En los tres últimos años, solo hubo una capacitación cuando se requiere al menos una cada dos meses”

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4 de octubre de 2018, 15:54 PM
4 de octubre de 2018, 15:54 PM

Cuando está a punto de arrancar la segunda ronda del torneo Clausura de la División Profesional y hay mucho por jugarse en los dos extremos de las posiciones, el arbitraje se encuentra, una vez más, en el ojo de la tormenta. Esto, a raíz de cuestionadas actuaciones en las últimas fechas y por los perjuicios que, a voz en cuello, han reclamado algunos clubes que se sienten afectados por fallos arbitrales y tras los cuales incluso creen ver una ‘mano negra’ que afecta sus intereses. Los malos arbitrajes y la ‘mano negra’ son denunciados también en los campeonatos de otras divisiones de rango menor como la Copa Simón Bolívar.

Uno de los clubes demandantes es Guabirá, que ha arremetido duramente contra el juez Juan Nelio García, al que atribuye su reciente derrota a manos de Sport Boys. En una inédita conferencia de prensa, el DT Víctor Hugo ‘Tucho’ Antelo y sus jugadores denunciaron el perjuicio por los fallos y el hostigamiento de los árbitros. Por su parte, el presidente ‘azucarero’, Rafael Paz, lanzó públicamente una advertencia inquietante: su club no se responsabilizará por lo que les pueda suceder a los árbitros ‘si dirigen mal’ a los rojos norteños en sus próximas presentaciones. Aun entendiendo la bronca de Paz, la suya es una actitud poco reflexiva y responsable porque deja en suspenso las garantías que de los clubes requiere la función arbitral y que, al exacerbar el sentimiento de malestar del hincha puede derivar en desbordes violentos con siempre imprevisibles consecuencias.

El ahora cuestionado Juan Nelio García, es oportuno hacerlo notar, es uno de los tres jueces ‘capacitados’ para dirigir los encuentros del fútbol profesional boliviano. Se necesitan 12 árbitros para dirigir a los 14 equipos. Tras asumir la evidente escasez de jueces debidamente preparados, uno de los ejecutivos de la Comisión Superior de Árbitros reveló que, en los tres últimos años, solo hubo una capacitación cuando se requiere al menos una cada dos meses y que, para corregir el problema, entre octubre y noviembre, habrá tres cursos FIFA buscando mejorar el nivel de los árbitros.

No hay nada nuevo bajo el sol. Un análisis sereno permite concluir, sin mucho esfuerzo, que la prolongada y profunda crisis arbitral en el fútbol boliviano es estructural y se explica, sin necesidad de rasgarse las vestiduras, con la falta de líneas de acción definidas para mejorar su nivel, con los oscuros juegos de intereses y/o los ‘padrinazgos’ que, de yapa, concurren en una escasa promoción de árbitros y, por si fuera poco, en su pobrísima capacitación. Tarea pendiente que bajo la nueva administración de la FBF debe encararse prioritariamente con seriedad y continuidad. No hay otra fórmula posible para la solución del problema expuesto.

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