Hallazgos de un paleontólogo evidencian que las extremidades superiores del tiranosaurio rex, hasta ahora consideradas apéndices sin uso, podrían haber tenido utilidad

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6 de noviembre de 2017, 14:34 PM
6 de noviembre de 2017, 14:34 PM

Durante los últimos años, la imagen que teníamos del Tyrannosaurus rex se ha ido ridiculizando: se descubrió que llevaba plumas, que no era capaz de correr y que gorjeaba como las palomas en vez de rugir. A pesar de eso, un hallazgo reciente parece indicar que al menos sus brazos sí servían de algo, según informa Gizmodo.

Un estudio llevado a cabo por Steven Stanley, paleontólogo de la Universidad de Hawai, encontró indicios de que los tiranosaurios sí utilizaban sus brazos, y era para matar. Hasta ahora, la ciencia consideraba a estas extremidades 'apéndices vestigiales', retrocesos en la evolución de la especie sin uso aparente.

Puntualmente, Stanley analizó la estructura de los apéndices, que miden poco más de un metro, y concluyó que la musculatura y articulaciones de estos no coinciden con lo que es un apéndice vestigial. Además, según dejó entrever, podrían haber tenido más fuerza de la que parecen dar.

El estudio, presentado en la conferencia anual de la Sociedad Geológica de América, infiere que los T-Rex usaban estos apéndices para desgarrar la carne de sus presas a corta distancia. Aparte de musculatura, los brazos terminaban en dos garras y no en tres, como en otros dinosaurio de su tipo.

A pesar de los detalles, existen dudas de otros paleontólogos, como la de Thomas Holtz (Universidad de Maryland) al afirmar que el T-Rex debía estar muy cerca de su presa para que los brazos hagan daño. Sin embargo, el mismo Holtz cree que los brazos podrían haber sido efectivos en los T-Rex jóvenes y que al crecer, los músculos y la mandíbula los hacían menos necesarios.