Fernando Villagra recomienda trabajar con data e información que ayuden a personalizar las ofertas turísticas. Las experiencias direccionadas son más atractivas al turista

27 de noviembre de 2024, 15:00 PM
27 de noviembre de 2024, 15:00 PM

El turismo es un sector clave para la economía boliviana y, en la era de la digitalización, su crecimiento puede acelerarse con la integración de tecnologías como el big data, la inteligencia artificial (IA) y el comercio electrónico. Estas herramientas no solo modernizan la industria, sino que también permiten identificar oportunidades que hasta ahora permanecían ocultas.

Actualmente, existe una gran cantidad de datos provenientes de diversas fuentes, como formularios, redes sociales y la experiencia directa de quienes operan en el sector turístico. Sin embargo, uno de los mayores retos es que esos datos no se están utilizando de forma eficiente, afirma Fernando Villagra, experto en comercio electrónico, big data y director de la carrera de Administración de Hotelería y Turismo en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

“Esos datos no los estamos vaciando en un sistema, tampoco los estamos interpretando. Se trata de big data que está por todo lado y nosotros tenemos que darle utilidad en función a las necesidades del sector”, señala.

La falta de un análisis adecuado de los datos limita el desarrollo de productos innovadores dentro del turismo. Emprendedores que buscan fusionar elementos de la tecnología ancestral con la moderna, como el agroturismo basado en sistemas agrícolas tiwanakotas, enfrentan dificultades al no poder identificar a su público objetivo.

Por ejemplo, una iniciativa que ofrezca una experiencia turística enfocada en los “sukakollos” o camellones, antiguos sistemas de riego en el altiplano, requeriría información precisa sobre el perfil de los potenciales visitantes: ¿Quiénes estarían interesados? ¿De qué regiones provienen? ¿Qué tipo de experiencias buscan? Sin este análisis, los emprendedores están prácticamente actuando a ciegas.

“Seguramente existe un nicho de turistas interesados ​​en técnicas milenarias, personas que disfrutan del agroturismo y que desean experimentar tecnologías ancestrales. Pero sin datos, es difícil llegar a ellos”, añade Villagra.

La correcta gestión del big data tiene el poder de revolucionar la industria turística. Al introducir esta información en sistemas de análisis, no solo se optimizan las decisiones empresariales, sino que también se abren nuevas posibilidades para el desarrollo de productos y servicios turísticos.

La IA y el comercio electrónico como motores de transformación

La IA y el big data pueden detectar patrones de comportamiento entre los turistas, lo que permite crear campañas de marketing personalizadas, dirigidas a aquellos verdaderamente interesados ​​en visitar Bolivia y descubrir su rica herencia cultural y natural.

Además, tecnologías como la realidad aumentada (RA) y los códigos QR pueden mejorar la experiencia del visitante, proporcionando información interactiva.

Por su parte, según Villagra, el comercio electrónico facilita la adquisición de paquetes turísticos y la oferta de experiencias personalizadas. A través de plataformas digitales, los operadores pueden ofrecer descuentos y promociones específicas para distintos grupos.

Turismo, economía naranja y oportunidades de crecimiento

El turismo no solo es una fuente directa de ingresos, sino también un motor de la economía naranja, creando ecosistemas de negocios en torno a la creatividad, la cultura y el patrimonio natural de Bolivia. Actualmente, aunque el turismo se encuentra entre los cinco principales sectores que contribuyen al Producto Interno Bruto (PIB), su potencial aún está subutilizado debido a la falta de apoyo e inversión.

Para que el turismo se convierta en un pilar de la economía creativa, es necesario capitalizar el inmenso potencial cultural, natural y gastronómico del país. La creciente demanda de experiencias de aventura, como el turismo de montaña, se alinea perfectamente con las características geográficas de Bolivia, pero falta planificación y una política nacional clara para aprovechar esta ventaja.

Con diversas actividades, organizaciones vinculadas con este rubro de la economía creativa del país recordaron el Día Internacional del Turismo que se celebra cada 27 de septiembre.

Hacia una política nacional de turismo inteligente

Una de las grandes barreras para el desarrollo turístico en Bolivia es la falta de una política integral que posicione al turismo como una estrategia de desarrollo nacional. La ausencia de una planificación a largo plazo limita la mejora de la infraestructura, la calidad de los servicios, como transporte, hotelería o gastronomía, entre otros.

Países como Argentina y Chile han demostrado que, con una planificación adecuada, es posible atraer millones de turistas, incrementar el gasto promedio por visitante y prolongar su estadía.

“En Bolivia, lamentablemente, carecemos de datos detallados sobre las preferencias de los turistas, sus patrones de gasto o sus métodos de reserva, lo que nos impide diseñar estrategias precisas para atender sus necesidades”, reflexiona el académico.

Adoptar la tecnología para convertir al país en un destino turístico inteligente no es solo una opción, es una necesidad. Las ciudades del mundo ya están aprovechando la IA, el big data y el e-commerce para potenciar su oferta turística, y Bolivia tiene la oportunidad de seguir ese camino, mejorando su competitividad que le permita atraer a un público global en busca de nuevas y auténticas aventuras.