Los Centros de Apoyo Pedagógico Integral funcionan en nosocomios para chicos de los nueve departamentos. En Santa Cruz, los pacientes del Hospital de Niños Mario Ortiz, reciben contentos a sus profesoras, que esperan trabajar pronto en el Oncológico

El Deber logo
6 de agosto de 2019, 4:00 AM
6 de agosto de 2019, 4:00 AM

La pequeña Luciana (4) recibió el viernes su segunda clase en la sala de Traumatología del Hospital de Niños Mario Ortiz, donde se recupera de una fractura en el brazo derecho. Lucía feliz interactuando con unos juegos didácticos desde su cama y con una atención personalizada.

Luciana está en etapa preescolar y le cayó muy bien la aplicación del programa de apoyo escolar denominado Aulas Hospitalarias, que lleva adelante el Ministerio de Educación en coordinación con las gobernaciones de los nueve departamentos, a fin de dar continuidad al avance pedagógico de los pequeños que viene funcionando desde noviembre de 2017 en el Hospital de Niños Mario Ortiz y ha caído muy bien en los padres de familia.

Yanet Aguirre, gerente del nosocomio infantil, manifestó que hasta el momento cerca de 1.200 niños han recibido apoyo pedagógico en dicho centro, mientras recuperaban su salud.

“La atención en este hospital es integral. Contamos con una trabajadora social, con una sicóloga y cinco profesores (cuatro mujeres y un varón). Este servicio se da mediante un convenio interministerial de educación y de salud en las salas donde los chicos se recuperan y en un ambiente que hemos acondicionado para ellos”, explicó la gerente.

Mary Luz Guacara, coordinadora del grupo, manifestó que el objetivo es evitar el abandono escolar de los chicos. La metodología consiste en abordar a los pacientes que llegan, dependiendo de su estado, lo cual se sabe consultando a los médicos.

Si los galenos dan el visto bueno, se comunica el plan a los padres y estos autorizan la interacción de los maestros con los niños. “Si están en condiciones de recibir apoyo pedagógico, hacemos un diagnóstico y los atendemos en sus camas.

Muchas veces, los pequeños tienen inmovilizadas las manos por la canalización de las venitas para el suero o porque llevan yeso, lo que les impide escribir.

Si es así, usamos material visual, pizarras, tabletas o computadoras”, indicó Mary Luz. Los pacientes con corta estadía en el centro asistencial pueden volver sin problema a sus escuelas, pero los que permanecen por largo tiempo, necesitan un apoyo más esmerado.

En este caso, las profesoras se ponen en contacto con la unidad educativa, piden la planificación bimestral y adaptan el avance curricular en el hospital.

El éxito de este programa se refleja en Octavio Suárez Rivero (13), que estuvo internado por más de un mes en el hospital por una lesión en la pierna derecha, que luego le complicó la salud.

Las profesoras trabajaron con él, conforme al programa de su colegio Nacional República de Brasil, en La Bélgica, y terminó recibiendo su boletín semestral de notas al mismo tiempo que era dado de alta, lo cual sirvió para seguir sus estudios regulares. “Estoy muy agradecida por la enseñanza, por la paciencia y mucho amor que demostraron con mi hijo”, expresó Aby Rivero, madre de Octavio.