Mucho que ver en el sur argentino Bariloche y alrededores, un ‘must’ en la lista de sitios para vacacionar

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2 de julio de 2017, 4:00 AM
2 de julio de 2017, 4:00 AM

Invierno. Primavera. Verano. Otoño. Repetir. Lo que distingue a las latitudes extremas de la Tierra del clima de los trópicos es que el mayor ángulo de inclinación del sol en los meses fríos da origen a estaciones bien diferenciadas, cada una con su propia paleta de colores y su humor característico.

Así, los paisajes níveos, las arboledas anaranjadas dignas de calendario, los mares de flores renacientes y luego la intensa actividad turística al aire libre en el sur de Argentina, concretamente en la región situada en las faldas de la cordillera andina, corresponden a cuatro periodos con personalidad propia, muy visuales y con fuerte vocación por la vida al aire libre. Este es un lugar indispensable en la lista de sitios para vacacionar al menos una vez en la vida.

Cada año, en el oeste de la Patagonia, al pie de las montañas, la naturaleza ejecuta ese concierto de colores que tiene como clave el tono turquesa de los lagos, producto de las aguas de deshielo de los nevados circundantes. Sobre esa melodía, en otoño, contrastan el amarillo perfecto de los álamos y el rojo encendido de las lengas. En invierno casi toda la flora ha cedido a las nevadas, en espera del renacimiento que viene cuando el sol regresa a su punto alto en el cielo. Entonces, la explosión de vida y color de primavera y verano se vuelve aún más extravagante y digna de ver.

Sin tener que cruzar el Ecuador hacia el norte, a dos o tres días de viaje desde Santa Cruz de la Sierra, el sur argentino ofrece colores y un sinfín de actividades para el turista.

Para justificar el viaje de 2.690 km en línea recta entre la capital cruceña y San Carlos de Bariloche, hace falta colgar el letrero de “cerrado por vacaciones” al menos durante 15 días.

En tiempos, llegar a Bariloche toma dos días como mínimo. Tras llegar a Buenos Aires, hay que pasar una noche en la capital del tango, sea para tomar un vuelo al día siguiente (a las 11:40) desde el aeroparque Jorge Newberry, si tiene prisa, o bien para salir hacia el sur en bus desde la terminal de Retiro, si se dispone de un poco más de tiempo.

La buena noticia es que en ambos medios de transporte, los pasajes de ida y de vuelta suman más o menos lo mismo, entre 1.400 y 1.500 bolivianos, al cambio actual. La diferencia radica en el tiempo. 
El vuelo entre Buenos Aires y Bariloche toma dos horas con 20 minutos, mientras que la travesía en bus, con servicio a bordo y muy cómodo, por cierto, ocupa casi 24 horas. Es un viaje más largo, pero que regala unos paisajes patagónicos inolvidables desde el amanecer.

Café, alfajores y  chocolates   
¿Por qué empezar en Bariloche? Porque esa urbe de poco más de 133.000 habitantes es literalmente un centro de distribución de viajeros y está bien equipada para el turismo: cada año recibe un millón de visitantes. 

Y estar “bien equipada” significa que una vez allí, se puede combatir el frío de un atardecer invernal refugiándose dentro de alguna elegante cafetería en la zona turística, que es posible elegir entre una gama de hoteles, hostales y hospedajes, y que, a la hora de optar por alguna excursión, habrá una gran cantidad de actividades para llenar de fotos cada día del calendario de esas vacaciones.
Para los viajeros con más presupuesto, hay servicios de alquiler de vehículos que están a disposición en el aeropuerto de la ciudad y se pueden contratar previamente online.

Más allá de Bariloche
Hay mucho para ver en los alrededores de nuestra ciudad de referencia. La temporada invernal está dedicada esencialmente al esquí, las mejores pistas de Sudamérica están cerca de Bariloche, en los cerros Otto y Catedral, a los que se puede llegar en aerosilla. Para los novatos en el deporte helado, hay clases particulares y locales que alquilan toda la indumentaria para ir a la nieve y pasar algunas horas de diversión bajo cero.

En estaciones templadas, el paseo obligado es un recorrido en catamarán por el lago Nahuel Huapi, que baña las orillas de Bariloche. Esa excursión puede incluir el parque nacional Los Arrayanes, una joya de la flora local. Se llega a este preciado bosque desde Puerto Pañuelo, cercano a la ciudad.
En verano se abre la temporada de vida de playa en el Nahuel Huapi y otros lagos de la región.
Para rematar una jornada de aventuras en la naturaleza, la vida nocturna de la zona se centra en las discotecas Grisú y Cerebro, además de una variedad de restaurantes para cenar.

Un poco más lejos de la ciudad, el paisaje montañoso y colorido quita el aliento. En particular la ruta que une a Bariloche con San Martín de los Andes, una coqueta y algo más cara localidad turística, un centenar de kilómetros al norte. Ese recorrido lleva el nombre de Siete lagos por la cantidad de cuerpos de agua color turquesa a los que se acerca. 

Preludio de la primavera 

Los nombres de los siete lagos son el Machónico, Falkner, Villarino, Escondido, Correntoso, Espejo y el ya mencionado Nahuel Huapi, que es el más extenso de este grupo. Todos pueden ser visitados en vehículo o en caminatas de dos o tres días.

Justamente, la primavera se acerca y es oportuno empezar a planear la vacación. Si la opción es el sur argentino, la temporada es apropiada para una mayor cantidad de actividades al aire libre. La región es, por lo general, apacible e invita a la contemplación, a las caminatas tranquilas para entrar en contacto con la naturaleza. Quienes tienen sed de aventura y fortaleza física optarán entre decenas de actividades, como el recorrido Huella Andina, que une cinco provincias patagónicas en una serie de tramos para descubrir cada paisaje mejor que el anterior.

Es un viaje inolvidable cuyo secreto radica, después de todo, en no hacerlo con mentalidad de turista. Abrazar el paisaje y respirar su aire frío nos abren a otros modos de vida. Con suerte, una caminata por el bosque nos llevará hasta un nogal, y las nueces frescas se pueden partir con una sola mano y son sabrosísimas. 

Si te sobra tiempo y quieres medir tus fuerzas contra el terreno: huella andina

Pionero. Presentado en 2010, el recorrido Huella Andina es el primero del largo recorrido que se establece en Argentina. 

Caminata. Son 540 km desde la zona de Villa Pehuenia, provincia de Neuquén, hasta el área del lago
Baguilt en Trevelin, provincia de Chubut.

Etapas. El recorrido cruza cinco parques nacionales y pasa cerca de Junín de los Andes, San Martín de los Andes, Villa La Angostura, San Carlos de Bariloche, El Bolsón, Lago Puelo, Cholila y Esquel.

Etapa 1. Empieza en el parque Nacional Lanín, cerca del volcán homónimo. Tiene tramos de dificultad baja, media y alta.

Etapa 2. En el parque nacional Los Arrayanes, cruza el bosque homónimo en la península de Quetrihue. Dificultad media. 

Etapa 3. En el parque nacional Nahuel Huapi, son seis tramos de dificultad variable.  

Etapa 4. Recorre El Manso y El Bolsón en cinco tramos de dificultad baja y alta.

Etapa 5. Empieza en el lago Puelo hasta río Turbio en un tramo de dificultad media.

Etapa 6. Recorre el parque naciol Los Alerces en cinco tramos de dificultad variable y conecta tres hermosos lagos.

Informate. Para saber más o contratar recorridos, entra a patagoniaexpress.com o a sitios recomendados en Tripadvisor.

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