Salvar vidas y convivir con el dolor de los pacientes forma parte de la experiencia del ser médico
Este 21 de septiembre se celebra en Bolivia el Día del Médico Boliviano, en honor a la labor que realizan los doctores aliviando el dolor físico de las personas
El doctor Miguel Ángel Silva Flores nunca olvidará aquella vez que pasó cuatro días acompañando a un paciente en la Unidad de Terapia Intensiva. Con entereza le tomaba los signos vitales puntualmente, veía cómo el hombre sobrevivía al tratamiento y muchas veces le hablaba al enfermo para que resistiera. Hasta que el hombre no pudo más y su vida se fue apagando. El galeno, agotado por la lucha, sintió aquella pérdida como suya. No pudo hacer nada frente a la fatalidad, pero se consoló sabiendo que lo había dado todo de su parte en aquella batalla.
En el anecdotario profesional del doctor Flores hay muchas historias con final feliz; pero él recuerda con nostalgia aquella clase de empatía que tuvo en una sala de Emergencias monitoreando a su paciente. Hoy es docente en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz La Paz, y a sus alumnos les cuenta la importancia de no perder la conexión con las personas. “Nosotros no somos máquinas, nosotros sentimos lo que les pasa a los enfermos”, explica el galeno.
Este 21 de septiembre se celebra en Bolivia el Día del Médico Boliviano, en honor a la labor que realizan los doctores aliviando el dolor físico de las personas. Esta es una disposición que comenzó en 1969, bajo la presidencia de Luis Adolfo Siles Salinas.
Los médicos no sólo trabajan para atenuar dolores físicos; a veces deben convertirse en psicólogos. La doctora Griselda Vargas cuenta: “Recuerdo que algunas veces tenía que hacer contención emocional porque la gente te llama no solamente como auxiliador de la salud, sino también como una persona que tiene conocimientos adicionales para resolver distintos problemas. Por ejemplo, alguna vez tenía que hablar con personas que se querían suicidar y debía generar vínculos con ellos”.
Vargas es epidemióloga, con posgrado en Educación Superior, Terapia de Grupos y Directora de la Carrera de Medicina de Unifranz La Paz. Ella desde que era niña soñaba con vestir la bata blanca y curar a las personas. Hoy es formadora de los nuevos profesionales en salud.
Recuerda aquellos momentos de estrés que vivía cuando iba en las ambulancias, a contrarruta veloz por las calles de La Paz, el coche cruzaba semáforos en rojo para salvar a los pacientes. Recuerda la sirena sonando sin parar y ella inquieta por llegar pronto para ofrecer su ayuda médica.
Entre sus innumerables aventuras se acuerda de una señora con insuficiencia renal. “Ella era una señora mayor que estaba en proceso de diálisis continua, además sufría secuelas de una tuberculosis renal. La diálisis y la insuficiencia degradan a las personas, como en su caso. Yo le dije a la señora, ¿por qué sigue interna, si puede hacer diálisis ambulatorias? Ella creía que se iba a sanar en un mes, me di cuenta que no manejaba su diagnóstico y no entendía la dimensión de su problema”. Hablaron mucho tiempo hasta que llegó una nieta que visitaba con frecuencia a la enferma y entonces decidieron que lo mejor era llevarla de vuelta a casa. “La señora me agradeció y me dijo que iría a su hogar para disfrutar más con su familia. En esos momentos uno se da cuenta que la vida se va demasiado rápido”.
El doctor Silva Flor coincide en que los médicos cumplen más funciones que aquellas limitadas a aliviar el dolor. Él estuvo durante años en el área rural de La Paz y aprendió que los galenos son vistos con un rango mayor. Explica: “Estuve en algunos pueblos donde las autoridades son el juez, el alcalde, el cura y el doctor”.
Situarse en el lugar del otro es clave para los médicos. Así, la empatía es parte de las habilidades blandas que se requieren en tiempos de crisis. Los docentes de Unifranz imparten la comunicación asertiva como parte de sus enseñanzas, lo cual forma parte de la innovación académica de la entidad educativa.
Silva y Vargas son dos libros abiertos para sus alumnos. No sólo eso, ambos también enseñan desde sus experiencias y saben que los buenos médicos no deben perder la sensibilidad.