Santa Cruz no quedó inmune a la placentera revolución. Contra toda creencia popular de que la mayor parte de los consumidores están por encima de los 40 años, los sondeados coinciden en que son los ‘peladitos’ los usuarios consuetudinarios

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4 de noviembre de 2018, 15:00 PM
4 de noviembre de 2018, 15:00 PM

Todo empezó como un intento fallido, del que derivó una de las más orgásmicas invenciones.

Hace 20 años, el premio nobel estadounidense Robert Furchgott y un equipo de trabajo buscaban curar las enfermedades cardiovasculares con el sildenafilo (nombre genérico), pero se dieron cuenta de que el efecto sobre la angina de pecho era mínimo; sin embargo, el desenlace entre las piernas era un inesperado bulto.

Y lo que parecía ser un fracaso científico se convirtió en la ‘era del Viagra’, nombre con que se bautizó al producto del laboratorio Pfizer, en base a sildenafilo. A pesar de quedar en la historia como el pionero en dibujar sonrisas masculinas, Pfizer terminó por compartir mercado con otros estimulantes, con otros nombres, pero similar efecto. Algunos de ellos elaborados a partir del mismo genérico, el sildenafilo, y otros en base al taladafilo, presentado en infinidad de marcas, entre ellas el T36. El efecto del sildenafilo dura cuatro a cinco horas, sujeto a estímulos sexuales, mientras que el taladafilo, conocido como la pastilla del fin de semana, tiene acción prolongada de 36 horas.

Por casa cómo andamos

Santa Cruz no quedó inmune a la placentera revolución. Contra toda creencia popular de que la mayor parte de los consumidores de estos estimulantes se concentra entre los que bordean la tercera edad, o que están por encima de los 40 años, los sondeados coinciden en que son los ‘peladitos’ los usuarios consuetudinarios de estos medicamentos, que ya evolucionaron, porque además de tener presentación como pastillas, llegan en gel y en láminas sublinguales, para un efecto más rápido, o para dejar menos huellas en el sistema digestivo.

De acuerdo a la marca y a la industria, se encuentran estos estimulantes desde Bs 5, incluso 3 por Bs 10, y sin necesidad de prescripción médica. el más caro es el Viagra, que supera los Bs 100 (una sola pastilla), de ahí que otras marcas hubieran ido desplazando al pionero en materia placentera.

Cuando nacía el Viagra, nacían también sus mayores consumidores, los veinteañeros, que ahora se han inclinado por todo tipo de marcas, sobre todo las más baratas, y se han pasado al bando del otro genérico, el taladafilo, con distintos nombres comerciales.

La experiencia de 25 años como farmacéutica ha llevado a Fidelia Calderón a coincidir con que los estimulantes son apetecidos por la juventud. “Desde los 18 años, incluso menores que no están aptos para consumirlos porque no tienen problemas de disfunción eréctil, y como los precios están al alcance de todo bolsillo y la venta no es restringida, hay mucha demanda. No se necesita receta, y se encuentran incluso en licorerías y moteles”, dice. Según ella, cuando intenta hacer alguna sugerencia, recibe malas reacciones, como cuando pregunta si se está consumiendo con energizantes o bebidas alcohólicas. “Es alarmante la demanda, podría pasar que alguien tenga presión baja y automáticamente sufra una falla cardiaca”, dice, y agrega que algunos taxistas van y compran en grandes cantidades, o hay gente que lleva a los pueblos también en un volumen mayor.

“El sildenafilo es el Viagra, que puede tener algunos problemas, como el enrojecimiento de la cara, hasta infarto o arritmias cardiacas, pero acá se usa más el taladafilo o talis, que viene en presentaciones de 5 y 20 mg; el de 20 tiene mayor uso en casos de disfunción sexual”, explica el cardiólogo Vicente Gutiérrez.

El urólogo Érick Belfort, que además es miembro de la comparsa coronadora del Carnaval y sabe de charlas masculinas en grupo, reconoce que otras moléculas nuevas han ido desplazando a la pionera. “El sildenafilo (Viagra) fue la molécula más vendida en su momento, pero el taladafilo tiene la ventaja de que circula durante 36 horas por el cuerpo”, reconoce.

Según él, Viagra debe estar indicado para mayores de 60 años, no para los jóvenes. “A los 60, las arterias necesitan mayor dilatación para una erección, pero ocurre todo lo contrario, lo toman jóvenes entre 20 y 30 años por el miedo a ‘fallar’ en el primer contacto con una chica nueva, y el mayor inconveniente en la juventud es la eyaculación precoz, el Viagra no mejora eso, sino la erección, que es normal en la juventud. La intimidad debería ser un momento más bonito, pero las mujeres están exigentes, tengo muchas consultas en pareja y veo eso”, comparte.

Belfort reconoce también que las dificultades sexuales son tema tabú entre los hombres. “Hay el chip de no fallar, miedo a perder, inseguridad, la mujer exige al hombre algo y el hombre teme que la mujer comente con amigas. Ese temor es la primera vez, cuando la pareja es más estable ya hay confianza”, opina.

P. Callaú (31) dice que probó dos veces el T36 por curiosidad y sabe que algunos amigos de su ‘tanda’ usan habitualmente pero no lo dicen. “Es tema tabú, sobre todo entre jóvenes. Hablé a tres amigos que confesaron entre tragos, pero abordar el tema en frío, imposible. Yo probé porque un amigo me regaló, el efecto dura 36 horas, pero solo funciona con la excitación. Como no necesito no usé más, no creía necesitar esas veces, pero estaba con una pelada ‘exigente’, es decir insaciable, y el hombre requiere un tiempo prudencial para seguir. Me parece que quienes consumen bastante lo hacen por quedar bien y para evitar que la pareja cuente a otras amigas, algunos requieren más estímulo que otros. El hombre no quiere dejar de funcionar, y cuando consume es, en resumen, para ‘rendir mejor’. Mis amigos que consumen estas pastillas tienen entre 35 y 30 años”, cuenta.

Otro que alguna vez probó es el comparsero A. S. Antelo. “Quien usa estimulantes, honestamente, habla poco o nada del tema, cuando lo usé me fue mal. Los mayores se regalan eso en sus fraternidades y hay marcas que reparten en las sedes. Queda claro que da un mejor rendimiento sexual, pero no es recomendable para los que tienen problemas de presión como yo, esos estimulantes hacen que haya mejor irrigación sanguínea y que se aguanten dos o tres ‘brinques’. Los hombres usan estas cosas para ‘cumplir’ cuando tienen una cita”, dice.

Belfort cuestiona que haya tan poco cuidado para la venta de este tipo de medicamentos. “Todos los que recurren a estos medicamentos primero deberían hacerse un control cardiológico y urológico, porque muchos problemas sexuales se deben a la dieta, puede tapar las venas y arterias del pene, no solo del corazón. Hay personas para las que está totalmente contraindicado. Como son productos comerciales se venden en todas partes, eso es algo que difícilmente se controla, no está bien que se distribuya directamente, tendría que ser con receta”, opina.

Según Vicente Gutiérrez, los que padecen presión baja corren riesgo incluso de llegar a arritmias o paros cardiacos. “A los de presión alta les puede disminuir la irrigación coronaria y producir infarto”, finaliza.


“Beneficia a los mayores, pero no a los más jóvenes”
Fidelia Calderón dueña de Farmacia San Luis
No es lo mismo sildenafilo que tadalafilo, son distintas moléculas. El Viagra es en base al genérico (nombre químico) sildenafilo y el laboratorio que lo produce es Pfizer, Viagra es el nombre comercial con el que se distribuye.

Como farmacéutica mi opinión es que siempre debe preguntarse quién va a tomar, si tiene prescripción, pero la gente se molesta y, como lo consiguen fácilmente, se van a otro lado.

Hay que hacer un llamado de atención a las autoridades para que velen por las normativas de prescripción; estos medicamentos pueden ser inofensivos, pero a la larga tiene contraindicaciones. Por ejemplo, personas con presión baja no pueden tomar, ni debería ser consumido por jóvenes menores de 18 años, que encima combinan con bebidas alcohólicas y energizantes, hay mucho que hablar del tema.

El Viagra al comienzo no se vendía por la vía legal y la gente se hacía traer con amigos, en ese tiempo se conseguía la tableta en 10 dólares y el frasquito venía de 30 tabletas, por el que pagaban 300 dólares. Después se legalizó la venta, se normalizó la adquisición y fueron apareciendo otras marcas que tienen bastante demanda, y entre medio la molécula taladafilo, que viene con otros nombres, y que tiene el mismo efecto farmacológico. Por ejemplo, el taladafilo de 5 mg lo ocupan los endocrinólogos en pacientes diabéticos que pierden funciones sexuales por diversos factores, con eso les dan un estímulo, pero ese es otro tema.

Desde mi experiencia, la mayoría de la población consumidora compra el de Bs 5 que hay en diferentes variedades, y creo que hasta en Bs 3 hay, son productos paraguayos, peruanos que llegan muy baratos, seguramente tienen menores costos de producción.

Había jóvenes que ni habían nacido cuando apareció el Viagra. Para las personas mayores puede ser muy valioso y beneficioso su aporte farmacológico, pero no así para los jóvenes, que han desvirtuado su utilidad, a no ser que el médico prescriba.

Jóvenes. Son los mayores consumidores, a pesar de no necesitarlo
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