La salud dental en la infancia no solo garantiza una sonrisa sana y funcional, sino que influye directamente en la calidad de vida, el desarrollo nutricional y la autoestima de los más pequeños

21 de diciembre de 2024, 7:01 AM
21 de diciembre de 2024, 7:01 AM

La salud dental en la infancia no solo garantiza una sonrisa sana y funcional, sino que influye directamente en la calidad de vida, el desarrollo nutricional y la autoestima de los más pequeños.

Según Álvaro Ibáñez, director de la carrera de Odontología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, el cuidado adecuado de los dientes en los niños es fundamental para su bienestar integral. “Una buena salud dental en un niño va a generar un niño feliz, contento, seguro y que va a desarrollarse bien a partir de la nutrición”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) da cuenta que entre el 60% y el 90% de los niños en edad escolar y, casi el 100% de la población adulta, padece o ha padecido caries en algún momento de su vida.

Estima, también, que las enfermedades bucodentales afectan a casi 3.500 millones de personas en el mundo y suponen una carga importante para el sector de la salud en muchos países, por lo que pide a los sistemas de salud de cada uno de los países trabajar en la prevención integral de estas enfermedades.

La salud bucal y su impacto en la autoestima

Uno de los problemas más comunes que enfrentan los niños con enfermedades dentales es la afectación a su autoestima y su interacción social.

“Si un niño tiene algún problema dental, como la pérdida de una pieza, es muy propenso a sufrir bullying en la escuela. Esto afecta su autoestima y puede llevar a que los chicos los molesten”, advierte el odontólogo.

El aspecto estético no debe subestimarse, ya que los niños en edad escolar son especialmente sensibles a comentarios o burlas sobre su apariencia. Además, una dentadura sana contribuye a una mayor confianza al hablar, reír o interactuar con los demás.

La salud dental incide directamente en la nutrición de los niños. “Si tienen algún dolor o caries, no van a querer comer y esto afecta su desarrollo nutricional, que es vital en la infancia”, explica Ibáñez.

Una buena alimentación no solo depende de qué comen los niños, sino también de su capacidad para masticar correctamente. Problemas como caries avanzado, dolor o pérdida de dientes pueden impedir que consuman alimentos esenciales para su crecimiento.

Frecuencia de visitas al odontólogo

Ibáñez recomienda que un niño sin mayores complicaciones visite al odontólogo al menos dos veces al año. Sin embargo, aquellos con problemas de higiene dental o alimentación deficiente deben acudir con mayor frecuencia.

“Por lo menos una vez cada tres meses, es decir, unas cuatro veces al año”, aconseja el especialista.

El problema radica en que muchos padres llevan a sus hijos al dentista solo cuando ya existe una patología avanzada. “Generalmente van porque tienen alguna pulpite irreversible, necrosis pulpar o por algún traumatismo. Muy rara vez acuden sólo por un control”, señala.

Consejos para que los niños disfruten la visita al dentista

Una de las mayores barreras para mantener la salud bucal de los niños es el miedo a la visita al odontólogo. En este sentido, Ibáñez propone diversas estrategias para hacer que esta experiencia sea positiva y menos estresante:

        Consultorios adaptados: una consulta dental para odontopediatría debe tener colores, dibujos y gráficos que generen un ambiente amigable para los niños.

        Ludoterapia y juguetes: los odontólogos deben contar con fantoches, muñecos o juguetes que permitan interactuar con el niño y romper el hielo.

        Mostrar y hacer: Esta técnica consiste en mostrar al niño lo que va a pasar, explicarle cómo se hará el procedimiento. “Si lo entendemos de manera psicológica adecuada, podemos llegar al niño sin generar traumas”, explica.

        Refuerzo positivo: premiar al niño con pequeños obsequios o elogios puede motivarlos a comportarse bien durante la consulta. “El refuerzo positivo, como darles un juguete o felicitarlos con frases como ‘eres muy valiente’, ayuda mucho”.

        Elementos audiovisuales y musicoterapia: las distracciones son clave para reducir el estrés. Ibáñez sugiere utilizar televisores, tabletas o música infantil durante la consulta.

        Preparación previa: los padres pueden jugar con sus hijos antes de la visita, simulando una revisión dental en casa. Además, el uso de videos en internet mostrando a otros niños en el dentista puede ser de gran ayuda.

Educar para prevenir

“Guardianes de los dientes” es una iniciativa de la carrera de Odontología de Unifranz que busca concientizar a niños y padres sobre la importancia del cuidado oral desde temprana edad.

“Trabajamos en unidades educativas donde realizamos diagnósticos y promovemos la prevención de enfermedades dentales. Les enseñamos técnicas de cepillado, la frecuencia ideal y la importancia de una buena alimentación”, destaca Ibáñez.

El papel de los padres

La responsabilidad del cuidado dental recae en gran medida sobre los padres. Crear hábitos saludables desde la primera infancia es fundamental para evitar problemas a largo plazo. Los expertos recomiendan:

        Cepillarse los dientes al menos tres veces al día con pasta dental fluorada.

        Reducir el consumo de azúcares, bebidas gaseosas y golosinas.

        Llevar a los niños al odontólogo periódicamente.

        Supervisar el cepillado de los más pequeños hasta que adquieran el hábito correctamente.

Cuidar la salud dental de los niños no solo previene enfermedades, sino que también mejora su calidad de vida. Una sonrisa sana significa niños seguros, nutridos y felices.

Como concluye Ibáñez, “nosotros, como guardianes de los dientes, debemos llevar conciencia a todos los niños y sus familias. Una boca sana es el inicio de un futuro saludable”.