La vida privada adquirió una nueva dimensión en la actualidad. Lo que antes quedaba en el ámbito íntimo de las parejas, la familia o amistades ahora puede hacerse público con solo un clic en el teclado de una computadora o el teléfono móvil

21 de octubre de 2024, 9:00 AM
21 de octubre de 2024, 9:00 AM

La vida privada adquirió una nueva dimensión en la actualidad. Lo que antes quedaba en el ámbito íntimo de las parejas, la familia o amistades ahora puede hacerse público con solo un clic en el teclado de una computadora o el teléfono móvil. Las plataformas digitales transformaron la manera en que nos relacionamos, abriendo la puerta a que discusiones tensiones y secretos privados salgan a la luz, muchas veces, sin considerar las consecuencias.

“Las personas pueden compartir detalles personales en busca de apoyo emocional o para regular sus emociones a través de la exposición pública, lo que puede reducir el estrés al sentir que no están solos. Además, el deseo de proyectar una imagen idealizada de uno mismo o de la relación puede llevar a compartir detalles privados”, explica Cristofer Ortiz Flores, docente de la carrera de Psicología, en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

Hoy en día es común encontrar en redes sociales historias de rupturas amorosas, peleas entre amigos o revelaciones sobre aspectos íntimos de las relaciones que circulan en X (antes Twitter), Instagram o TikTok. Lo que antes quedaba en solo una conversación privada, en las que ambas partes podían discutir sus diferencias lejos del ojo público, se convierte en un espectáculo mediático alimentado por opiniones de extraños.

“Las redes sociales actúan como un amplificador, transformando conflictos privados en espectáculos públicos. Esto no solo daña las relaciones interpersonales, sino que también alimenta el ciclo de retroalimentación negativa que muchas veces acompaña a estos casos”, señala Jonathan Haidt, psicólogo social de New York University, NYU.

Este fenómeno responde, en gran medida, a la creciente necesidad de validación social en el mundo digital. Las redes sociales se convirtieron en plataformas donde buscamos aprobación y empatía, lo que puede llevar a las personas a compartir detalles de su vida personal en momentos de vulnerabilidad o enojo. Sin embargo, lo que comienza como una catarsis emocional puede desatar una tormenta de comentarios críticos, burlas y juicios.

“Desde la neurociencia, el comportamiento de compartir detalles íntimos en redes sociales puede estar impulsado por varios factores psicológicos y biológicos. Uno de ellos es la búsqueda de validación social, que activa el sistema de recompensa en el cerebro, liberando dopamina cuando se recibe "me gusta" o comentarios positivos”, comenta Ortiz.

El precio de hacer públicos los problemas privados va más allá de una mera pérdida de reputación. Las consecuencias emocionales son profundas y duraderas. Al hacer que aspectos íntimos de la vida de pareja o amistades se expongan al escrutinio público, se abre la puerta a una avalancha de opiniones que, en muchos casos, agravan la situación.

"La sobreexposición de asuntos privados en redes sociales puede generar efectos emocionales adversos, como ansiedad y depresión. La necesidad de validación social lleva a muchas personas a compartir detalles íntimos, sin considerar las repercusiones a largo plazo”, explica Sherry Turkle, profesora de Estudios Sociales de Ciencia y Tecnología, del Massachusetts Institute of Technology, MIT.

En términos de relaciones, la exposición pública de estos conflictos afecta gravemente la confianza, uno de los pilares fundamentales de cualquier vínculo. La traición de esa confianza, al airear asuntos íntimos, puede ser irreversible, dañando la relación de manera irremediable. Además, muchos se sienten presionados a mantener una imagen "perfecta" en redes sociales, lo que puede derivar en la publicación de versiones distorsionadas de la realidad.

“En muchas ocasiones, las personas pueden editar o alterar la forma en que presentan sus problemas para evitar críticas o para recibir más apoyo de sus seguidores. Esto puede conducir a una disonancia cognitiva, donde el conflicto se minimiza, exagera o distorsiona para que encaje con la imagen pública deseada”, añade Ortiz.

Este deterioro se ve agravado por la cultura de la validación social en redes, la cual fomenta que las personas busquen constantemente aprobación externa, lo que puede llevar a que se compartan detalles íntimos con la expectativa de obtener apoyo emocional de los demás, aunque eso no siempre sucede.

¿Cómo evitar que los problemas se vuelvan virales?

Resolver estos problemas en privado no solo protege a las personas de la vergüenza pública, sino que también fomenta una comunicación más honesta, empática y constructiva. Lo que compartimos en internet no desaparece, y su impacto puede ser devastador para las personas involucradas.

Si bien las redes sociales forman parte de nuestra vida cotidiana, hay ciertas medidas que se pueden tomar para evitar exponer conflictos privados, según el profesional psicólogo:

1 Establecer límites claros sobre qué detalles de la relación pueden o no pueden compartirse en línea, asegurándose de que ambas partes estén de acuerdo.

2 Fomentar la comunicación directa y honesta con la pareja o amigos antes de recurrir a las redes sociales para resolver conflictos o expresar frustraciones.

3 Crear un espacio seguro fuera de las redes donde se pueda abordar cualquier conflicto sin la presión de la exposición pública.

4 Utilizar las redes sociales de manera consciente y reflexiva, considerando las posibles consecuencias emocionales de compartir detalles personales.

5 Practicar autocuidado emocional, enfocándose en la regulación interna de las emociones en lugar de buscar validación externa en situaciones de conflicto.

Cada persona decide qué parte de su vida compartir en el espacio digital. Sin embargo, es esencial reflexionar sobre las consecuencias a largo plazo de convertir los problemas de "dormitorio" en un espectáculo público. Lo que se publica en internet puede convertirse en un arma de doble filo, el silencio y la discreción, en estos casos, pueden ser los mejores aliados.