El turismo es uno de los sectores con mayor potencial económico de Bolivia, sin embargo, debido a la falta de promoción y políticas claras, este solo ha crecido marginalmente

3 de septiembre de 2024, 8:57 AM
3 de septiembre de 2024, 8:57 AM

El turismo es uno de los sectores con mayor potencial económico de Bolivia, sin embargo, debido a la falta de promoción y políticas claras, este solo ha crecido marginalmente, una situación que podría ser revertida mediante el modelo de la triple hélice, la conjunción de la academia, la empresa privada y el Estado, señalan expertos.

“Para potenciar el turismo es crucial articular la colaboración entre la academia, el Estado y la empresa privada, dividiendo el trabajo conjunto en varias áreas críticas donde se podrían crear sinergias, un modelo de Triple Hélice”, explica Fernando Villagra, magíster y director de la carrera de Administración de Hotelería y Turismo de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

Septiembre es el mes del turismo, en conmemoración a la importancia de la industria sin chimeneas para el desarrollo de los países. Esta celebración cobra mayor relevancia el 27 de septiembre cuando se celebra el Día Mundial del Turismo, una fecha impulsada por la Organización Mundial del Turismo (OMT) con el propósito de concienciar a la comunidad internacional acerca del valor social, cultural, político y económico del turismo, además de sobre cómo el sector puede contribuir a lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La Triple Hélice se basa en la idea de una sinergia entre tres actores principales: el sector gubernamental, la industria y las instituciones académicas que, cuando trabajan de la mano, son capaces de crear un ecosistema robusto que propicia la transferencia de conocimientos, la investigación aplicada y la creación de startups dinámicas.

Según la teoría de Etzkowitz y Leydesdorff (autores originales del modelo), este concepto se basa en la interacción entre academia, empresa y gobierno y se centra en la sinergia de los roles que desarrollan cada uno de ellos. Sirve, también, como base para desarrollar plataformas de innovación, que permiten la transferencia y la creación de productos y servicios basados en el conocimiento colaborativo que generan un mejor impacto en la sociedad.

Según el modelo, las empresas (como generadoras de oportunidades de negocio), el Estado (como oferente de un marco regulador apropiado) y las universidades (como productoras de conocimiento) generan entornos de crecimiento que, en definitiva, empujarán al país con una dinámica de crecimiento sustentable y progresiva.

Villagra, también miembro del directorio del Centro de Investigación Innovación y Transformación Digital en Turismo (CIINTUR) de Unifranz, explica que, por ejemplo, las universidades y centros de formación e investigación pueden desarrollar programas educativos y de capacitación específicos para el turismo, incluyendo gestión turística, anfitrionaje, marketing digital, y sostenibilidad.

“Además, las universidades pueden liderar investigaciones sobre tendencias turísticas, comportamiento de los visitantes, y evaluación del impacto del turismo en la economía local”.

Por otra parte, desde el estado se pueden impulsar estrategias de promoción basadas en investigaciones de mercado y tendencias de turismo, propuestas por las universidades. 

La academia puede guiar investigaciones y desarrollar nuevas tecnologías aplicadas al turismo, como aplicaciones móviles para guías turísticas, realidad aumentada, y plataformas de reservas, cuya implementación puede ser apoyada por el gobierno y adoptadas por las empresas y operadores turísticos, lo que permitiría optimizar sus operaciones y aumentar su competitividad.

Por ejemplo, el CIINTUR, impulsa investigaciones relacionadas con el sector, como la inclusión de nuevas tecnologías de Inteligencia Artificial (IA), Realidad Aumentada, Metaverso en la actividad turística o la creación de plataformas de promoción.

En tanto, el Estado puede colaborar con instituciones académicas para diseñar y financiar programas de capacitación, además de ofrecer incentivos impositivos a empresas que inviertan en la formación de su personal. 

 “El gobierno (local, departamental o nacional) puede financiar proyectos de investigación aplicada que aborden problemas específicos del sector turístico y proporcionar datos necesarios para la toma de decisiones”, dice el experto.

Wilson Sangalli, director de turismo del Gobierno Autónomo Municipal de El Alto, señala que el sector público se nutre de la investigación y acciones de la academia para construir políticas públicas de fomento.

“Requerimos de data para poder tomar decisiones informadas y encontrar la mejor manera de apoyar el sector, solo a través de la identificación de problemas es que se pueden definir políticas que ataquen problemas específicos”, explica.

El Estado también puede financiar campañas de promoción y participar en ferias internacionales de turismo, posicionando a Bolivia como un destino atractivo

Por su parte, Andrés Aramayo, gerente del Observatorio Boliviano para la Industria Turística Sostenible (Órbita), indica que, en el caso de las empresas privadas, éstas pueden ofrecer prácticas profesionales, talleres y cursos de capacitación en colaboración con instituciones académicas, asegurando que los estudiantes adquieran habilidades prácticas relevantes para el mercado.

“Las empresas pueden participar en investigaciones aportando datos y casos de estudio, y aplicando las recomendaciones derivadas de estas investigaciones para mejorar sus servicios y productos. Además de colaborar en campañas de marketing conjunto, promoviendo paquetes turísticos integrados que destaquen las diversas ofertas de la región”, explica el gerente de Órbita.

El modelo de la Triple Hélice se presenta como un catalizador esencial para la promoción del turismo al crear una red colaborativa entre gobierno, industria y academia. Esta sinergia no solo impulsa la creación de nuevas empresas, sino que también sienta las bases para un ecosistema empresarial vibrante y sostenible, indica Villagra.

“Estas son sólo algunas de las acciones que pueden tomarse para potenciar el turismo emergente, sin embargo, las sinergias entre la academia, el Estado y las empresas deben ir más allá para garantizar la sostenibilidad de los emprendimientos turísticos y convertir a Bolivia en un destino completo”, puntualiza el experto.