Planeta. Un estudio de la Universidad de Leeds alerta de que la sostenibilidad de los recursos alcanza apenas para las metas más básicas de desarrollo y sugiere “cambios radicales” de modelo

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11 de febrero de 2018, 4:00 AM
11 de febrero de 2018, 4:00 AM

En términos de desarrollo, se suele evaluar el desempeño de cada país en función de la satisfacción de las necesidades básicas de sus ciudadanos. Se concluye que mejor está un país cuanto mejor viven sus habitantes, y constantemente, la cobertura de algunas metas de bienestar da paso a nuevas, más sofisticadas y que demandan más recursos para su realización. La pregunta obvia es ¿dónde está el punto de equilibrio entre la cobertura de toda la escala de necesidades humanas y la disponibilidad de recursos en el planeta? Un estudio de la Universidad inglesa de Leeds ha llegado a la sombría conclusión de que ningún país cumple actualmente con las necesidades básicas de sus ciudadanos a un nivel global sostenible del uso de recursos, señala la revista Nature Sustainability en su edición de esta semana. 

 

La investigación es la primera que logra cuantificar la denominada sostenibilidad del uso de recursos nacionales en relación con el cumplimiento de las necesidades básicas humanas y toma como base la situación de las poblaciones de 151 de los 194 países reconocidos internacionalmente.


“Casi todo lo que hacemos, desde cenar hasta buscar por internet, usa recursos de alguna manera, pero los vínculos entre el uso de recursos y el bienestar humano no siempre son visibles”, afirmó el principal autor del análisis, Daniel O'Neill, del Instituto de Investigación de Sostenibilidad de Leeds.

 

Consumo y bosques
“Hemos evaluado las relaciones internacionales entre la sostenibilidad del uso de recursos y el alcance de algunos de los principales objetivos sociales, y hemos descubierto que las necesidades básicas, como la nutrición, la higiene y la eliminación de la pobreza extrema, pueden casi ser alcanzadas en todos los países sin exceder los límites medioambientales globales”, agregó.


“Desafortunadamente, no sucede lo mismo en relación con objetivos sociales que van más allá de la subsistencia básica, como la educación secundaria y la alta satisfacción de vida", indicó.


Un ejemplo a grandes rasgos lo dan los resultadosd e otro estudio, publicado días atrás por el Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (Inesad) sobre el ritmo de deforestación de Bolivia.  Citada por el sitio www.scidev.net, la investigadora Lykke Andersenasegura que sólo tres países tienen un ritmo de deforestación per cápita más intenso que el de Bolivia: Botswana, Paraguay y Namibia.


Ese dato se apoya en una estimación realizada por la fundación alemana Friedrich Ebert Stiftung (FES), que calculó que en 2010, Bolivia tanto las actividades agrícolas legales como la tala ilegal consumían unas 350.000 hectáreas de bosques cada año, lo que representa alrededor de 320 metros cuadrados por persona. 

 

Cambios radicales
Otro de los autores del estudio de Leeds, Andrew Fanning, dijo que el análisis sugiere que “algunos de los objetivos de desarrollo de las Naciones Unidas, como el combate del cambio climático y su impacto, pueden quedar perjudicados al perseguir otros objetivos, sobre todo los centrados en el crecimiento y los altos niveles de bienestar humano”.


“Si bien naciones ricas como Estados Unidos y el Reino Unido satisfacen las necesidades básicas de sus ciudadanos, lo hacen a un nivel del uso de recursos que va más allá de lo que es globalmente sostenible. En contraste, los países que están usando recursos a un nivel sostenible, como Sri Lanka, no cumplen con las necesidades básicas de su población”, indicó William Lamb, otro de los expertos.


La investigadora Julia Steinberger, de la Escuela de la Tierra y Medioambiente, también de la universidad de Leeds, señaló que es necesario hacer “cambios radicales” si toda la población quiere vivir bien dentro de los límites de preservación del planeta.


Esto incluye cambiar rápidamente de combustibles fósiles a energías renovables y reducir considerablemente las desigualdades, afirma. 

El planeta está plagado de impactos ambientales como el de este extenso vertedero de basura o esta tortuga, deformada por plástico