación racial en Estados Unidos.

La solidaridad surge como un valor esencial que nos recuerda la importancia de la compasión y la generosidad hacia los demás, en un mundo donde la individualidad y el éxito personal suelen destacarse.

World Vision International, una organización de ayuda humanitaria, define la solidaridad como una virtud, “porque a través de ella nos mostramos unidos a otras personas, compartiendo sus intereses, inquietudes y necesidades, sin necesariamente tener un lazo afectivo que los una”.

La solidaridad se manifiesta a través de acciones voluntarias que buscan apoyar a personas en situación de vulnerabilidad, creando una red de apoyo y empatía que va más allá de las fronteras culturales o nacionales, como es el caso de la Fundación Unifranz, una institución sin fines de lucro con un fuerte compromiso y servicio hacia las poblaciones más vulnerables del país, a partir de programas con proyectos estratégicos en salud, educación e investigación.

¿Qué implica ser solidario?

Ser solidario no sólo implica ofrecer ayuda; es también un requisito para la construcción de relaciones afectivas profundas. Aquellos que reciben ayuda desinteresada suelen experimentar un sentimiento de gratitud e, incluso, un compromiso de reciprocidad. Así, la solidaridad no es solo una virtud en el acto de dar, sino una parte fundamental en la construcción de una cultura de empatía y apoyo mutuo.

La solidaridad es un acto natural a la naturaleza humana y no sólo humana, varias especies comparten esta capacidad que permite además la sobrevivencia de distintas especies incluyendo la nuestra. Es el hecho de compartir una causa y poner el esfuerzo en ese ideal y que, tal vez, sea la clave de nuestra sobrevivencia.

Pilar Hidalgo, directora nacional de la Fundación Unifranz, señala que trabajar en y por los otros, lleva a reflexionar sobre uno de los actos humanos más espectaculares: la cooperación.

“Imaginemos un mundo más solidario: un lugar más feliz, más pleno, donde cada uno comparte no solo sus alegrías, sino también las penas y necesidades de los demás. Cuando nos solidarizamos con alguien que sufre, comprendemos más profundamente nuestras propias bendiciones y aprendemos a valorar lo que tenemos. Por ejemplo, al compartir momentos con personas enfermas que sienten dolor, podemos aprender a dar gracias por nuestra salud, reconociendo que no es algo garantizado para todos. Este tipo de experiencias nos invita a reflexionar sobre nuestra propia vida y a comprender la belleza de nuestra realidad, a veces tan pasada por alto”, manifiesta.

El voluntariado es una forma tangible de vivir la solidaridad, ya sea friccionando espaldas en un asilo, conversando con un abuelito solitario, o sirviendo un té caliente. Estas acciones, según Hidalgo, nos llevan a cuestionarnos: ¿por qué está esta persona sola? ¿Dónde está su familia? ¿Qué podemos hacer para mejorar su situación? A través de estas experiencias, los voluntarios no solo brindan ayuda, sino que también replantean su propio mundo, estableciendo conexiones que trascienden el tiempo.

Ser solidario no sólo implica ofrecer ayuda
Ser solidario no sólo implica ofrecer ayuda

Beneficios de practicar la solidaridad

Hidalgo identifica 10 beneficios que reciben las personas que practican la solidaridad en su día a día:

1 Mejora del bienestar emocional: ayudar a otros puede incrementar nuestros niveles de felicidad y satisfacción personal, generando un sentido de propósito.

2 Fortalecimiento de la conexión social: la ayuda a los demás fomenta relaciones interpersonales más sólidas y una mayor comprensión mutua.

3 Reducción del estrés: actos de bondad pueden disminuir los niveles de estrés y ansiedad, promoviendo una actitud más positiva hacia la vida.

4 Desarrollo de habilidades personales: ayudar a otros a menudo implica aprender nuevas habilidades, desde la comunicación hasta la empatía.

5 Incremento de la autoestima: al contribuir positivamente en la vida de alguien más, muchas personas experimentan un aumento en su autoestima y autoconfianza.

6 Fomento de la empatía: ayudar a otros nos permite comprender mejor sus experiencias y desafíos, aumentando nuestra capacidad para ser comprensivos y solidarios.

7 Creación de una comunidad más sólida: la ayuda mutua fortalece los lazos comunitarios y promueve un ambiente de apoyo entre los miembros de la comunidad.

8 Inspiración para otros: cuando ayudamos, podemos motivar a otros a hacer lo mismo, creando un efecto dominó de bondad y apoyo.

9 Beneficios para la salud física: algunos estudios sugieren que ayudar a otros puede tener efectos positivos en la salud física, como la reducción de presión arterial y el fortalecimiento del sistema inmunológico.

10 Sentido de gratitud: ayudar a otros puede aumentar nuestra percepción de gratitud y aprecio por lo que tenemos en nuestras propias vidas.

“Ayudar a los demás no solo beneficia a quienes reciben la ayuda, sino que también enriquece nuestras propias vidas de múltiples maneras”, indica Hidalgo.

La solidaridad es un valor humano que es cultivado y manifestado de diversas maneras en todas las sociedades, y está profundamente ligada a experiencias individuales, contextos históricos y relaciones interpersonales.

En Bolivia, por ejemplo, la solidaridad se muestra con gran fuerza en momentos de crisis o durante movimientos sociales que buscan justicia y equidad. Sin embargo, esto no significa que todos los individuos compartan el mismo nivel de compromiso ya que la solidaridad varía entre personas y contextos.

El aprendizaje y la educación juegan un papel fundamental en el desarrollo de esta virtud. Desde la familia hasta la escuela y la comunidad, los valores de solidaridad se transmiten y se refuerzan, construyendo así una sociedad más consciente y empática.

Aunque se pueden identificar tendencias o características en relación con la solidaridad en diferentes países, es más justo y preciso considerar esta cualidad como un aspecto de la naturaleza humana que se manifiesta de maneras diversas en diferentes contextos y entre individuos. Un mundo más solidario es un mundo más unido, y cada acto de solidaridad es un paso hacia esa unidad.