El politólogo docente en la Florida International University analizó en el programa "¡Qué Semana!" de El Deber Radio los sucesos que llevaron al asalto al Capitolio en Estados Unidos

9 de enero de 2021, 12:52 PM
9 de enero de 2021, 12:52 PM

Eduardo Gamarra, que es docente y pertenece al Departamento de Política y Relacionas Internacionales de la Florida International University, analizó la mañana de este sábado, en el programa ¡Qué semana!, de EL DEBER Radio, los hechos que devinieron en el asalto al Capitolio de parte de los simpatizantes de Donald Trump el miércoles 6 de enero.

 “La explicación es larga, pero la resumiría en lo siguiente. Es el final anticipado de una administración que comenzó prediciendo que este tipo de acciones iba a suceder. Un presidente que movilizó a un extraordinario número de gente y que la movilizó básicamente en contra del sistema, sobre la base del odio incluso sobre la base de grupos extremistas, grupos racistas, supremasistas blancos,etc, que dicen ser defensores de la cultura occidental, indicó el polítólogo boliviano radicado en Estados Unidos, que agregó que “si bien es el reflejo de una situación más estructural en la economía. Esto viene gestándose  por lo menos hace unos 20 años y culminó con esta administración.

Gamarra señaló que en los últimos  reportes se evidencia que el ataque al Capitolio fue mucho más planificado de lo que se suponía. “Sabemos es que esta movilización trajo gente de todo el país. La mujer que murió, por ejemplo, era de San Diego, California, el señor que se sentó en la silla de Nancy Pelosi era del estado de Arkansas y vemos así sucesivamente que la derecha que apoya al presidente Trump fue movilizada en todo el país por las redes sociales y algunos medios de comunicación como Fox", sostuvo. 

En este sentido, insiste en que fue una movilización nacional que culminó con la llegada de algunos, dicen que fueron 100 mil otros 30 mil, pero fueron miles y miles de personas que llegaron a Washington, indicó el exdirector del Centro para Latinoamérica y el Caribe (LACC).

Gamarra explicó que el  miércoles 6 de enero, lo que tenía que suceder era el conteo del voto certificado del colegio electoral. Era la culminación de un proceso que viene dándose desde hace más de 150 años de esa forma. De manera que era algo normal que debía haber demorado dos horas.

“Sin embargo, ya dentro del Congreso, para que vea que no fue solo de gente de afuera, había también 144 representantes  de la Cámara de Representantes y 12 senadores  que estaban básicamente coordinados con el presidente (Trump) con la intención de dilatar ese conteo y por lo tanto, evitar que Joe Biden fuera confirmado como presidente de los Estados Unidos. El presidente intentó que el vicepresidente hiciera cosas inconstitucionales para prevenir que el conteo se llevara a cabo. De manera que era un cosa coordinada a escala nacional y organizada políticamente por sectores del partido Republicano”,  señaló.

El autor de “Revolución y Reacción: Bolivia 1964-1984”, contó también que se conoce que la gente que tomó el Capitolio llevaba una buena cantidad de armas “Incluyendo una camioneta que se encontró fuera del Capitolio, que tenía cócteles molotov, ametralladoras, todo tipo de munición, incluso material para producir explosivos. De manera que esto no era tan inocente. No eran boyscouts que fueron a hacer un tours”, agregó.

Asimismo, puso en relieve que según un reporte de este sábado del New York Times, el presidente (Trump) había pedido la movilización de la Guardia Nacional, “pero no para prevenir que estos grupos tomen el Capitolio, si no para protegerlos de lo que él suponía que iba a ser una respuesta a sus seguidores. Es decir, lejos de proteger al Capitolio, lo que el presidente quería era que la Guardia Nacional proteja a esta gente que iba a asaltar el Capitolio.

Gamarra, que es doctorado en Ciencias Políticas de la Universidad de Pittsburgh, indicó que Estados Unidos es actualmente  Un país extraordinariamente polarizado. Hay una división tan profunda que ha sido exacerbada por esta presidencia. 

"Un presidente que empezó en mayo diciendo que iba a haber fraude en noviembre. Un presidente que preparó a su electorado que habría fraude sin evidencia alguna. Una persona que en los últimos cuatro años ha atacado a sus rivales de manera despiadada utilizando los medios sociales y cualquier mecanismo del Estado para atacar a la oposición. Una persona que califica a la oposición no como oposición, si no como enemigos. Eso es algo verdaderamente diferente”, enfatizó.

Afirmó que lo que se vivió fue algo único que la historia del país estadounidense “Yo vivo en este país desde casi 50 años y jamás había visto algo similar. Hemos tenido enormes crisis, enormes confrontaciones, pero jamás se había llegado a este extremo y esa división persiste y es larga, porque se viene gestando en los últimos 20 a 30 años con un cambio radical de la estructura de la economía, con el cambio demográfico tan significativo que hemos tenido", precisó el académico.

 Con una presencia grande de inmigrantes de América Latina, Asia y sobre todo, desde 2001 esta guerra contra los musulmanes es extremada por la retórica antimusulmana, según Gamarra. "No es curioso ver entre los manifestantes una enorme cantidad de soldados, que fueron a Afganistán, que cumplieron servicio en esta guerra. La mujer que murió; por ejemplo, había estado en Afganistán y en Irak. Entonces hay que entender la sociología de lo que está sucediendo acá en ese grupo. Es un descontento tan profundo, que me temo que donde estamos hoy no va a ser suficiente para contener ese descontento”, indicó.

Finalmente, Gamarra agregó que “el virus del Trumpismo será difícil de erradicar en pocos meses o años y no tenemos la vacuna, pero sí creo que la institucionalidad en Estados Unidos es muy fuerte". 

Destacó que en todo este escándalo el presidente creyó que podía politizar a la Corte Suprema y durante los últimos tres años nombró jueces conservadores, pensando que así podía dominar al poder judicial y  se ha visto que esos jueces, que él mismo eligió, juzgaron  casos en los que determinaron que el presidente estaba equivocado. "Es decir, aquí funciona aún la independencia judicial y si hubiera funcionado como el presidente pensó que iba a funcionar, estaríamos hablando de otra cosa”, finalizó en contacto con EL DEBER Radio desde Miami.