La  población de sudeste asiático desarrolló la capacidad para sumergirse en el mar con nada más que un par de pesas y gafas de madera tradicionales por más de cinco minutos

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20 de abril de 2018, 9:26 AM
20 de abril de 2018, 9:26 AM

Los Bajau, habitantes de Malasia y Filipinas, se caracterizan por sus habilidades de caza. Los habitantes de estas comunidades logran bucear sin equipos especiales, trabajando en turnos de hasta ocho horas buscando peces para el sustento de sus familias. 

Sus sesiones subacuáticas pueden durar hasta dos minutos seguidos, acumulando diariamente hasta cinco horas conteniendo la respiración.

Un nuevo estudio afirma que estas hazañas no son el resultado de entrenamiento, sino un buen ejemplo de cómo trabaja la selección natural, que en este caso dotó a los bajau con una complexión y órganos distintos.

Por más de 1000 años, los Bajau, conocidos como "nómadas del mar", han atravesado los mares en las casas flotantes, buscando comida buceando libremente con lanzas.

Como resultado, la  población de sudeste asiático desarrolló la capacidad para sumergirse en el mar con nada más que un par de pesas y gafas de madera tradicionales.

Buscando entender cómo los "nómadas del mar" logran esas hazañas, los científicos la evidencia que muestra que los bazos (no brazos) son más grandes en Bajau, una adaptación que les permite bucear por más tiempo.

Es la primera vez que la evolución del buceo se ha demostrado en humanos.

"No hay mucha información sobre el bazo humano en términos de fisiología y genética", dijo la doctora Melissa Ilardo, quien realizó el estudio mientras era candidata a doctorado en la Universidad de Copenhague.

"Pero sabemos que las focas de buceo profundo, como el sello de Weddell, tienen bazos desproporcionadamente grandesPensé que si la selección natural  actuaba en los sellos para darles un bazo más grande, podría hacer lo mismo en los humanos", expuso.

Ilardo documentó su estudio presentado en Dinamarca

Ilardo visitó una comunidad de Bajau que vive en el pueblo de Jaya Bakti, cerca de la isla indonesia de Sulawesi.

 

La población estaba interesada en aprender sobre su herencia genética, y la doctora usó una máquina de ultrasonido portátil para medir el tamaño del bazo en 59 Bajau.

Luego midió el tamaño del bazo en 34 personas de un pueblo vecino habitado por personas que no pertenecían a Bajau, por lo que pudo hacer una comparación.

Cuando llevó sus datos a Dinamarca para analizarlos descubrió que la gente de Bajau tenía bazos un 50% más grandes que sus vecinos

Spleens están involucrados en la llamada "respuesta de buceo humano". Cuando un cuerpo se sumerge en agua fría, la frecuencia cardíaca disminuye, los vasos sanguíneos en las extremidades se contraen y el bazo se contrae.

Esta contracción inyecta un chorro de células sanguíneas ricas en oxígeno adicionales en la circulación, lo que permite que el cuerpo sobreviva durante más tiempo. 

El Dr. Ilardo y sus colaboradores estimaron que los bazos agrandados de Bajau podrían proporcionarles alrededor de un 10% más de células sanguíneas que a alguien con un bazo de tamaño normal.

Esta es la primera adaptación para el buceo que se haya observado en humanos. El trabajo previo parecía mostrar que los niños nómadas del mar tenían una vista submarina superior, pero esos resultados han sido desaprobados.

A pesar de haber advertido inicialmente al Dr. Ilardo que no debía realizar el trabajo debido a la probabilidad de que no encontrara resultados significativos, sus supervisores, el profesor Eske Willerslev y el profesor Rasmus Nielsen, piensan que sus hallazgos son importantes por varias razones.

"La mayoría de estas poblaciones están completamente poco estudiadas, y creo que hay un gran beneficio, no solo para ellos, sino también para el resto de la humanidad al prestarles realmente atención", dijo uno de los científicos.