Los triunfos deportivos pueden paralizar un país entero. Movilizan masas de gente e incluso a personas que, en otras circunstancias, difícilmente habrían salido a la calle para celebrar con los demás algo que no fuera esa victoria.

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12 de noviembre de 2024, 10:04 AM
12 de noviembre de 2024, 10:04 AM

Roberto Castro espera con ansias el próximo partido de la selección boliviana. “Tengo la esperanza de conseguir entradas esta vez, el último partido me lo perdí”, dice, mientras mira en su celular los goles de los triunfos de la “verde”. La fiebre futbolera ha llegado para quedarse, los resultados positivos alcanzados por la selección este año la han despertado, pero ¿qué factores nos hacen emocionar y seguir con fervor a los ganadores? ¿Cuál es la psicología del hincha?

“Cuando uno es aficionado al deporte y, en este caso, al fútbol, el triunfo de la selección provoca una euforia y alegría inmensa. Estos sentimientos benefician indudablemente a todo ser humano al promover actitudes positivas y un estado de ánimo elevado”, señala Liudmila Loayza, directora de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

Los triunfos deportivos pueden paralizar un país entero. Movilizan masas de gente e incluso a personas que, en otras circunstancias, difícilmente habrían salido a la calle para celebrar con los demás algo que no fuera esa victoria. La de su equipo de fútbol o un atleta en particular que ha hecho historia con su récord.

Daniel Wan, profesor de la Universidad Estatal de Murray, señala que quienes viven como propios los triunfos de los deportistas entienden el deporte como algo más que mero entretenimiento. Por lo general, esa afición ocupa un espacio significativo en sus vidas. Y el hecho de que esto sea así, resulta beneficioso.

“Si sentimos como propios los triunfos de los deportistas es por nuestra necesidad de pertenencia. Los deportes nos unen. Nos hacen sentir parte de un colectivo, de una experiencia que nos trasciende y que nos vincula a algo más grande. Así, un aspecto que sin duda agrada a los aficionados de un equipo de fútbol, por ejemplo, es reunirse con amigos o familiares y ver juntos los partidos”, señala el experto estadounidense.

Wan agrega que el ser humano se organiza en pequeños grupos sociales orientados por un fin, en una especie de organización tribal, ya sea para seguir a un equipo deportivo, a un grupo musical o para compartir otras aficiones/ideales comunes.

Loayza, por su parte, explica que, en el caso del fútbol, este fenómeno genera un fuerte sentido de pertenencia e identidad.

“Cuando el equipo gana, los hinchas se sienten animados y valoran mucho ser bolivianos, apreciando el esfuerzo del equipo. Este aumento del fervor y la esperanza impulsan una cadena de resultados positivos, fomentando la participación en torneos de nivel mundial”, indica.

Este fervor ha revivido, dice la psicóloga, las esperanzas de ver a la selección nacional en lo más alto, jugando con los mejores equipos del mundo, una hazaña que no se ha repetido desde 1994.

“Yo no había nacido cuando la selección clasificó, solo tengo las historias de mis padres y tíos de cómo el país entero se unió y se paralizó para ver los partidos de la verde”, indica Roberto Castro.


Sentido de pertenencia

Loayza apunta que el nivel de fervor futbolero que se vive en la actualidad no es algo nuevo, existen hinchas que siempre están, que nunca dejan de alentar, pero la racha de triunfos de la selección ha hecho que nuevas personas también se unan a las barras, que se pinten con los colores del país y que celebren con cada gol, cada jugada y que esta identificación persista a pesar de las eventuales derrotas.

“Seguir a un equipo ganador genera un sentido de identidad, alegría y cohesión de grupo. Incluso personas con una vida rutinaria y solitaria encuentran en el fútbol una oportunidad para sentirse parte de un grupo importante, apoyando con toda su energía. Estos beneficios persisten incluso cuando el equipo pierde, ya que el sentimiento de unidad permanece a pesar de la insatisfacción momentánea”, señala.

La identificación con los deportistas es absoluta. Vibramos con ellos, lo que explica por qué vivimos como propios tanto sus triunfos como sus derrotas.

Esta identificación ha llevado a la composición de himnos, o la modificación de canciones como “La Bomba” de Azul Azul o “Se va al mundial” de Bonny Lovy, además de campañas publicitarias, apoyos organizacionales, entre otras estrategias de marketing que aprovechan el sentimiento de los hinchas, lo validan y generan mayor repercusión.

Procesos neurológicos

Wan indica que deportistas e hinchas a menudo experimentan procesos neurológicos similares. Durante los eventos deportivos, hay un aumento en la liberación de dopamina, serotonina, endorfina y noradrenalina. Estos neurotransmisores regulan la motivación, la euforia y el rendimiento físico.

“Todo este cóctel neuroquímico intensifica la experiencia de ver competir a un atleta o equipo deportivo. Las sensaciones y el incremento en la dopamina pueden hacer que estos eventos se vuelvan adictivos. Ver a los deportistas en acción se convierte en una actividad emocionante, generando no solo ilusión, sino también una necesidad biológica de participar en estos eventos”, argumenta

Ver triunfar a nuestros deportistas tiene un impacto positivo en nuestra autoestima. Nos sentimos parte de sus éxitos y compartimos su alegría, lo que refuerza nuestro sentido de identidad y pertenencia.

Sin embargo, en ocasiones, esta euforia puede derivar en violencia, sobre todo cuando los resultados no son los esperados

“Los momentos de euforia y emoción intensa en el fútbol pueden llevar a una menor autorregulación emocional. Durante estos momentos, las personas se permiten gritar, usar adjetivos inusuales y expresar sus sentimientos de manera más libre. Cuando el equipo pierde, los hinchas pueden sentirse desesperanzados y tristes, y estos sentimientos negativos pueden manifestarse a través de insultos o reproches hacia el equipo contrario”, concluye la profesional psicóloga.