Durante la época de confinamiento, se optó por la educación virtual como metodología de aprendizaje. El retorno a clases mantiene las ventajas de este sistema y las acopla a la formación presencial

8 de febrero de 2023, 10:30 AM
8 de febrero de 2023, 10:30 AM

La educación encontró en la pandemia una oportunidad  para la transformación. La implementación de las clases virtuales, impuesta por los largos periodos de confinamiento, se convirtieron en una normalidad para los sistemas educativos. Con el retorno hacia la normalidad, se recupera las clases presenciales, aunque con una perspectiva renovada. 

Xavier Aragay, experto internacional y consultor de transformación en las instituciones y liderazgo para el cambio, asegura que la educación superior en todo el mundo - América Latina no es la excepción-  arrastra una crisis desde antes de la pandemia.

“Es una crisis de desajuste entre las necesidades de educación para los estudiantes y los ciudadanos que se acercan a la universidad por un mundo muy cambiante y las estructuras, los medios, los canales, las metodologías que utilizan las instituciones de educación superior”, afirma.

Este desajuste, que se vio agravado por la crisis del Covid-19, ha llevado a las instituciones de educación superior del mundo a reflexionar sobre el rumbo que sigue la universidad. Más aún en un siglo caracterizado por transformaciones profundas y disruptivas.

“El mundo está cambiando a nivel geopolítico, social, económico, de toma de conciencia por la crisis de sostenibilidad con un avance tecnológico muy importante. Todo esto impacta e implica que la educación superior se transforme (…)”, agrega.

Evidentemente, antes de la pandemia, había una que otra institución que de forma aislada se animó a repensar la educación. Ya se avizoraba que la educación tradicional no estaba respondiendo a las demandas de los jóvenes y del entorno laboral.

Las aulas dinámicas transforman el entorno educativo




“En ese sentido, por ejemplo, unos años antes la universidad ya reimaginaba y reflexionaba respecto a la transformación que la educación, por los cambios que estaba experimentando el mundo, pero también el país”, asegura Eve Gomez, Vicerrectora de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, en El Alto.

Gomez no se equivoca. La crisis por la pandemia, que en el caso boliviano llevó a la clausura del año escolar a mitad de gestión el año 2020, obligó a las instituciones educativas, particularmente vinculadas a la educación superior, a reinventarse y a adaptarse rápidamente al cambio.

La coyuntura y la restricción de movilidad, para evitar contagios por el virus, hizo que las universidades y los colegios recurran a plataformas tecnológicas para retomar las clases de forma virtual y a distancia. Estos cambios también incidieron en las metodologías que los estudiantes, niños y jóvenes, estaban demandando.

“En el caso de la universidad, hemos tenido que pasar rápidamente a una educación remota de emergencia, pero dado que ya veníamos trabajando en esta reflexión respecto a una transformación, hemos respondido de manera muy rápida y la educación ha empezado a utilizar plataformas que permitían que los estudiantes encuentren y le den sentido al aprendizaje con metodologías activas en la cual él era el protagonista de su educación”, agrega la experta en educación superior.

Atrás quedó el modelo educativo basado en replicar y memorizar un “banco de conocimientos”. Hoy la sociedad y el mercado laboral demandan un estudiante capaz de solucionar problemas.

“El docente ha tenido que cambiar su rol al igual que el estudiante; es decir, que el estudiante es más activo y el docente un acompañante, un coach, alguien que va a permitir que los estudiantes desarrollen sus competencias y habilidades que antes no se tomaban en cuenta en la educación”, asegura Gomez.

El conocimiento ya no se evalúa. La enseñanza se centra en alentar un estudiante que sepa aprender. De esta forma, el propio estudiante dará sentido a un aprendizaje que integre varias disciplinas y áreas, pero que también sea capaz de trabajar de manera colaborativa.

“El estudiante también debe trabajar en su formación como persona. Las instituciones de educación estamos en la responsabilidad de pensar en la educación integral, una educación que forme personas que sean abiertos al cambio”, concluye Gomez.