El músico e historiador ignaciano rescató de un anticuario una de las piezas claves del compositor peruano Pedro Ximénez Abrill Tirado (1785-1856), maestro de capilla de la Catedral de Sucre y figura central de la música republicana.

15 de mayo de 2023, 10:34 AM
15 de mayo de 2023, 10:34 AM

La historia de Bolivia también se puede contar con música, esa es una de las mayores inquietudes de Juan Conrado Quinquiví Morón, un cruceño que ha cambiado su San Ignacio de Velasco por una vida en la capital del país.

Dirige allí la Orquesta de Cuerdas y Coro Polifónico San Francisco Xavier que ha repuesto varias obras del reconocido músico peruano Pedro Ximénez Abrill Tirado. Una de esas piezas “rescatadas” fue la Misa 20 que se compuso expresamente para la Catedral de Sucre. Creó esa obra en 1833 cuando Bolivia vivía su niñez, tan solo ocho años después de aquel día de independencia.

Ximénez Abrill Tirado fue invitado por el mariscal Andrés de Santa Cruz para ejercer el cargo de Maestro de Capilla en Sucre. Por eso, compuso música religiosa para cada periodo litúrgico del año.

El músico peruano (1785-1856) también dejó obras seculares, sinfonías, además de piezas de salón para amenizar “los eventos de la sociedad”. No solo eso. “Compuso huayños, yaravíes y canciones populares que también se interpretaban en su Perú natal”, cuenta Quinquiví, quien además es un historiador de la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca.

Nacido en Arequipa hacia 1784, aún bajo el régimen de la colonia española, Ximénez fue uno de los más prolíficos compositores de su época. Dejó varias obras en su tierra antes de llegar a Sucre donde residió hasta que murió en 1856. Su obra fue redescubierta en varias ocasiones. Algunas colecciones con sus partituras se perdieron, pero otras fueron halladas en anticuarios. También se dieron hallazgos de su legado en Argentina y en su natal Arequipa. En 2006 se restauraron allí nada menos que 40 sinfonías de su autoría y 12 años después pudieron ser interpretadas en festivales regionales de música antigua.

El diplomático inglés Hugh de Bonelli dijo haber disfrutado de sus composiciones cuando relató los viajes a Sudamérica que hizo entre 1848 y 1850. Esa mención se la puede hallar en el libro Travels in Bolivia; with a Tour Across the Pampas to Buenos Ayres que está disponible en la red internet.

Quinquiví no anduvo tanto, pero sí revisó anticuarios y colecciones particulares en busca del legado musical de Ximénez y otros compositores que acompañaron con su música los primeros años del país liberado por Bolívar. El músico e historiador también investigó los archivos existentes de los primeros años del siglo XX.

“En 2019 hallé la partitura de la Misa 20 de Ximénez Abrill Tirado en un anticuario”, afirmó el maestro Quinquiví. Esos documentos están ahora en custodia del Archivo y Biblioteca Nacional de Sucre. “Pero, eso no basta, esta es música y debe ser interpretada”, remarcó.

De hecho, la Misa 20 fue estrenada en abril y fue parte del programa cultural de Semana Santa en el marco de la iniciativa ‘Sucre mi locura’ que promueve la Gobernación de Chuquisaca, la alcaldía de la capital, además de la Federación de Empresarios Privados del departamento para reactivar el turismo como un factor de desarrollo de la región.

“Como músico no me gustaría que esto quede en papel. Eso tiene que escucharse”, insistió Quinquiví durante una conversación con EL DEBER. “Se puede reconstruir la historia desde la música. Como bolivianos somos muy ricos en música, pues tenemos muchas obras que están en archivos particulares y anticuarios”, remarcó tras destacar, precisamente, el hallazgo de una de las 50 misas que Ximénez Abrill Tirado compuso para el nuevo país, aquel “que le ha debido a Bolívar su nombre”.

Pero, además, el estudio de estas partituras fue parte del aporte académico del maestro cruceño. “A raíz de esto surge está investigación con la que, justamente, hice mi tesis de maestría en Artes Musicales en la Universidad Pública de El Alto. Hice la transcripción musical, la transcripción y crítica para la interpretación moderna de la Misa 20 de Pedro Ximénez Abrill Tirado”, precisó.

Esta obra consta de cuatro partes, Kyrie, Gloria, Credo y Sanctus. “Corresponde al periodo ordinario pues podía ser interpretada en cualquier misa, salvo el Viernes Santo porque esa celebración no cuenta con el Gloria, pues es una parte de la misa para celebrar la resurrección de Jesús”, señaló el especialista, quien considera que el estudio de esta música es inherente a la sociedad que se formó en torno al nacimiento de Bolivia.

La Organización de Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró a las obras de Ximénez como Memoria del Mundo junto con la colección de partituras de otros compositores de su época que están en la Catedral de Sucre, conocida como la Iglesia de La Plata.

“Esta colección consta de 1.502 manuscritos musicales, del siglo XVII al siglo XIX, creados y copiados por los músicos de la Catedral de La Plata y el Oratorio de San Felipe Neri de la ciudad de La Plata (Bolivia). Esta colección es una de las más ricas de Hispanoamérica y su valor trasciende las fronteras locales. Las partituras y textos líricos se han convertido en las principales fuentes para los estudios de investigación sobre el movimiento barroco en las Indias españolas”, señala la referencia del Archivo y Biblioteca Nacional (ABNB) que está en Sucre.

Quinquiví aportó a este catálogo patrimonial con otro trabajo sobre Ximénez Abrill Tirado. En 2021 publicó cuatro colecciones con 107 canciones del repertorio de ese músico, precisamente, a instancias del ANBN, una entidad que depende de la Fundación del Banco Central de Bolivia. Parte de esa obra, con canciones propias del acervo chuquisaqueño, será parte de la celebración de la efeméride regional de este 25 de mayo, con recitales que se desarrollarán en el Palacio de la Glorieta y otras locaciones de la ciudad.

“No solamente hizo música para la catedral, sino que era bohemio. Con la música se relacionaba con varios estratos sociales. Asistía a las fiestas de la sociedad. Había salones con una tarima para música, con instrumentistas, un piano, un arpa. Compuso canciones para guitarra solista para guitarra y violonchelo, además de otras más del acervo popular de Sucre”, apuntó el joven profesional luego de animar a “profundizar” el análisis y el estudio de composiciones que dejó el arequipeño.

“Es importante el estudio de este músico porque a partir de él hubo compositores que colocaban ritmos nacionales. En sus obras incorporaba el huayño, el triste, el yaraví. Tenía un estilo característico de la música nacional, peruana y boliviana”. Quinquiví consideró que ese hito pudo darse hacia el 1840, cuando la música boliviana comenzó a cobrar notoriedad frente a la corriente europea a la que también se embarcó Ximénez. “Compuso música dramática, ópera, pues en esos años estaba muy de moda en Europa, pero especialmente en Francia”.

La directora departamental de Turismo, Roxana Acosta, afirmó que la reposición e interpretación periódica de estas obras forma parte de una estrategia para revitalizar los atractivos turísticos de Sucre. Señaló que las actividades de la ciudad se están reactivando tras los efectos de la pandemia.

“Tenemos que reforzar esta diversificación, mejorar e innovar la oferta que ya existe, darle valor agregado, dinamizar el patrimonio, con otras actividades musicales, culturales o gastronómicas, entre otros”, indicó Roxana Acosta, tras recordar que la capital es la ciudad que tiene la mayor cantidad de museos del país.

Actualmente, hay 27 museos en Sucre que son un reflejo del pasado colonial, pero también republicano en la infancia de Bolivia.