Dos académicos de Unifranz valoran la investigación de Diagnosis. Remarcan el acompañamiento del Estado, el empresariado y la familia en la formación de profesionales

7 de febrero de 2023, 8:07 AM
7 de febrero de 2023, 8:07 AM

¿Ha mejorado la educación en Bolivia en los últimos diez años? Un estudio de Diagnosis, publicado el 3 de febrero, realizó una encuesta de percepción respecto de los avances de la educación en el país durante el último periodo. Según el resultado de la encuesta, ocho de cada 10 bolivianos no ve una mejora en la educación.

Solo el 22% de los encuestados perciben una mejora en la calidad de educación técnica y profesional en el país. El 47% cree que sigue igual y un 31% observa un retroceso en materia educativa. 

El mismo estudio realizado por Diagnosis, destaca el acceso igualitario de hombres y mujeres a la educación. Un 41% de los encuestados cree se equilibró el acceso igualitario,. un 37% valora que sigue igual y 21% considera que se profundizó las desigualdades.

“La percepción predominante es que Bolivia avanzó en la inclusión de mujeres y de pueblos indígenas en la educación; pero que la calidad de la formación sigue igual que antes o que, incluso, empeoró. Para gran parte de los entrevistados, el país todavía está lejos de cumplir con las metas en educación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas”, indica textualmente el informe de Diagnosis.

Erick Gustavo Montaño, doctor en Educación y Vicerrector Académico Nacional de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, sostiene que hoy hacemos frente a innumerables reformas y métodos en busca de la tan anhelada calidad de los centros educativos.

“El Estado, 'per se', debiera impulsar cambios en el ámbito educativo para resolver problemas de orden económico y social, utilizando para ello, estrategias de democratización, de fragmentación, de concentración en los resultados, de focalización en los estudiantes y su creatividad; debiera ser el garante de la educación para la formación de profesionales con herramientas para la construcción de la sociedad”, afirma.

En tanto, Carlos Perrogón, decano Académico de Unifranz Santa Cruz, asegura que el ecosistema educativo tiene un sinfín de actores, entre ellos, el Estado. ¿Cuál su rol? “Más allá de lo normativo implica construir un proyecto nacional, articulado al desarrollo del país, con la participación activa de todos los actores”, asegura.

Con esta investigación se ha puesto en evidencia la necesidad de actuar y acelerar los procesos en marcha para lograr la transformación de la sociedad. Las universidades constituyen una pieza fundamental en este proceso de transformación.

La educación superior potencia de la innovación y afianza ciudadanos con sentido humano. Cuando los ODS se plantean el objetivo de educación inclusiva, equitativa y de calidad está destacando el papel de este actor.

“Por ende, se espera que estos objetivos se aborden de forma transversal en las distintas áreas de la vida universitaria: formación, investigación y extensión. Siendo así que se debe involucrar a todos los que conforman las instituciones educativas de manera directa e indirecta”, agrega Montaño.

El experto en educación superior, considera que los socios formadores (la empresa) están llamados a proporcionar retos que ayuden a los estudiantes a desarrollar competencias para el mundo laboral, aportar problemáticas de su organización, abrir las puertas de su empresa para trabajar en colaboración con alumnos y profesores o aportar personal, tiempo y recursos para este fin.

La participación de la familia también es clave para el éxito de los estudiantes. Al sentir el apoyo de sus padres, los alumnos se sienten más motivados y desarrollan un amor por el aprendizaje. La colaboración entre familia y universidad, puede ayudar a identificar necesidades, objetivos y discutir de qué manera los padres pueden contribuir a la educación de sus hijos.

Cuando nos referimos a la formación profesional –según Perrogón-, normalmente asociamos solo a la formación académica que se imparte en la universidad. Pareciera que ésta debe convertirse en la responsable de remediar todas las falencias, desde las académicas hasta las emocionales, con las que llegan los estudiantes a los centros de educación superior.

Al margen de identificar el rol de los cuatro actores fundamentales de la educación, es vital trabajar en la integración y “entender el compromiso y la importancia de trabajar juntos en un proceso comunitario que requiere de todos para crear un sin fin de oportunidades donde el estudiante contextualice el aprendizaje y las empresas y organizaciones puedan acercar talento e ideas que les ayuden a definir e identificar retos del futuro”, culmina Montaño.

El trabajo de la universidad requiere el acompañamiento efectivo del Estado, las empresas y la familia para lograr una transformación de la sociedad.