Preguntas íntimas. Parejas y solteros a menudo afrontan interrogatorios acerca de su vida privada. Aquellas personas que las realizan asumen que cada vida debe caber en un modelo social. Los especialistas indican que es vital poner límites a este tipo de intromisiones

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7 de octubre de 2018, 4:00 AM
7 de octubre de 2018, 4:00 AM

"Me gustaría decirles que las decisiones de la gente con edad de reproducirse no son de vuestra incumbencia. Antes de preguntar (...) a una persona de 30 años cuándo piensa tener hijos porque el reloj biológico hace tic tac... Para. No sabes si tiene problemas en su relación, se encuentra bajo mucho estrés o simplemente no es el momento. Tu pregunta, aparentemente inocente, podría causar estrés o frustración. Si eres un abuelo en proyecto, un buen intencionado amigo, un miembro de la familia o una vecina: absolutamente, este no es tu asunto. Si alguien quiere hacerte partícipe de la llegada de un bebé a su vida, lo hará”, publicó hace un tiempo en sus redes la escritora y periodista Emily Bingham (33).

Es una de las muchas personas cansada de los interrogatorios ‘precocidos’, que asumen que cada vida debe caber en un molde social.

“Por qué no tenés hijos, por qué tantos hijos, por qué tan sola, se te irá el tren, vas a quedarte para vestir santos, estás gorda, por qué te divorciaste, para cuándo la boda, cuál de los dos es el estéril, sos gay”, son apenas algunas de las municiones con que la sociedad suele ametrallar a los solteros y a las jóvenes parejas, con énfasis en las mujeres, según coinciden algunos sicólogos.

Y aunque en ciertos casos las preguntas sean de lo más inocentes, dependiendo del temperamento del interrogado, pueden desestabilizar su paz y aislarlo de los juntes familiares, que es donde más ocurren estas situaciones, y también de encuentros con amigos. Los más relajados salen airosos con respuestas fundamentadas en el sentido del humor.

La exmodelo Alejandra (nombre ficticio) cree que “la gente es muy intrusa, no puede entender que tenemos espíritu más europeo, viajero, que rompemos esquemas. Hasta parece que eso los intranquiliza”, dice, y se niega a dar su nombre real para dejar de estar en las listas de referencia de los ‘eternos solteros’.

“Velo y mortaja del cielo bajan. Evito publicar sobre mis relaciones y, acerca de los hijos, creo que necesitan a ambos padres al lado para crecer fortalecidos, yo crecí en una familia completa y creo que Dios me bendecirá con algo así, mientras tanto no me cuestiono. A veces son trabas mentales de personas que te rodean que no tienen más de qué hablar. Cuando has tenido familia cercana como yo, que ha fallecido, solo te concentrás en mirar de cara al sol. Las mujeres deben sentirse más liberadas, sin presión, yo ahora estoy embalada en una relación, pero vivo un día a la vez”, dice la diseñadora de modas Mónica (nombre ficticio).

Gina (40), auditora, vive algo similar. “Dejé de ir a reuniones familiares porque no tenían otro tema de conversación, que por qué estaba soltera, por qué siempre sola, por qué no hacía un hijo, y me comparaban con otras primas, se formaba el debate grupal. Me aislé de ellos por completo, quizás no soy tan inteligente para salir del paso en esas situaciones, pero es agotador estar siempre con la guardia alta y no tener derecho a relajarme. Además, por qué tendría yo que hablar de cosas íntimas. Más lógico que casarse porque sí debería ser que yo decido quién es el indicado”, se queja.

Presión

El sicólogo clínico Óscar Urzagasti dice que a su consultorio han llegado pacientes cansados de saber cómo establecer límites. “En este tema es de vital importancia tener claro cómo poner límites para evitar que afecte, y por el otro lado no caer en la desesperación y tomar decisiones por la presión social. Hay que aprender a expresar que te molesta y te duele hablar del tema”, recomienda.

Según Urzagasti, lamentablemente es y será inevitable tropezar con ese tipo de preguntas, fundamentadas en mitos y creencias familiares que hacen el papel de caldo de cultivo, y que generalmente tienen que ver con el matrimonio y con los hijos.

La sicóloga clínica Jennifer Fuentes opina que este tipo de preguntas indiscretas no deberían ser rutinarias. “El término familia debe ser comprendido como la unión voluntaria de dos seres que se aman y deciden vivir su vida juntos, los hijos deben de ser vistos como una alternativa o decisión importante en donde la familia, ya previamente establecida, expande su núcleo”.

Culturalmente se sigue asociando la maternidad con la realización plena como ser humano. Fuentes sugiere dar respuestas asertivas a comentarios impertinentes. “No importa cuál es el caso, hay que entender que la crítica es parte de las interacciones sociales y la persona debe estar dispuesta a entender que en la vida no se puede complacer a todo el mundo. Si te enfrentas a alguna situación incómoda, hay que contestar que se trata de una decisión de pareja, pero siempre proyectando seguridad y tranquilidad. En caso de que la otra persona continúe el ataque de manera intransigente, evita molestarte y caer en discusiones”, sugiere la experta.

Para la sicóloga clínica y sistémica Katherine Suárez, a menudo habrá los que de una manera u otra harán preguntas indiscretas, lo que puede molestar e incomodar. “Desde la sicología se puede entender que la persona que siempre está criticando, desvalorizando, fijándose cómo está el otro, y además lo hace con cizaña, es alguien que no está conforme consigo, con baja autoestima e insegura, y muchas veces lo que le incomoda del otro es, en cierta manera, lo que en su interior no ha resuelto”, explica.

El físico

Suárez cree que vivimos en una cultura que todavía es machista y que, por ende, expone más a la mujer a críticas, como la de la gordura, “porque estamos bombardeados de publicidad que muestra curvas perfectas y que de alguna manera se consideran ideales, es entonces cuando comienzan a compararnos y provoca que evitemos ir a ciertos lugares, compartir con determinadas personas para no sentirnos cuestionados. Y los contextos donde más se da en con los amigos, la familia, y también pareja”, argumenta.

La especialista en sicología recomienda que para que todo esto no afecte, lo primero es aprender a estar seguros de nosotros mismos. “Esto tiene mucho que ver con la crianza que hemos tenido, en ocasiones crecemos rodeados de complejos debido a padre o madre con tendencia a ser exigente, obsesivo, que no tolera la imperfección. Ellos son los primeros en bajar la autoestima de un hijo con palabras hirientes, o también los hermanos, con burlas”.

De esto surge la importancia de enseñar a las personas desde que son niños a responder asertivamente. “Es importante explicarles que nunca podrán complacer a todo el mundo y que cuando vengan esas preguntas obvias o indiscretas se puede poner un poco de humor a las respuestas. Por ejemplo, si a una pareja se le dice cuándo tendrá un hijo, ambos pueden contestar, sin necesidad de ser groseros: Ya te avisaremos para que seas el primero en saberlo”, aconseja.

Suárez cree que los estereotipos dañan mucho la concepción de los roles del hombre y la mujer. “Los encasillan en algo, y además esas ideas son aceptadas por la sociedad”, reconoce.

Para Jennifer Fuentes, lo importante es que la pareja entienda que son ellos los que tienen el control de su vida, relación y decisiones. “La pareja debe entender que quien los quiera de forma saludable, respetará su decisión”, sostiene.

Algunos sicólogos sugieren a las ‘víctimas’ de los interrogatorios hacer un esfuerzo mental y emocional cada vez que se encuentren en la situación, y concentrarse en que no se trata de ataques personales, para no amargarse.

Si el post de la periodista Emily, citado inicialmente, que sugirió pensar mejor antes de preguntar, se viralizó alcanzando los 70.000 compartidos, probablemente sea porque hay más gente identificada con el tema de lo que muchos podrían pensar.

La moraleja según varios sitios especializados, es que si hay gente que cree que tiene el derecho a preguntar, hay el mismo derecho a no responder.

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