Se describe como una soñadora indomable y apasionada por la vida. Ha sabido sobreponerse a su limitación físico-motora para concluir la carrera de medicina y aspirar a una maestría especializada en una universidad de España

6 de diciembre de 2022, 13:01 PM
6 de diciembre de 2022, 13:01 PM

Es un ejemplo de autosuperación, de esos que nos rodean pero que pocas veces nos percatamos de ello. Marcela del Coral Espinoza Gómez es médica cirujana con diplomado en prevención prenatal de discapacidades y maestrante en Tratamiento Clínico del Dolor, en la Universidad de Salamanca (España). Su historia adquiere un giro cuando agrega las barreras que ha debido superar para profesionalizarse

Marcela, como es conocida por sus compañeros en Unifranz, es una persona con discapacidad física - motora. Nunca consideró que esta situación la pudiera encasillar. Es más, optó por sobreponerse al “no puedo, no quiero, no merezco” para aprovechar las oportunidades para aprender. En definitiva, una soñadora indomable y apasionada por la vida, como ella misma se describe.

Hace muchos años, una fuerte "tortícolis" fue la primera manifestación de lo que años más tarde sería diagnosticada como la enfermedad de la primera neurona motora. “De pronto estaba perdiendo la movilidad de la mano izquierda, del pie izquierdo, luego la cara –conozco fisioterapeutas desde los 11 años, por eso valoro tanto el trabajo que realizan– me recuperé parcialmente y había ganado apodos feos en el barrio, así y todo, me animé a cumplir mi sueño de estudiar medicina”, recuerda Espinoza.

Se tituló como médico en agosto de 2016. “Fue muy agradable, reconfortante, desde el momento en que los contacté para inscribirme –todo por Internet, sin hablar– hasta el día en que recibí mi título. Las autoridades de la Universidad (Unifranz) han hecho lo posible por hacerme sentir que no había ninguna diferencia entre los demás y yo”, dice. 

“Escogí la carrera porque me enamoré de ella a los 8 años (..) Fue un sueño, lo conseguí y cada día quiero seguir creciendo profesionalmente, en este momento estoy terminando un Máster en Tratamiento del dolor en la Universidad de Salamanca”, responde desde España, donde continúa con su anhelo de capacitarse. 


Marcela Espinoza, gracias a la tecnología logra vencer las barreras y atender a sus pacientes


Entregada a su vocación

La “Doctorita Espinoza” –así la llaman sus pacientes– interactúa en consultas mediante la aplicación Comunicant, una herramienta para personas con diversidad funcional con la lectoescritura adquirida y que presentan problemas de habla. “Fue la solución para el problema de comunicación. En ella escribo desde el saludo hasta la despedida y explico todo al paciente. No he tenido problemas, excepto con contadísimas personas a las que les cuesta asociar el celular como un apoyo de semejante magnitud”, describe entusiasmada. 

No cabe duda que Marcela no conoce límites y se ha convertido en un referente de autosuperación. Sus constantes logros han sido objeto de reconocimiento por distintas instituciones. 

Espinoza cumple funciones como responsable del Centro de Rehabilitación Integral Quillacollo (Cochabamba), dependiente de la Unidad de Gestión de Políticas de la Discapacidad del Ministerio de Salud y Deportes. Como profesional, apuesta al servicio social y hace un llamado a los jóvenes para que pongan en práctica una frase que se atribuye a la Madre Teresa de Calcuta: "quien no vive para servir, no sirve para vivir”.